Biografía de PAULO FREIRE (1921-1997). De vuelta al Brasil

PAULO FREIRE
(1921-1997)
Heinz-Peter Gerhardt

De vuelta al Brasil

Freire llegó al Brasil cuando el Movimiento de Educación Popular, que había ayudado a
fundar en los primeros años del decenio de 1960, registraba un segundo periodo de influencia
en un momento de crisis económica que incitaba a los militares a ceder el poder. Freire tuvo
que “reaprender” su país, pero pronto descubrió a los mismos actores sociales en el decenio de 1960, aunque con un peso político diferente.
La clase trabajadora del Brasil, que durante el régimen militar (1964-1984) tuvo que
asumir la principal carga del “milagro brasileño” y que todavía sigue sufriendo la “crisis de la deuda del Brasil”, parecía mejor organizada y tenía proyectos políticos propios. Entre ellos figuraba la fundación de un nuevo partido político, el Partido de los Trabajadores (PT), del que Paulo Freire fue miembro fundador en 1980.
La clase media (que registraba considerables pérdidas de ingresos) volvió a
radicalizarse y se unió a la clase trabajadora, llegando a ser el sector más activo en el proceso
de recuperación de la democracia (1978-1984).
La mayor parte de la burguesía nacional había colaborado con el gobierno militar,
colaboración que ya había empezado antes de 1964 como consecuencia del ímpetu que
entonces registraba el movimiento popular. Una vez más, intentó desempeñar un papel
importante y más independiente en la economía y la política, aunque siempre vigilando de
cerca a sus homólogos internacionales, especialmente de los Estados Unidos de América.
Como había ocurrido en el decenio de 1950 y los primeros años del de 1960, la burguesía
nacional no tomó normalmente parte en la empresa educativa. Su ayuda consistió
principalmente en apoyo político y financiero. Hoy día los tres sectores sociales contribuyen a
su modo al Movimiento de Educación Popular del Brasil, remodelando su forma y definiendo
sus objetivos (Gerhardt, 1986).
La Universidad Católica de São Paulo y la Universidad del Estado de São Paulo en
Campinas ofrecieron a Freire un puesto de profesor en sus respectivos departamentos de educación. Pronto desarrolló actividades universitarias además de políticas. Así, por ejemplo, fue nombrado presidente de la Fundación Wilson Pinheiro, patrocinada por el PT. También participó en una pequeña organización de abnegados educadores, denominada “Varela”, que recordaba al IDAC de la primera época. Por medio de estas instituciones y organizaciones, Freire volvió a vincular el trabajo teórico con el práctico, como defiende en sus escritos. Las comunidades religiosas de base, las asociaciones de vecinos, el movimiento feminista y las asociaciones ecológicas, junto con el análisis de Freire, constituyen los fundamentos de la actual fase de transición del Brasil. Aunque pronto volvió a asumir una responsabilidad política presentándose como candidato del PT y, como en otra época, asesorando a las secretarías de educación de numerosas ciudades del Brasil, mantuvo su escepticismo sobre la posibilidad de superar las tendencias sectarias tanto en la derecha como en la izquierda. Los
partidos políticos no parecían capaces de colaborar estrechamente con los movimientos
sociales antes mencionados para hacer frente a las consecuencias del desempleo, la falta de
viviendas y la escasez de cuidados médicos o infraestructuras de educación. Volvió a abogar
por la “educación como práctica de la libertad” entre educadores y políticos dispuestos a
aceptar correr riesgos y adoptar iniciativas, a apostar en favor del futuro y el presente y a
considerar críticamente la situación actual (Freire, 1991c, pág. 32).
En las elecciones municipales de 1988, el Partido de los Trabajadores obtuvo la
mayoría en la ciudad de São Paulo. La nueva alcaldesa, Luiza Erundina de Sousa, nombró a
Paulo Freire Secretario de Educación, el 3 de enero de 1989 (Freire, 1991b). Freire dimitió
dos años después, el 27 de mayo de 1991, para reanudar sus actividades universitarias, sus
conferencias y para escribir. Le sucedió su ex jefe de gabinete, Mário Sérgio Cortella. El
Partido de los Trabajadores perdió las elecciones municipales de noviembre de 1992. En unos
comicios libres, un ex alcalde de São Paulo durante el régimen militar obtuvo la mayoría de
votos de una población compuesta principalmente por trabajadores, una cuarta parte de ellos
desempleados, y clase media. ¿Cómo pudo el proceso de concientización abocar a tan mal
resultado tras algunos años de administración de la educación “con el método Freire”? Torres (1991, pág. 36) al hacer balance analiza la situación de forma un tanto sibilina:
“Con gran frecuencia, la competencia técnica en el contexto de reformas educativas
políticamente viables y finalmente realizables se contrapone con los principios éticos derivados
de las creencias de justicia social y equidad para todos en el contexto de las democracias
políticas y económicas. En ocasiones los proyectos de reforma viables políticamente, basados
en una ética de simpatía democrática, carecen de competencia técnica, lo que hace inevitable el
fracaso. Por último, proyectos competentes técnicamente y correctos éticamente pueden no
ser fáciles o viables políticamente y permanecer en el reino de las ilusiones, los sueños o el
inconsciente de profesionales, maestros y políticos”.
Como 30 años antes, en Recife, la educación popular desarrollada dentro de los límites
de instituciones del Estado no consigue un resultado fructífero. Ello se debe esencialmente a las divergencias ideologías dentro del partido gobernante, a las dificultades que plantean las relaciones de trabajo entre el sector público y los movimientos sociales, a los conflictos inevitables entre la reforma económica y una superestructura que no ha cambiado (Secretaria Municipal de Educaçao, 1989) y la necesidad de “reinventar el poder” (Freire, 1975,
pág. 179). Incumbirá a otros educadores progresistas la tarea de continuar la labor emprendida
por Freire y su equipo de São Paulo.

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