Obras de S. Freud: Escritos breves. Carta a Georg Fuchs.(1931)

Carta a Georg Fuchs.(1931)
(Nota 1)
Luego de leer su carta sentí una ola de profunda simpatía, aunque pronto la frenaron dos
reflexiones: una dificultad interior y un obstáculo exterior. Una oración de su propio prefacio me
brinda una adecuada expresión de la primera: «Sin embargo, hay sin duda personas que tienen

Carta a Georg Fuchs.(1931)
(Nota 1)
Luego de leer su carta sentí una ola de profunda simpatía, aunque pronto la frenaron dos
reflexiones: una dificultad interior y un obstáculo exterior. Una oración de su propio prefacio me
brinda una adecuada expresión de la primera: «Sin embargo, hay sin duda personas que tienen
tan pobre opinión de la humanidad civilizada de hoy que niegan la existencia de una conciencia
mundial». Creo que yo soy una de esas personas. Por ejemplo, no podría suscribir la afirmación
de que el tratamiento que se le da a los prisioneros es una desgracia de nuestra civilización. Por
el contrario -me diría una voz-, está en perfecta armonía con nuestra civilización, es una
expresión necesaria de la brutalidad y falta de entendimiento que privan en la humanidad
civilizada de la época presente. Y si por algún milagro la gente se convenciera repentinamente
de que la reforma del sistema penal es la primera y más urgente tarea que tiene ante sí nuestra
civilización, ¿qué otra cosa resultaría de ello sino que la sociedad capitalista carece ahora de
los medios para afrontar el gasto que exigiría dicha reforma? La segunda dificultad, la exterior,
sale a luz en los pasajes de su carta en que usted me exalta como líder intelectual reconocido e
innovador cultural, y me atribuye el privilegio de ser oído por el mundo civilizado. Desearía que
así fuera, mi estimado señor: en tal caso no me rehusaría a su solicitud. Pero me parece que
soy persona ingrata, sino ingratissima, para los alemanes -y tanto para los cultos como para los
incultos-. Confío plenamente en que usted no habrá de pensar que yo me siento seriamente
agraviado por estos signos de desaprobación. Desde hace decenios he sido así de imprudente;
además, si lo midiéramos por su ejemplo, resultaría demasiado ridículo. Sólo menciono estas
trivialidades a fin de confirmarle que no soy un defensor conveniente para un libro que intenta avivar las simpatías de sus lectores en pro de una buena causa. Permítame agregar que su libro es conmovedor, noble, sensato y bueno.

Notas:
1- [Publicada en Georg Fuchs, Wir Zuchthäusler {Nosotros, los convictos}, Munich: Langen, 1931, págs. x-xi; traducida al inglés por K. R. Eissler en su artículo «A Hitherto Unnoticed Letter by Signiund Freud», Int. J. Psycho-Anal., 42 (1961), págs. 199-200.
La carta fue descubierta por el doctor Eissler, en cuyo artículo se describen con detalle las circunstancias en que Freud la escribió. Lo que sigue es un resumen de ello: Georg Fuchs (1868-1949) era un conocido crítico literario de Munich, ligado muy especialmente al teatro, Fue encarcelado por «agravios políticos» y escribió un voluminoso libro en que relataba sus experiencias como convicto. Antes de su publicación envió ejemplares a varias celebridades (entre ellas Ricarda Huch, Hermann Keyserling y Oswald Spengler, además de Freud), reproduciendo sus respuestas en el prefacio de la obra.]

{Esta carta apareció en el volumen 22 de la Standard Edition, págs. 251-2; allí, el propio Strachey consigna que por la fecha en que fue escrita correspondía incluirla en el volumcn anterior, pero que ello no fue posible porque tomó conocimiento de la carta cuando ese volumen ya estaba en prensa.  La presente traducción ha sido tomada de la versión inglesa de Strachey.}

Autor: psicopsi

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