M. Klein: ANÁLISIS TEMPRANO: La resistencia del niño al esclarecimiento sexual (segunda parte)

 ANÁLISIS TEMPRANO La resistencia del niño al esclarecimiento sexual

Relató otra fantasía, aunque nueve meses después, en la que el útero figuraba como una casa completamente amueblada, el estómago particularmente estaba muy equipado e incluso tenía bañera y jabonera. El mismo comentó sobre su fantasía: «Yo sé que no es realmente así, pero lo veo así.» Después de esta elaboración y reconocimiento de los procesos reales, apareció muy en primer plano el complejo de Edipo. Doy como ejemplo la siguiente fantasía onírica que me relató tres días después de la conversación precedente y que en parte le interpreté. Empieza con la descripción de un sueño. «Había un gran motor que parecía igual a un tren eléctrico. También tenía asientos y había un motorcito que corría junto con el grande. Podía abrirse el techo y cerrarlo cuando llovía. Entonces los motores siguieron corriendo y se encontraron con un tren eléctrico y lo chocaron. Entonces el motor grande se fue arriba del tren eléctrico y llevó al pequeño tras él. Y entonces todos se juntaron, el tren eléctrico y los dos motores. El tren eléctrico también tenía una biela. ¿Sabes lo que quiero decir? El motor grande tenía una cosa hermosa y grande de plata y bronce, y el chiquito tenía algo parecido a dos ganchitos. El pequeño estaba entre el tren eléctrico y el motor. Después subieron a una montaña alta y bajaron rápidamente. Los motores se quedaron ahí también a la noche. Cuando venían trenes eléctricos los chocaban y si alguno hacía así (con un brazo) retrocedían en seguida.» (Le explico que el motor grande es su papá, el coche eléctrico su mamá y el motorcito él mismo, y que él se ha puesto entre papá y mamá porque le gustaría mucho apartar a papá del todo y quedarse solo con su mamá y hacer con ella lo que sólo a papá le está permitido hacer.) Después de una ligera vacilación, está de acuerdo pero continúa rápidamente: «El motor grande y el chico se fueron entonces, estaban en su casa, miraban por la ventana, era una ventana muy grande. Entonces llegaron dos motores grandes. Uno era el abuelo, el otro era papá. La abuela no estaba allí, estaba (duda un momento y parece muy solemne)… estaba muerta» (me mira, pero como yo no hago ningún gesto, continúa): «Y entonces todos bajaron de la montaña juntos. Un chofer abrió las puertas con su pie; el otro abrió con sus pies la cosa que uno da vuelta» (manija). «Un chofer se sentía mal, era el abuelo» (otra vez me mira interrogativamente pero al ver que no hago gestos continúa). El otro chofer le dice «Sucia bestia, ¿quieres que te encajone las orejas?, te pegaré en seguida» (le pregunto quién era el otro chofer), él dice «Yo. Y entonces nuestros soldados los tiran a todos; eran todos soldados; y rompen el motor y le pegan a él y le ensucian la cara con carbón y también le ponen carbón en la boca», (reasegurando) «pensó que era una masita, sabes, y por eso la tomó, y era carbón. Después todos eran soldados y yo era el oficial. Tenía unos hermosos uniformes, y (se pone firme) yo me ponía así, y entonces todos me seguían. Le sacaban la escopeta; sólo podía caminar así» (aquí se dobla). Continúa bondadosamente «entonces los soldados le daban una condecoración y una bayoneta porque le habían sacado la escopeta. Yo era el oficial y mamá era la enfermera (en sus juegos la enfermera es siempre la esposa del oficial) y Karl y Lene y Anna (su hermano y sus hermanas) eran mis hijos y teníamos una hermosa casa también -se parecía de afuera a la casa del rey- (28); no estaba del todo terminada; no había puertas y el techo todavía no estaba pero era hermosa. Hicimos nosotros mismos lo que faltaba» (acepta ahora mi interpretación del significado de la casa no terminada, etc., sin particular dificultad). «El jardín era muy hermoso, estaba encima del techo. Yo siempre buscaba una escalera para subirme a él. De cualquier modo yo siempre me las arreglaba bastante bien para llegar hasta ahí, pero tenia que ayudar a Karl, Lene y Anna. El comedor también era muy lindo y en él crecían árboles y flores. No importa, es muy fácil, pones un poco de tierra y entonces las cosas crecen. Entonces el abuelo venía al jardín muy despacio, así (imita otra vez el paso peculiar), tenía una pala en la mano y quería enterrar algo. Entonces los soldados le disparan tiros y (otra vez parece muy solemne) se muere.» Después de hablar un largo rato de dos reyes ciegos de los que él mismo dice que uno es su papá y el otro es el papá de su mamá, relata: «El rey tenía zapatos tan grandes como para llegar hasta América, te podías meter dentro de ellos y había mucho lugar. A los bebés de largas ropas los acostaban en ellos a la noche.» Después de esta fantasía aumentó el placer de jugar y se tomó permanente. Jugaba solo ahora durante horas con el mismo monto de placer que le daba relatar estas fantasías (29). También decía directamente: «Ahora jugaré a lo que te conté» o «No contaré esto sino que lo jugaré». Así como las fantasías inconscientes se expresan generalmente en los juegos, parece probable que en este caso, como sin duda en otros casos similares, la inhibición de la fantasía era la causa de la inhibición del juego, y ambas desaparecieron simultáneamente. Observé que los juegos y actividades en que se ocupaba previamente pasaron a segundo plano. Me refiero especialmente al juego interminable de «chofer, cochero, etc.», que había consistido generalmente en empujar bancos, sillas o una caja, uno contra otro y sentarse sobre ellos. Tampoco nunca había dejado de correr a la ventana siempre que oía pasar un vehículo y se apenaba mucho si dejaba de ver uno. Podía pasar horas frente a la ventana o en la puerta principalmente para mirar a los carruajes que pasaban. La vehemencia y dedicación con que realizaba estas ocupaciones me llevaron a considerarlas de naturaleza compulsiva (30). Últimamente, cuando mostraba tan marcado aburrimiento, también había abandonado este sustituto del juego. Cuando, en una oportunidad y para buscarle una ocupación, se lo impulsó a hacer un carruaje de otra forma y se le dijo que esto sería muy interesante, replicó: «Nada es interesante.» Cuando, simultáneamente con fantasear se le dio por jugar, o más exactamente, hizo realmente su primera iniciación en el juego, algunos de sus juegos (que él principalmente tramaba con la ayuda de figuritas, animales, personas, carros y ladrillos) consistían, es cierto, en paseos y cambios de casa; pero éstos sólo constituían una parte de su juego, que llevaba a cabo en las formas más variadas y con un poderoso desarrollo de la fantasía, que nunca antes había mostrado. Usualmente terminaban al final en luchas entre indios, ladrones o campesinos por una parte y soldados por la otra y estos últimos eran siempre representados por él mismo y sus tropas. Al final de la guerra se mencionó, cuando el padre dejó de ser un soldado, que había abandonado su uniforme y equipo. El niño se impresionó mucho por esto, especialmente por la idea de devolver la bayoneta y el rifle. Inmediatamente después jugó a que los campesinos venían a robarle algo a los soldados. Pero los soldados los maltrataban horriblemente y los mataban. El día después de la fantasía del motor jugó al siguiente juego, que me explicó: «Los soldados ponen preso a un indio. El reconoce que fue malo con ellos. Ellos dicen: ‘Sabemos que fuiste todavía más malo.’ Le escupen, le hacen pipí y ‘caca’ encima, lo ponen en el retrete y hacen todo encima de él. El grita y el pipí va a parar a su boca. Un soldado se va y otro le pregunta: ‘¿Adónde vas?’ A buscar estiércol para tirarle. El hombre malo hace pipí en una pala y se lo tiran a la cara.» Ante mi pregunta de qué era exactamente lo que había hecho replicó: «Era malo, no nos dejaba ir al retrete y hacerlo allí.» Relata después que en el retrete, junto con la persona mala que habían puesto allí, hay dos personas haciendo obras de arte. En esta época repetidamente se dirigía al papel higiénico con el que se limpiaba después de haber defecado, en forma burlona: «Mi querido señor, tenga la bondad de comérselo.» En contestación a una pregunta dice que el papel es el diablo que se va a comer la «caca». Otra vez relata: «Un caballero perdió su corbata y la busca mucho, por fin la encuentra.» Otra vez relató que le habían cortado el cuello y los pies al diablo. El cuello sólo podía caminar cuando se le habían dado pies. Ahora el diablo sólo podía estar acostado, ya no podía ir por el camino. Entonces la gente creyó que se había muerto. Y una vez él miró por la ventana; alguien lo sostenía, un soldado, que lo empujó fuera de la ventana, y entonces se murió. Me pareció que esta fantasía explicaba un temor (inusitado en él) que había aparecido pocas semanas antes. Estaba mirando por la ventana y la sirvienta estaba parada detrás de él y lo sostenía: manifestó miedo y sólo se tranquilizó cuando la muchacha lo dejó solo. En una fantasía subsiguiente el miedo se mostró como la proyección de sus deseos agresivos inconscientes (31) en un juego en que un oficial enemigo es muerto, maltratado y después resucita. Al preguntarle quién es ahora, contesta «Soy papá, por supuesto», entonces todos se vuelven amistosos con él y él dice (aquí la voz de Fritz se hace muy suave): «Sí, tú eres papá, entonces por favor ven aquí»; en otra fantasía en la que, del mismo modo, un capitán resucita después de las más variadas torturas que incluían el pegarle e insultarle, relata que después de eso fue muy bueno con él y agrega: «Sólo le devolví lo que él me había hecho, y después no estuve más enojado con él. Si no se lo hubiera devuelto estaría enojado.» Ahora le gusta mucho jugar con pasta y dice que cocina en el retrete (32). (El retrete es una cajita de cartón con una hendidura, que usa en sus juegos.) Mientras jugaba me mostró una vez dos soldados y una enfermera y dijo que eran él mismo, su hermano y su mamá. Al preguntarle yo cuál de los dos era él, dijo: «El que tiene algo que pincha allí soy yo.» Le pregunto qué hay allí que pinche. El dice: «Un pipí» «¿Y eso pincha?», él dice: «No en el juego, sino realmente; no, me equivoqué, no realmente sino que en el juego». Relató cada vez más fantasías, múltiples y extensas, con frecuencia sobre el diablo pero también sobre el capitán, indios, ladrones y animales salvajes, hacia los que se demostraba claramente su sadismo tanto en su fantasía como en los juegos que la acompañaban, y también por otra parte sus deseos asociados a la madre. Describe a menudo cómo ha sacado los ojos, o cortado la lengua del diablo, o del oficial enemigo o del rey, e incluso posee una escopeta que puede morder como un animal acuático. Cada vez se hace más fuerte y poderoso, no hay forma de matarlo, dice repetidamente que su cañón es tan grande que llega al cielo. No consideré necesario hacer más interpretaciones y por consiguiente en esta época ocasionalmente y en forma de sugerencia hacía consciente algún punto. Además, tuve la impresión, por la dirección de sus fantasías y juego y por observaciones ocasionales, que parte de sus complejos se habían vuelto para él conscientes o por lo menos preconscientes, y consideré que esto bastaba. Así, una vez observó, cuando estaba sentado en el dormitorio, que iba a hacer bollos. Cuando su madre, poniéndose a su altura, dijo: «Bueno, hazlos rápidamente», él observó: «Estás contenta si tengo bastante pasta» y agregó en seguida: «Dije pasta en vez de ‘caca’. ¡Qué listo soy!»; observó cuando hubo hecho: «Hice una persona tan grande. Si alguien me diera bastante pasta podría hacer una persona con ella. Sólo necesito algo puntiagudo para sus ojos y sus botones.» Habían pasado aproximadamente dos meses desde que empecé a darle ocasionales interpretaciones. Entonces se interrumpieron mis observaciones por un intervalo de más de dos meses. Durante este tiempo la angustia (miedo) hizo su aparición; esto ya lo presagiaba su rechazo, al jugar con otros niños, a proseguir su juego tan apreciado últimamente, de ladrones e indios. Excepto por un tiempo en el que había tenido terrores nocturnos entre los dos y tres años, aparentemente nunca había sido presa del miedo, o por lo menos no se hablan observado indicaciones de esto. Por consiguiente, la angustia que ahora se revelaba puede haber sido uno de los síntomas puestos de manifiesto por el progreso del análisis. Probablemente también se debía a sus intentos de reprimir más cosas que se estaban haciendo conscientes. La aparición del miedo la precipitó probablemente el relato de los cuentos de Grimm, que últimamente le atraían mucho, y que le producían miedo (33). El hecho de que su madre estuviera indispuesta durante unas semanas e incapacitada para ocuparse mucho del niño, que estaba muy acostumbrado a ella, facilitó probablemente la conversión de libido en angustia y puede haber tenido que ver con ella. Manifestaba principalmente miedo antes de dormirse, lo que constituía ahora todo un trabajo, y también en ocasionales sobresaltos durante el sueño. Pero también de otras formas pudo observarse un retroceso. Había disminuido mucho su costumbre de jugar solo y de contar cuentos, estaba tan empeñado en aprender a leer que resultaba exagerado, porque frecuentemente quería aprender durante horas, de un tirón, y practicaba constantemente. También estaba mucho más intratable y mucho menos alegre. Cuando nuevamente tuve oportunidad (aunque ocasional) de ocuparme del niño, obtuve de él y contrariamente a lo que antes había. sucedido, contra muy fuertes resistencias, el relato de un sueño que lo había asustado mucho y del que aún estaba asustado, incluso de día. Había estado mirando libros de grabados con jinetes en ellos y el libro se abrió y dos hombres salieron de él. El, su hermano y sus hermanas se aferraron a la madre y querían escaparse. Llegaron a la puerta de una casa y allí una mujer les dijo: «No pueden esconderse aquí.» Pero de cualquier modo se escondieron para que los hombres no pudieran encontrarlos. Me contó este sueño a pesar de grandes resistencias que aumentaron tanto cuando empecé la interpretación, que para no sobreestimularlas, la hice muy corta e incompleta. Conseguí pocas ideas asociadas, únicamente que los hombres tenían palos, escopetas y bayonetas en sus manos. Cuando le expliqué que esto significaba el gran pipi de su padre que él tanto desea como teme, contestó que «las armas eran duras y en cambio el pipi es blando». Le expliqué que sin embargo el pipí también se pone duro justo en relación lo que él mismo quiere hacer, y aceptó la interpretación sin mayor resistencia. Relató después que le pareció algo así como uno de los hombres se había metido en el otro, ¡y quedaba sólo uno! Indudablemente el componente homosexual, hasta entonces poco advertido, se estaba poniendo ahora en primer plano, como lo demuestran también los sueños y fantasías siguientes. He aquí otro sueño que sin embargo no estaba asociado con sentimientos de temor. Por todas partes, detrás de los espejos, puertas, etc., había lobos con largas lenguas colgando. Les disparó tiros a todos y murieron. El no tenía miedo porque era más fuerte que ellos. Las fantasías siguientes también se relacionaban con lobos. Una vez cuando de nuevo estaba asustado antes de dormirse, dijo que se había asustado del agujero en la pared por el que se colaba la luz (una abertura en la pared, para la calefacción), porque también parecía un agujero en el cielo raso, y un hombre podía con una escalera subir desde allí hasta el techo. También habló de si el diablo no se sentaba en el agujero de la estufa. Contó que había visto lo siguiente en un libro de láminas. Una señora está en la habitación de él. De repente ella ve que el diablo está sentado en el agujero de la estufa y asoma la cola. En el curso de sus asociaciones se revela que temía que el hombre con la escalera pudiera pisarlo y dañarlo en el vientre, y finalmente reconoce que tenía miedo por su pipi. No mucho después escuché la expresión, ahora muy poco frecuente, de «frío en la barriga». En una conversación sobre el estómago y la barriga en conexión con esto, relató la siguiente fantasía: «Hay una habitación en el estómago, con mesas y sillas. Alguien se sienta en una silla y pone la cabeza sobre la mesa y entonces se cae toda la casa, el cielo raso al suelo, también se cae la mesa y la casa.» A mi pregunta: «¿Quién es ese alguien y cómo llegó a meterse ahí dentro?», contesta: «Un palito llegó a través del pipi hasta la barriga y hasta el estómago en esa forma.» En este caso, tuvo poca resistencia a mi interpretación. Le dije que él se había imaginado a sí mismo en el lugar de su mamá y quería que su papá hiciera con él lo que hace con ella. Pero tiene miedo (como imagina que su mamá también tiene miedo) de que si este palo -el pipi de papá- se mete en su pipi él quedará lastimado, y después dentro de su barriga, en su estómago, todo quedará destruido también. Otra vez me contó el miedo que tenía ante un cuento de Grimm en especial. Era el cuento de una bruja que ofrece a un hombre comida envenenada, éste se la da a su caballo, que muere a causa de ella. El niño dijo que tenía miedo de las brujas porque de cualquier modo podía ser que no fuera cierto lo que se le había dicho que no había realmente brujas. Hay reinas también que son hermosas pero que también son brujas, y a él le gustaría mucho saber a qué se parece el veneno, si es sólido o líquido (34). Cuando le pregunté por qué tenía miedo de algo tan malo proveniente de su madre, qué le había hecho o deseado hacer a ella, admitió que cuando estaba enojado había deseado que tanto ella como el padre se murieran y que alguna vez había pensado para sí «sucia mamá». También reconoció que estaba enojado con ella cuando le prohibía que jugara con su pipi. En el curso de la conversación, apareció además que también tenía miedo de ser envenenado por un soldado, y además un soldado extraño, que lo vigilaba a él, a Fritz, desde el escaparate de un comercio cuando Fritz ponía su pie en un carro para saltar encima. En conexión con mi interpretación de que el soldado es su papá que lo castigará por sus traviesas intenciones de saltar al carro -su mamá- preguntó sobre el acto sexual mismo, lo que hasta entonces no había hecho. Cómo podía el hombre meter dentro su pipi -si papá querría hacer otro niño-, cuán grande debe ser uno para poder hacer un niño; si la tía podía hacerlo con mamá, etc. Una vez más la resistencia ha disminuido. Por empezar, antes de comenzar a relatar cosas pregunta alegremente si lo que le parece «horroroso» se volverá placentero para él; después que yo se lo haya explicado, como sucedió hasta entonces con las otras cosas. Dice también que ya no tiene miedo de las cosas que le he explicado ni cuando piensa en ellas. Desafortunadamente no se aclaró más el significado del veneno, ya que no pude obtener otras ideas asociadas a él. En general, la interpretación por medio de asociaciones fue sólo a veces afortunada; habitualmente las ideas subsiguientes, sueños e historias, explicaban y completaban lo que había aparecido antes.

Notas:

(28) Una vez cuando la madre le dijo cariñosamente «mi muñequito», él dijo: «diles
muñequita, a Lene o Anna, va mejor con una nena, pero a mi dime ‘mi querido reyecito´»
(29) En esta época hizo una mañana una «torre», como la llamó, con sus sábanas, trepó a ella y
anunció: «Ahora soy el deshollinador y estoy limpiando la chimenea».
(30) Se mantiene aún fuertemente el interés por vehículos, puertas, cerrajeros y cerraduras; por
consiguiente, sólo perdió su carácter compulsivo y dedicación exclusiva, de modo que también en este caso el análisis no afectó la represión útil sino que sólo superó la fuerza compulsiva.
(31) Hace poco, especialmente durante este período de observación, mostró en forma
ocasional, tanto en sus fantasías como en sus juegos, que se apartaba, alarmado, de su propia
agresividad. Decía a veces en medio de un juego excitante de ladrones e indios, que no quería
jugar más, que estaba asustado, y por cierto que al mismo tiempo mostraba un tremendo
esfuerzo para ser valiente. Además, en esa época, si se había golpeado decía: «Está bien, este
es el castigo porque me porté mal».
(32) Cuando pequeño le gustaba mucho durante un tiempo modelar en arena o tierra, pero no
por mucho tiempo ni persistentemente.
(33) Antes de que empezara el análisis tenia un fuerte rechazo a los cuentos de hadas de Grimm que, cuando mejoró, se convirtió en marcada preferencia
(34) Esta parece ser la razón por el interés que había manifestado recientemente en la pregunta
de por qué el agua es liquida, y en general por qué las cosas son sólidas y 1íquidas. La
angustia probablemente actuaba ya en este interés.

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