Problemas de la adolescencia: Disolución de la identidad infantil

Problemas de la adolescencia
 Disolución de la identidad infantil
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Suponiendo que el niño o la niña hayan crecido bajo un modelo educativo ni demasiado rígido,
ni demasiado permisivo (lo que coincide, afortunadamente, con la mayoría de los casos), el periodo
de crisis preadolescente, entre los trece y los quince, debe ser superado con éxito.
Durante este período la lactancia, en efecto, se consolida la seguridad y la confianza en sí
mismo adquiridas tras la primera infancia, y ahora, al enfrentarse con nuevos conflictos, saben resistir mejor los vaivenes emocionales a que son sometidos por la renovación pulsional: el tormentoso oleaje de los deseos reprimidos y las satisfacciones anheladas.
La disolución de la identidad infantil coincide entonces con el segundo y definitivo final de la crisis edipiana, renovada en parte tras la pubertad. Esto comporta la renovación de la castración sobre las pulsaciones pre-genitales (orales, anales, fálicas) y sobre todos los deseo genitales que tengan algo de incestuoso.
Explicación: son afortunadamente la mayoridad los niños y niñas que han crecido bajo un
modelo educativo tan distante de la rigidez como de una excesiva permisividad, y esto les va a ser
muy útil ahora para superar la crisis de la pera adolescencia.
La preadolescencia aparece tras la pubertad y suele tener una duración máxima de dos o tres
años. Esta etapa sumamente conflictiva para los jóvenes y también, por efecto reciproco, para padres y maestros. Son inevitables y frecuentes los problemas escolares, los cambios profundos de carácter, la indolencia, la melancolía y hasta, en determinados individuos y ocasiones, la crueldad y la violencia.
Solo la seguridad y la confianza adquirida durante la infancia permitirán al preadolescente
concluir airosamente su desarrollo afectivo.