Diccionario de Psicología, letra F, Fuente de la pulsión

Diccionario de Psicología, letra F, Fuente de la pulsión

Al: Triebquelle. Fr.: source de la pulsion. Ing.: source of the instinct. It.: fonte dell’istinto o della pulsione. Por.: fonte do impulso o da pulsâo. Origen interno específico de cada pulsión determinada, ya sea el lugar donde aparece la excitación (zona erógena, órgano, aparato), ya sea el proceso somático que se produciría en aquella parte del cuerpo y se percibiría como excitación. El sentido de la palabra fuente se va diferenciando, dentro de la obra de Freud, a partir de su empleo metafórico corriente. En los Tres ensayos sobre la teoría sexual (Drei Abhandlungen zur Sexualtheorie, 1905), Freud enumera, bajo el epígrafe «fuentes de la sexualidad infantil», fenómenos muy distintos, pero que finalmente se clasifican en dos grupos: excitación de zonas erógenas por diversos estímulos, y «fuentes indirectas», tales como: «la excitación mecánica», «la actividad muscular», «los procesos afectivos», «el trabajo intelectual». Este último tipo de fuentes no da origen a una pulsión parcial determinada, sino que contribuye a aumentar «la excitación sexual» en general. Dado que Freud efectúa en este artículo una enumeración exhaustiva de los factores internos y externos que desencadenan la excitación sexual, parece perder validez la idea de que la pulsión corresponde a una tensión de origen interno. Esta última idea se hallaba presente desde el Proyecto de psicología científica (Entwurf einer Psychologie, 1895): el aflujo de excitaciones endógenas (endogene Reize) somete al organismo a una tensión de la cual no puede escapar, como escapa, por medio de la huida de las excitaciones externas. En Las pulsiones y sus destinos (Triebe und Triebschicksale, 1915), Freud procede a un análisis más metódico de los diversos aspectos de la pulsión parcial: fuente y empuje, fin y objeto. Esta distinción es válida para todas las pulsiones, pero se aplica especialmente a las pulsiones sexuales. Aquí, la fuente-adquiere un sentido preciso que enlaza con los puntos de vista del primer escrito metapsicológico de 1895: es la fuente interior del organismo, la «fuente orgánica» (Organquelle), «fuente somática» (somatische Quelle). Entonces el término «fuente» designa, en ocasiones, el órgano mismo que es asiento de la excitación. Pero, de un modo más preciso, Freud reserva este término para designar el proceso orgánico, físico-químico, que se encuentra en el origen de esta excitación. La fuente es, por consiguiente, el momento somático, no psíquico, «[…] cuya excitación [Reiz] está representada en la vida psíquica por la pulsión» . Este proceso somático es inaccesible a la psicología y casi siempre desconocido, pero sería específico de cada pulsión parcial y determinaría su fin particular. Freud se propone asignar a cada pulsión una fuente determinada: además de las zonas erógenas, que constituyen las fuentes de pulsiones bien definidas, la musculatura sería la fuente de la pulsión de apoderamiento, el ojo, la fuente de la «pulsión de ver» (Schautrieb. Dentro de esta evolución, el concepto de fuente se fue precisando cada vez más hasta volverse unívoco: la especificidad de las pulsiones sexuales se atribuye, en último análisis, a la especificidad de un proceso orgánico. En una sistematización coherente, sería preciso asimismo atribuir cada pulsión de autoconservación a una fuente distinta. Cabe preguntarse si esta fijación de la terminología no ha zanjado al mismo tiempo en forma unilateral el problema teórico del origen de las pulsiones sexuales. Así, en los Tres ensayos, la enumeración de las «fuentes de la sexualidad infantil» conducía al concepto de que la pulsión sexual surge como efecto paralelo, como producto marginal (Nebenwirkung, Nebenprodukt) de diversas actividades no sexuales: tal es el caso de las fuentes llamadas «indirectas», pero lo mismo sucede en el funcionamiento de las zonas erógenas (a excepción de la zona genital), en las que la pulsión sexual se apoya (véase: Apoyo) en un funcionamiento ligado a la autoconservación. El carácter común a todas estas «fuentes» lo constituye, por tanto, el hecho de que no engendran la pulsión sexual como su producto natural y específico, en forma similar a como un órgano segrega su producto, sino como un efecto sobreañadido de una función vital. Es el conjunto de esta función vital (que a su vez puede comprender una fuente, un empuje, un fin y un objeto) lo que constituiría el origen, la «fuente», en sentido amplio, de la pulsión sexual. La libido se califica de oral, anal, cte., por el modo de relación que le proporciona una determinada actividad vital (así, por ejemplo, amar, en la fase oral, se constituye en la forma comer-ser comido).