Biografía de PAULO FREIRE (1921-1997). Conclusión

PAULO FREIRE
(1921-1997)
Heinz-Peter Gerhardt

Conclusión
Debemos ante todo a Freire el haber concebido y experimentado un sistema de educación, así como una filosofía educativa, durante varios años de participación activa en América Latina.
Su labor se desarrolló ulteriormente en los Estados Unidos de América, Suiza, Guinea-Bissau,
Santo Tomé, Nicaragua y otros países del Tercer y del Primer Mundo. El interés educativo de
Freire se centra en las posibilidades humanas de creatividad y libertad en medio de estructuras
politico-económicas y culturales opresivas. Su objetivo es descubrir y aplicar soluciones
liberadoras por medio de la interacción y la transformación social, gracias al proceso de
“concientización”, definido como el proceso en virtud del cual el pueblo alcanza una mayor
conciencia, tanto de la realidad sociocultural que configura su vida como de su capacidad de
transformar esa realidad. Esto supone la praxis, entendida como la relación dialéctica entre la
acción y la reflexión. Freire propone un enfoque de la praxis de la educación en el que la
reflexión descansa en la acción y la reflexión crítica se basa en la práctica.
El sistema de educación y la concepción de la educación de Freire tienen sus orígenes
en múltiples corrientes filosóficas, como la fenomenología, el existencialismo, el personalismo
cristiano, el marxismo humanista y el hegelianismo, cuyo análisis detallado superaría el marco
del presente artículo. Freire participó en la introducción en el Brasil de doctrinas e ideas
europeas, que adaptó a las necesidades de una situación socioeconómica específica,
ampliándolas y centrándolas para abrir nuevas perspectivas incluso para los intelectuales y
pensadores de la educación de Europa y de América del Norte.
Mal que les pese a muchos universitarios tradicionalistas del Primer Mundo (Berger,
1974, pág. 136; Boston, 1972, pág. 87; London, 1973, pág. 56) su filosofía y “sistema” se han
vuelto tan corrientes y universales que los “temas generadores” que propuso han constituido el
centro de los debates sobre la pedagogía crítica durante los últimos 30 años (Torres, 1991,
pág. 5). Desde que se fue al exilio, el alcance de sus trabajos trascendió las fronteras del
Tercer Mundo (Schulze y Schulze, 1989; Dabisch y Schulze, 1991), contrariamente a los
reproches que le hacía Giroux todavía en 1981, quien sin embargo solía ser favorable al
enfoque de Freire (pág. 139).
Habida cuenta de que Freire trabajó en culturas educativas específicas y escribió acerca de ellas, existe el sentimiento de que sólo ha desarrollado las partes de su teoría que son
pertinentes para la situación social en que llevaba a cabo su labor, y que en consecuencia
“sólo” existe una síntesis de las perspectivas educativas que se refieren a dichas culturas, pero
no una verdadera sociología, o filosofía de la educación. Sus escritos guardan relación con sus
convicciones y no siempre están argumentados según los cánones universitarios tradicionales
(Jarris, 1987, pág. 278).
Su destino personal (exilio, prisión) contribuyó sin duda al clima místico que rodea su
obra. No obstante, ésta no posee un marco teórico sólido ni siempre se llevó a cabo y evaluó
de forma que permitiera una confirmación objetiva. Freire es una personalidad muy
carismática, con un talento singular para entender, tratar e interpretar situaciones y procesos
educativos. Desde que volvió del exilio, ha desarrollado su concepción de la educación en
múltiples entrevistas publicadas en numerosas revistas y libros (véase Freire, 1991a, b y c;
1985b; 1987; Freire y Guimarães, 1982; 1986; 1987).
No existe una presentación sistemática de su teoría a partir de ese periodo. Todavía es
preciso estudiar más a fondo la cuestión de si se puede llevar a cabo una labor radical de
educación en el marco de instituciones estatales o de proyectos financiados por el Estado.
Freire ha vivido diversas formas de opresión. Debería utilizarlas para formular su crítica y un
análisis institucional de las formas en que las ideologías dominantes y opresivas están
incorporadas en las normas, procedimientos y tradiciones de las instituciones y de los sistemas.
De este modo, debería continuar siendo el utopista que es, manteniendo su fe en la capacidad
del pueblo de expresar su opinión, y así volver a crear el mundo social que conduzca a una
sociedad más justa.

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