Diccionario de psicología, letra R, Riviere Joan, nacida Verrail (1883-1962)

Riviere Joan, nacida Verrail
(1883-1962)
. Psicoanalista inglesa

Proveniente de la gran burguesía intelectual inglesa y vinculada con el grupo de Bloomsbury,
Joan Riviere era una belleza melancólica y victoriana. Elegante y refinada, hacía gala de un
orgullo aristocrático, pero sufría de insomnio, migraña, angustia, y no cesaba de desvalorizarse:
«Ella no soporta los elogios -dijo Sigmund Freud– y tampoco acepta las debilidades, la censura o
el rechazo».
Después de varias internaciones en casas de salud, entró en análisis con Ernest Jones y tuvo
una relación amorosa con él. La cura se desarrolló en una atmósfera difícil. En 1919 la joven
participó en la fundación de la British Psychoanalytical Society (BPS). Después, por consejo de
Jones, con quien estaba en conflicto, viajó a Viena para emprender otra cura con Freud. Jones
se sentía rebajado por ella, y la consideraba una mujer altanera. No obstante, la presentó a
Freud de manera positiva: «Es una traductora muy valiosa [ … ] y creo que comprende el
psicoanálisis mejor que cualquiera de nuestros miembros, quizá con la excepción de Flugel.
Su perfecto conocimiento de los idiomas alemán e inglés, y su gusto por la literatura, hicieron de
ella una traductora ideal de la obra de Freud. Y cuando ese trabajo se le asignó a James
Strachey, ella lo ayudó y formó parte del comité encargado de realizar el glosario terminológico.
El análisis con Freud tuvo un efecto benéfico, aunque se desarrolló parcialmente al mismo tiempo que el de Anna Freud. Atenazada entre Anna, que tenía celos, y Jones, que no cesaba de criticarla y elogiarla al mismo tiempo, encontró una salida interesándose en los trabajos de Melanie Klein. Trató entonces, con tacto e inteligencia, de convencer a Freud de la justeza de las posiciones kleinianas sobre el psicoanálisis de niños. Freud se negó categóricamente a
escucharla, y defendió a su hija. No obstante, preocupado por no fracturar el movimiento
psicoanalítico, no tomó partido públicamente en el debate. Por ello tienen un gran interés las
cartas que intercambió con Joan Riviere, en particular la del 9 de octubre de 1927, en la cual
sostuvo que el análisis sin objetivo educativo corría el riesgo de destruir al niño, entregado de tal
modo a su ser pulsional, sin ningún sostén del lado del yo.
En 1929, en el marco de las grandes discusiones sobre la sexualidad femenina, Joan Riviere
redactó un hermoso artículo, en parte autobiográfico, sobre la naturaleza de la feminidad
moderna: «La feminidad como mascarada». Este texto se haría célebre. A partir de un caso, ella
demostraba que las mujeres intelectuales que habían logrado una integración social y una vida
conyugal y familiar perfectas estaban de algún modo condenadas a hacer ostentación de su
feminidad como una máscara, para disimular mejor su verdadero poder, y por lo tanto su
angustia.
Partidaria de Melanie Klein, supo conservar las distancias y nunca cedió a la idolatría.