Diccionario de psicología, letra T, Trabajo del duelo

Trabajo del duelo
Al.: Trauerarbeit.
Fr.: travail du deuil.
Ing.: work of mourning.
It.: lavoro del lutto (o del cordoglio).
Por.: trabalho o labor do luto.
 
Proceso intrapsíquico, consecutivo a la pérdida de un objeto de fijación, y por medio del cual el
sujeto logra desprenderse progresivamente de dicho objeto.
La expresión, que se ha vuelto clásica, «trabajo del duelo», fue introducida por Freud en Duelo y melancolía (Trauer und Melancholie, 1915). Señala por sí sola la renovación que aporta la
perspectiva psicoanalítica a la comprensión de un fenómeno psíquico en el que tradicionalmente
sólo se veía una atenuación progresiva y espontánea del dolor que provoca la muerte de un ser
querido. Para Freud, este resultado final es la última etapa de todo un proceso interior que implica
una actividad del sujeto, actividad que, por lo demás, puede fracasar, como muestra la clínica de
los duelos patológicos.
El concepto de trabajo del duelo debe relacionarse con el concepto, más general, de elaboración
psíquica, concebida como una necesidad del aparato psíquico de ligar las impresiones
traumatizantes. Desde los Estudios sobre la histeria (Studien über Hysterie, 1895) Freud había
señalado la forma especial que adopta esta elaboración en el caso del duelo: «Poco después de
la muerte del enfermo, comienza en ella [una histérica observada por Freud] el trabajo de
reproducción que le trae de nuevo ante sus ojos las escenas de la enfermedad y de la muerte.
Cada día pasa de nuevo por cada una de sus impresiones, llora por ellas, se consuela, por así
decirlo, a satisfacción».
La existencia de un trabajo intrapsíquico de duelo viene atestiguada, según Freud, por la falta de
interés por el mundo exterior que aparece con la pérdida del objeto: toda la energía del sujeto
parece acaparada por su dolor y sus recuerdos, hasta que « […] el yo, obligado, por así decirlo,
a decidir si quiere compartir este destino [del objeto perdido], al considerar el conjunto de las
satisfacciones narcisistas que comporta el permanecer con vida, se determina a romper su lazo
con el objeto desaparecido». Para que tenga lugar este desprendimiento, que hará finalmente
posibles nuevas catexis, es necesaria una tarea psíquica: «Cada uno de los recuerdos, cada
una de las esperanzas mediante las cuales la libido se hallaba ligada al objeto, son
presentificadas, sobrecatectizadas, y sobre cada una de ellas se realiza el desprendimiento de
la libido». En este sentido se ha dicho que el trabajo del duelo consistía en «matar al muerto».
Freud mostró la gradación existente entre el duelo normal, los duelos patológicos (el sujeto se
considera culpable de la muerte ocurrida, la niega, se cree influido o poseído por el difunto, cree
padecer la misma enfermedad que produjo la muerte de éste, etc.) y la melancolía. De un modo
muy esquemático podría decirse que, según Freud, en el duelo patológico pasa a primer plano el
conflicto ambivalente; en la melancolía se pasa a una etapa suplementaria: el yo se identifica con
el objeto perdido.
Después de Freud, los psicoanalistas han intentado explicar el fenómeno del duelo normal a
partir de sus formas patológicas, depresiva y melancólica, pero también maníaca, insistiendo
especialmente en el papel desempeñado por la ambivalencia y la función de la agresividad hacia
el muerto, en la medida en que aquélla permitiría el desprendimiento con respecto a éste.
Estos datos psicopatológicos se han relacionado fructíferamente con los datos proporcionados
por la antropología cultural acerca del duelo en algunas sociedades primitivas, las creencias
colectivas y los ritos que lo acompañan.