Diccionario de psicología, letra P, Putnam James Jackson

Putnam James Jackson
(1846-1918) Médico y psicoanalista norteamericano
Pionero del psicoanálisis en los Estados Unidos, militante de la causa de las mujeres (y en
particular de su derecho a recibir una formación médica), James Jackson Putnam nació en
Boston y, lo mismo que el escritor Nathaniel Hawthorne (1804-1864), descendía de una ilustre
familia puritana de la Nueva Inglaterra, en otro tiempo instalada en Salem, lugar prominente de los
terrores sexuales y la caza de brujas. Educado en la confesión unitaria, negaba el pecado
original, pero, como lo ha subrayado el historiador Nathan G. Hale, aceptaba la realidad del mal, la
necesidad de una lucha moral y el juicio de Dios. Pensaba que el hombre alcanza toda su altura
en el esfuerzo por hacerse mejor y contribuir al progreso -definido como el «bien del mayor
número» y el «descubrimiento de la verdad»-. Esta concepción del progreso englobaba por igual
el conocimiento científico y las verdades no reconocidas.»
Estudió primero en la Harvard Medical School, y después viajó a Europa, donde fue alumno de
Theodor Meynert y Hughlings Jackson. Más tarde se dedicó a la neurología. Gracias a su amigo
William James (1877-1910), primer norteamericano que prestó atención a los Estudios sobre la
histeria, Putnam se volvió hacia el freudismo, convirtiéndose en uno de los protagonistas de la
escuela bostoniana de psicoterapia, junto a Josiah Royce, el mismo William James y muchos
otros.
A partir de 1880, al estudiar las neurosis traumáticas en enfermos de origen popular, observó
que los trastornos no eran de naturaleza fisiológica, sino que respondían a causas psicológicas.
De allí su interés por las tesis dinámicas de fines de siglo: hipnotismo, sugestión y psicoanálisis.
Con respecto a la teoría de la sexualidad, siempre tuvo reservas. Pero no la rechazó nunca, y
libró un combate valiente contra la moral sexual de la sociedad norteamericana, particularmente
represiva con quienes transgredían las leyes consideradas sagradas del matrimonio
monogámico, o se negaban a limitar el acto sexual a la procreación.
Espiritualista y moralista, Putnam no apreciaba el materialismo freudiano y recusaba el
biologismo, en beneficio de una teoría de la voluntad creadora. Por ello, en 1906 calificó de
conversión su adhesión a la doctrina vienesa, a la cual aportó todo el peso de su ideal religioso y
puritano. Sigmund Freud no compartía sus opiniones filosóficas y, en una carta del 8 de julio de 1915, a propósito de su libro Human Motives, le expuso lo que pensaba de la moral en general y de la moral sexual norteamericana en particular: «La moral sexual tal como la sociedad (y en el más alto grado la sociedad norteamericana) la define me parece extremadamente despreciable.

Cuando me pregunto por qué me he esforzado siempre en tener miramientos honestos con el
prójimo, y ser benévolo con él dentro de lo posible, y por qué no he renunciado al observar que
ese comportamiento es perjudicial [ … ], no encuentro verdaderamente ninguna respuesta [ … ].
Usted podría por lo tanto citar mi caso como prueba de su hipótesis de que estos impulsos son
una parte esencial de nuestra naturaleza.»
En 1908 Putnam conoció a Ernest Jones, entonces asistente de psiquiatría en Toronto, Canadá, y
diez meses más tarde asistió a las cinco conferencias que dio Freud en la Clark University de
Worcester, en presencia de William James, Adolf Meyer, Stanley Grandville Hall y el gran
antropólogo Franz Boas (1858-1942). Invitó entonces a Freud a hospedarse en su rancho de
Keene Valley, en los Adirondacks, en compañía de Sandor Ferenczi y Carl Gustav Jung. Sobre
este viaje un poco rudo al corazón de los paisajes tan bien descritos por Jack London
(1876-1916), Freud envió a su familia una carta humorística: «Uno se lava en una palangana,
bebe en grandes vasos como los de cerveza, etcétera. Pero, naturalmente, no falta nada, y
hemos descubierto que existen manuales especiales de camping para aprender a servirse de
todo ese equipamiento primitivo.»
A partir de 1909, Putnam mantuvo una correspondencia fluida con Freud y publicó cuarenta y
tres artículos (veintidós de los cuales versaban exclusivamente sobre psicoanálisis), que
desempeñaron un papel importante en la introducción del freudismo en el suelo norteamericano,
sobre todo en el ámbito médico. Por otra parte, Putriam continuó ocupándose de la neurología
mientras practicaba el psicoanálisis con una veintena de pacientes que sufrían neurosis de
angustia, histeria y trastornos obsesivos.
En 1911, a los 65 años, atravesó el Atlántico, en viaje a Weimar, con motivo del Congreso de la
International Psychoanalytical Association (IPA). En el camino se detuvo en Zurich, donde Freud,
albergado por Jung, lo recibió para una cura psicoanalítica de unas seis horas. La amistad que
unía a estos dos hombres en el respeto de sus divergencias duró aún algunos años. En todo
caso, da testimonio de una especie de edad de oro del psicoanálisis, en la que las relaciones
conflictivas no se volcaban necesariamente a la lucha institucional.
El idealismo de Putnam estaba demasiado cerca de la mentalidad de viejo trampero higienista, y
no podía imponerse como componente principal del movimiento psicoanalítico norteamericano,
entonces en plena expansión. En 1911 Putnam se incorporó como miembro a la American
Psychoanalytic Association (APsaA)
, creada un año después de la fundación de la IPA. En 1914
precidió los destinos de la Boston Psychoanalytic Society (BoPS). Para ese entonces la época
heroica ya había pasado, y fue un nuevo actor, Abraham Arden Brill, quien inclinó el movimiento
norteamericano hacia su segunda componente: el pragmatismo adaptativo.