Cómo determinar si es o no una crisis normal en el adolescente?

Una crisis siempre implica un sufrimiento que se evidencia con la aparición de angustia, de momentos de confusión y de desorganización.
Estas manifestaciones son esperables pero…  ¿Cuándo pensar que ese sufrimiento constituye algo que supera la crisis adolescente?
La angustia desbordante, que no puede ser procesada por medio de la palabra, se expresa a través de acciones que se llaman actuaciones (actings).
Las autoagresiones, lo desmedido, son alertas que los padres y los profesionales deben considerar. No pueden decir: “no importa, es una crisis adolescente”, sino que, hay que acompañar, estar alertas y atentos a aquello que los adolescentes expresan, envuelto en una visible pero a veces no tan manifiesta oposición.

En el adolescente el desorden evidenciado en el desalineo de su cuerpo y de los espacios cotidianos son expresión de la crisis, pero la magnitud de este desorden y otros elementos de su hacer nos pueden estar alertando sobre una depresión, cuya intensidad y procesos psíquicos comprometidos trasciende las elaboraciones propias de la adolescencia.
Seguramente aparecerán conflictos, a veces muchos e intensos, pero no necesariamente su presencia impedirá una interrelación positiva entre padres e hijos.
La inquietud, la preocupación y la ansiedad que genera la percepción de que algo está andando mal, muchas veces, nos pone frente a la necesidad de definir si se está tal vez frente a una situación fuera de control.
Situación que no siempre resulta fácil, teniendo en cuenta que en el contexto de la crisis normal de la adolescencia, la familia puede estar atravesando otras crisis normativas (nacimiento de otro hijo, muerte de los abuelos) o no normativas (divorcio, desocupación, muerte prematura de otro miembro de la familia).
Estas situaciones que parecen fuera de control pueden ser aparentes o verdaderas. Aparente: como crisis normal de adolescencia. Verdaderas: como Pérdida transitoria del control o la Falta absoluta del control parental.
La valoración clínica, en esencia, debe determinar en qué grado la conducta no deseada del adolescente no es más que un inadecuado manejo de la situación por parte de los padres.
Debemos tener en cuenta dos variables importantes:

1- Qué otras crisis vitales puede estar atravesando esta familia o este adolescente o aun la sociedad.

2- Qué es lo que pasa con ese adolescente y su universo.

Fuente: ¨Crisis normal de la adolescencia¨, artículos especiales (Servicio de Clínica Pediátrica, Departamento de Pediatría,Hospital Italiano de Buenos Aires)