Drogadicción y Adolescentes: Prevención

Prevención: Hay programas que dicen que hay que intentarlo, otros que dicen que lo último que hay que
hacer es intentarlo, porque en la medida que lo hacemos rompemos todo contacto con la realidad y
después es muy difícil restablecerlo. La prevención estaría dada en poder modificar las condiciones,
desarrollar un trabajo preventivo trabajando con todas las redes sociales.
Es muy difícil clasificar los
procesos adictivos por su grado de complejidad y diversidad, también por la problemática de identificar
si la adicción es un síntoma o constituye una enfermedad central. Tomando como referencia los
factores dinámicos de la personalidad, nos permitiría ordenar las diferencias entre síntoma y
enfermedad encontrando una base estructural común. Problemas conductuales del paciente drogadicto
(orígenes psicodinámicos), y la estructura de su psiquismo nos presenta una comprensión más
profunda y amplia que p uede ser utilizada: * para establecer el tipo de tratamiento * para conocer y
evaluar el pronóstico * para ilustrar los métodos y oportunidades de los programas de prevención.
Hemos hablado de tener en cuenta los vínculos tempranos como condicionamientos de los problemas
adictivos, podríamos dar una guía práctica general para la prevención y terapéutica clínica: * necesidad
de una correcta empatía entre padres y niño * que los padres superen sus problemas narcisísticos *
que los padres posibiliten al niño la experiencia de sostén, protección física y afectiva a la posibilidad
de experimentar frustraciones, límites graduales y adecuados a la fase de desarrollo que permitan y
estimulen formación de estructuras * la adaptación, la capacidad de tolerancia a la angustia y la
frustración * el reconocimiento del NO-YO y la renuncia a la omnipotencia infantil. La orientación de los
padres para la prevención en este sentido también apunta a evitar los mensajes contradictorios dado
que cumplen un papel fundamental en la cura y prevención de sus hijos (principalmente adolescentes).
Para cumplir con la función de prevención es necesario informase y formarse de las características
clínicas, psicológicas y sociales de la drogadicción. Las mejores posibilidades de prevención de
muchos males sociales devienen de la estructuración de una sociedad sana donde el amor, los
anhelos, el fervor, la lealtad no sean vanas palabras.

Tipos de Prevención: Los planes de prevención deberán tener en cuenta cuales son las influencias
nocivas que proyecta la sociedad sobre la patogenia del adicto y que influyen en la postergación de su
curación. Deben entenderse como: 1. Prevención primaria: Todo aquello que se efectúe con respecto a
la macro comunidad en su conjunto, actuando antes que la drogadicción se manifieste. (EVITAR) 2.
Prevención secundaria:
Es la que trata de limitar la enfermedad ya declarada, asistiendo
terapéuticamente al adicto. (TERAPEUTICO) 3. Prevención terciaria: Es la que trata de recuperar al
máximo el potencial de la persona. (REHABILITACION) También se puede clasificar a la prevención en:
1. Prevención específica: Es la que se relaciona directamente con el fenómeno. 2. Prevención
inespecífica:
Son las acciones generales no relacionadas directamente con el fenómeno. Hay una
interrelación permanente entre un tipo de prevención y otra. Como ejemplo podemos citar que en la
medida que se esta trabajando sobre la reinserción social, se está haciendo también prevención
primaria y secundaria. Modelos de Prevención Existen cuatro modelos tradicionales que toman en
cuenta 3 elementos: Lo hemos planteado dentro de las Causas de la Drogadicción (Pag. 21)
SUSTANCIA (droga), MEDIO y PERSONA. Los cuatro modelos representan el marco conceptual que
toma quien trabaja en acciones de prevención. Al mismo tiempo representa una determinada ideología,
una forma de pensar la realidad. Por eso es importante determinar el enfoque del modelo seleccionado.
I. MODELO ÉTICO-JURÍDICO: Centra el análisis en la substancia (droga). La droga es la protagonista.
Clasifica a las drogas en:
a.) legales, b.) ilegales Para este modelo la droga es activa en si misma. La
persona es la víctima y también el delincuente. Que es una contradicción en este modelo. La categoría
social que toma sería la del vicio. Es una categoría moral y un delito. En cuanto al medio social, se
expresa en la ley con un criterio normativo. La norma señala la barrera que separa lo ilegal de lo legal,
lo prohibido de lo permitido, lo bueno de lo malo en términos absolutos. Toxicomanías es la palabra que
mejor representa esta postura, ya que el criterio que utilizan para hablar de droga es: tóxico. Utilizado,
aunque cada vez menos, en juzgados, policía, psiquiatría clásica. Entonces aquí podemos identificar: 1.
la prevención primaria estaría dada en la información de las sanciones (si la droga te atrapa vas a la
cárcel) y en la eliminación del mercado de la droga. 2. la prevención secundaria estaría en la
encarcelación (aislamientomarginación) que sería el tratamiento para la posterior reinserción social .o
sea, la prevención terciaria.
II. MODELO MÉDICO-SANITARIO: Como en el modelo anterior centra el análisis en la substancia. La
droga es el agente que infecta a las personas. Clasifica las drogas en a.) inocuas y b.) peligrosas.
Haciendo una comparación con la anterior, agregaría a las ilegales, como peligrosas al tabaco y
alcohol. Al considerar a la droga como activa en si misma, comparte con el modelo anterior el concepto
de droga como flagelo
. El flagelo que azota la humanidad, como en épocas anteriores fueron las plagas
y pestes consideradas castigos divinos por los pecados de los hombres. La persona es el huésped en
donde se aloja la droga. El medio es el entorno en donde se trata de detectar la población vulnerable
ante este agente peligroso, señalándose entonces los factores de riesgo. Estos factores de riesgo son
determinados grupos económicos, demográficos, sociales etc.. Existe el peligro del contagio y se
considera a la adicción como una enfermedad (la droga con su acción enferma a la persona). Se toma
el criterio de nocividad. La prevención primaria estaría basada en la información y no en las sanciones
como en el modelo anterior. Apunta más al daño que causa. También creando programas sustitutivos.
La prevención secundaria estaría dada por la internación (el tratamiento), que aísla y margina al sujeto
para lograr la reinserción social
(prevención terciaria).
III. MODELO PSICO-SOCIAL: En este modelo se traslada el protagonismo a la persona. No interesa el
tipo de droga que se consume. Este modelo centra su atención en el vínculo que tiene el individuo con
la droga, para determinar si ese vínculo es de dependencia. La adicción sería un síntoma individual.
Considera también que el adicto es un enfermo, pero con la diferencia que la adicción no es una
enfermedad. La enfermedad está en una situación estructurada tapada por la droga, generalmente en la
familia o grupos de pertenencia. La prevención primaria estaría en la información y formación de grupos
de orientación, por ejemplo, para madres a fin de mejorar su comunicación con los hijos, para optimizar
los vínculos familiares. La prevención secundaria sería la psicoterapia, que son acciones de prevención
inespecíficas ligadas al campo de la salud mental.
IV. MODELO SOCIO-CULTURAL: Aquí el protagonista es el medio. El origen del problema es el medio
macro-social, la estructura social. Este marco social operaría sobre la persona como un estímulo de
tensión y para aliviar esta tensión la persona recurriría a la droga como evasión por la realidad, sin
considerar otros factores. La adicción se considera un síntoma pero la diferencia radica en que aquí se
lo toma como un síntoma social como algo que nos muestra que pasa en la sociedad. La prevención
primaria estaría dada por la modificación de las condiciones sociales
, por ejemplo, que no haya
desocupados. Son acciones de prevención inespecíficas que están ligadas al campo político.
MODELO ETICO-SOCIAL: Los anteriores modelos dan una lectura parcial del fenómeno que nos ocupa.
Se generó la necesidad de contar con un modelo más abarcativo. Los modelos tradicionales aparecen
como analíticos, analizan el fenómeno pero se queda solo con una parte de él. Se paleteó la necesidad
de un modelo de síntesis que no es una sumatoria de partes (de cada parte que toman los otros
modelos), sino que toma en cuenta los aspectos parciales pero los sintetiza en una nueva producción.
Así surge este modelo en el cual el trabajo se hace a partir de dos ejes: El eje del tiempo libre
considerando tiempo libre al que apunta a tener un proyecto con sentido. El adicto aparece sin
proyectos. La acción preventiva debe facilitar la aparición de proyectos personales que van a encontrar
sentido en un proyecto social. El segundo eje es la participación. Plantea una ética que puede surgir de
este proyecto común, es una ética que puede admitir las diferencias, el disenso, no es la ética del
modelo ético-jurídico basada en una categoría absoluta (legal-ilegal, bueno-malo). Esto está ligado a
una metodología que se diferencia de los otros modelos. Los modelos tradicionales plantean: Hay un
EMISOR (alguien que sabe, por lo tanto tiene el saber, al tener el saber tiene el poder) que emite un
MENSAJE a un RECEPTOR (alguien que no sabe, que pasivamente recibe lo que es propiedad de
otro). La metodología del modelo ético-social es la llamada metodología circular, en donde no se habla
de transmisión de información. El receptor no está en el lugar de no saber porque llega con una serie de
información sobre el tema (buena o no). Es decir que existen contenidos. Estos contenidos muchas
veces están arraigados en el prejuicio o en construcciones míticas como por ejemplo: ¿se considera
droga agregar una aspirina a la bebida cola? Se pretende que estos contenidos implícitos pasen a ser
explícitos, que se los manifieste, que pueda preguntarse si es verdad lo de la mezcla mencionada. En
la medida que esto se explicite se va construyendo el mensaje que se constituye en mensaje común y
puede constituirse en un proyecto (que podemos hacer todos para prevenir) y esto apunta al
compromiso que es un tema de todos. El instrumento de prevención no necesariamente puede ser la
charla o el audiovisual. Estos son medios auxiliares pero no constituyen en si mismos una acción
preventiva, por ejemplo una escuela solicita a especialistas una charla sobre prevención y una vez
terminada dicen, bueno ya esta, ya terminó. Esto solo sirve para cumplir con un objetivo inmediato pero
no puede considerarse una medida de prevención.
La acción preventiva consiste en ir generando
modificaciones en las actitudes, en las formas de relación, en poder tolerar las diferencias. ¿Legalizar o
no legalizar? Según Durkheim, en la sociedad antigua el hombre estaba determinado por sus
antepasados, en la sociedad actual, el lugar de cada uno no esta prefijado de antemano (en el mejor de
los casos ante cambios tan bruscos, el hombre se adapta, no se desestabilizan los valores, cuando
esto no sucede el hombre cae en un estado de ANOMIA de perplejidad). Cuando los valores se pierden
la vida no tiene sentido (suicidio). Esto último está exacerbado en el adicto (suicida a largo plazo), la
falta de justicia de las sociedades modernas trae aparejado este sentimiento de anomia (perplejidad),
con la consecuente desorganización social. Las religiones han sido desbordadas y las sectas absorben
a los que andan por el mundo anómicos. En nuestra sociedad consumista donde se premia el éxito y
no el esfuerzo, el hombre pasa a ser otro bien de consumo
. Su valor está determinado por el precio que
obtiene por sus servicios, entonces su valor reside en el juicio externo. Así aún cuando satisface sus
necesidades y en la medida en que satisface los deseos del afuera sigue sintiéndose vacío. El adicto
actualmente es considerado por nuestra sociedad como marginal (como categoría social). Cada
sociedad tiene una particular visión de lo que considera dentro y fuera de ella. Tiene un marco de
referencia interno conformado por todo lo que la sociedad acepta o incluye dentro de ella. Tiene una
clase dirigente encargada de bajar las leyes o normas que regulan la convivencia y permiten alcanzar
los ideales sociales. Dada le ley o norma existen distanciamientos que suceden cuando la persona no
puede llegar estos ideales sociales a través de la ley y cuando más se alejan de la norma más se
acercan al punto de MARGINALIDAD, que se encuentra fuera del marco de referencia interno de la
sociedad. Este punto de marginalidad se lo va a otorgar al adicto y a todos los que de alguna manera
transgredan la norma. La particularidad del adicto es que ese punto de marginalidad es buscado por el
adicto mismo, ya que él busca evadirse y a esto se lo denomina marginalidad sumante. A menudo nos
encontramos con personas que rompen con este cuerpo social, que constituyen un emergente enfermo
que trata de convertirse en el nuevo núcleo que aglutina a los demás y considera enfermo al núcleo del
que salió. Actualmente se ve al consumo como una búsqueda de inclusión en la sociedad, así que ya
no hablaríamos de marginalidad sino de inclusión. Nuestra sociedad acepta sustancias como tabaco y
alcohol y a las demás las margina (no se ve de la misma forma a un alcohólico que a un cocainómano).
Antiguamente el adicto significaba una forma de protesta a la sociedad en la que habitaba, ahora lo
hace para poder sobrevivir en la sociedad exigente, hipercompetitiva y consumista en la que está
inmerso y de la que no puede salir. Características de la legislación argentina, algunos antecedentes y
la actual Arranca en 1921 con la Ley 11309 que penaba el suministro de sustancias medicinales en
calidad o cantidad distinta a la prevista (receta médica). En 1968 la ley 17567 pena con prisión de 1 a 4
años al que traficara ilegalmente estupefacientes. En 1974 la ley 20771 quizás la más importante, pena
con prisión de 1 a 6 años más multa, la tenencia de sustancias psicoactivas, estupefacientes, aunque
la tuvieren para consumo personal. (Es criticada por contradecir el art. 19 de la Constitución). En 1979
para salvar la controversia la Corte Suprema a través de una acordada establece que "…no es violativo
de la garantía establecida por el art 19 de la Constitución la represión de la tenencia de estupefacientes
aunque estuviera destinada para uso personal…" El criterio jurídico y legal ve al adicto como un vicioso
y/o un delincuente. En 1986 la Corte Suprema determina que la tenencia para consumo personal no es
delito volviendo al art 19 de la Constitución como garantía. Por último en 1989 la Ley 23737 actualmente
vigente, incrimina la tenencia pero atenúa la pena cuando por su escasa cantidad es inequívoca que
está destinada a consumo personal.
Así llegamos a opiniones de profesionales de distintas disciplinas que se encuentran divididas en
cuanto a la LEGALIZACION / NO LEGALIZACION de las adicciones. Distintos autores han
fundamentado sus opiniones en favor o en contra. Tomaremos para nuestro trabajo las posturas de
Fernando Savater (Etica como amor propio), Eduardo Kalina (La familia del Adicto y otros temas) y
Alejandro C. Molina (La drogadicción y el sistema jurídico). Savater hace un planteamiento que lo
explícita a través de 10 tesis. La primera refiere que todas las sociedades han conocido y utilizado
drogas en forma abundante, a veces ligado a rituales religiosos. Las han adorado y en muchas
ocasiones han abusados de ellas. Hoy nuestra cultura como todas las demás, conoce, utiliza y busca
drogas. La segunda defiende que el derecho jurídico de habeas corpus (libertad de uso del cuerpo) hay
que extenderlo a todos los actos del individuo, incluso al que lo lleve a su propia destrucción. El tercero
hace referencia a que prohibir la droga en la sociedad democrática es tan injusto como prohibir la
pornografía, la heterodoxia religiosa o política. Es decir que lo que daña es la prohibición. La cuarta dice
que lo peligroso es la adulteración, la falta de información y por lo tanto no estar preparados para
manejarlas. La quinta al defender su postura dice que las drogas pueden ser tan peligrosas como el
alpinismo, el automovilismo o la minería, el exceso sexual, la credulidad política y la guerra. La sexta
se pregunta porque prohibir el placer, los drogadictos que quieren abandonar su manía deben ser
ayudados por la sociedad, tal como el que desea divorciarse o cambiar de religión. Para justificar ese
costo que debe soportar la sociedad hace la comparación con los accidentes de trabajo que se
producen y representan costos sociales y sin embargo nadie se le ocurriría prohibir el trabajo. La
séptima dice que ninguna droga es en si misma un mal sino que puede llegar a serlo por las
circunstancias de su uso. Por eso, no se la puede comparar con el crimen, la violación o el secuestro
que tienen como objetivo dañar al otro. La despenalización de las drogas debe ser lo más internacional
posible para ser eficaz. De hacerlo uno solo le traería aparejado dificultades. En la octava, Savater hace
una dura crítica al Estado en su falta de preocupación por el tema, diciendo que pareciera que la
sociedad actual es políticamente drogadependiente, pues no sabría prescindir de este chivo expiatorio.
La mayoría de las drogas no matan a nadie y muchas suprimen muchísimos más dolores de los que
producen. Las que matan, matan mucho más por la adulteración o las circunstancias clandestinas de
su empleo (ignorancia de dosis, jeringas contaminadas, etc.) La novena hace referencia a la incidencia
entre los jóvenes, sobre todo aquellos más desfavorecidos socialmente y la razón de su extensión es el
resultado de la prohibición misma. Los males juveniles no son producidos por la droga, sino son los
efectos de una determinada situación social. La décima y última menciona que se asegura que la droga
es la degradación moral de la población. Hace referencia a "El haschisch, el amor y el vino pueden dar
lugar a lo mejor o lo peor" todo depende del uso que hagamos de ellos. De modo que no es la
abstinencia lo que debemos enseñar sino el autodominio. Eduardo Kalina tiene una postura opuesta a
Savater, diciendo que este tema ha perdido seriedad ya que su difusión como hábito recreativo y debido
a los poderosos intereses económicos que los sustentan tanto en su producción como en la
comercialización, han despertado el interés de los políticos que lo utilizan durante sus campañas, para
hacer promesas ante un público desesperado, que necesita ayuda y orientación. Liga íntimamente la
droga con la problemática del SIDA, lo que remite a una visión catastrófica de fin de la humanidad. Por
eso se acrecienta la esperanza que los gobiernos nos salven de esta maldición. Kalina hace alusión a
la improvisación de los que legislan, que no toman en cuenta las relaciones existentes con la violencia,
la delincuencia, respecto a la producción ilícita como a la comercialización ilícita y a las mafias
operando en medio de estos polos del espectro comercial, además de los robos, los asesinatos y los
asaltos. Ante este tema central surge la idea adaptativa acerca de la legalización de la droga y
adoptarla como una solución final para acabar con la violencia y la delincuencia que son producto de la
ilegalidad. Kalina dice que se insinúa que una ley cambiará el significado biológico de los efectos
destructivos que ocasionan en el ser humano, tanto en el área biológica como en la psicosocial. Las
drogas que se pretenden legalizar: marihuana, heroína, cocaína, anfetaminas, etc. tienen efectos
directos sobre la biología humana, como lo siguen teniendo las drogas socializadas, a pesar de la
magia de la ley. Para Kalina la prohibición del uso de drogas psicotóxicas es necesaria y funciona en
muchos países, pero para que sea realmente efectiva el conjunto de leyes restrictivas deben ser
acompañadas con profundos cambios ideológicos y por lo tanto socio-politicoseconómicos. Cuba,
Japón y otros países han logrado éxitos. La pandemia de la drogadicción está directamente ligada a la
deshumanización creciente, a la robotización en un mundo centrado en la carrera armamentista, que
constituye el negocio más grande del mundo, le siguen la droga y el petróleo. Cuestiona el concepto de
libertad, se penaliza el tráfico pero no la tenencia para uso personal. Perece increíble que la gente no
se cuestione como la elección de una esclavitud-dependecia a las drogas tan denigrante a la condición
humana, pueda tener otros orígenes que el "simple albedrío" o libertad individual del hombre. También
intervienen otras motivaciones en lprocura de las drogas, que responden a un conjunto de pactos
perversos que culminan en el pacto criminoso de la familia y/o sociedad. El adicto es todo lo contrario
de su ser libre. Es el prototipo del sometido. La legalización transformará en empresarios a los que hoy
son traficantes. Por último conceder la legitimidad a esta moderna versión de la esclavitud, es una
claudicación inaceptable, para aquellos que como Kalina, tienen una ética humanística, que significa un
profundo amor por la naturaleza, por los seres vivos y todo lo que la ciencia y la tecnología aporta a la
vida. Para enfrentar al narcotráfico, además de recurrir a todo el arsenal legal se debe trabajar sobre lo
que denomina la demanda. Este criterio mira hacia la prevención, es decir las condiciones históricas
psicosocioeconómicas que favorecen el desarrollo de la oferta y de los oferentes.
El enfoque debe ser
sistémico y no unilateral, buscando un proyecto de vida, lo cual significa humanizarnos creando
vínculos solidarios. Molina habla del cambio producido en nuestro país en los últimos años en que paso
de ser país de transito a país afectado. No toma al drogadicto como un individuo aislado sino como un
individuo inmerso en la sociedad. Con la que convive por su propia naturaleza humana, la cual no
admite conductas que no solo ponen en peligro a quienes las ejecutan sino que llegan a ofender al
orden y a la moral pública. Debe haber un ordenamiento jurídico claro para definir la situación del
drogadicto y de la drogadicción en general. Considera que el círculo del consumo, tráfico y producción
de las drogas prohibidas deben ser consideradas por el régimen jurídico. La ley debe ser aplicada con
vigor con resultados inmediatos y mediatos. Los primeros se refieren a expulsar a los traficantes y
consumidores de las calles y los barrios a los cuales están destruyendo e intentar dar tratamiento o
ayuda a quienes quizá no los busquen por cuenta propia, y los segundos se refieren a que la
comunidad verifique que no existe el uso inocente de las drogas. De esta manera hay una actividad
pedagógica y también de prevención. Establecer claramente que es lo lícito o lo ilícito para que el
hombre común sepa que es lo prohibido y lo permitido en esta materia. La ilicitud de la conducta del
adicto no debe atacarse exclusivamente desde un sistema represivo que se apoye en penas privativas
de la libertad, sino que además debe hacerse con medidas alternativas que incluyan tratamientos
familiares e individuales y disposiciones tutelares especialmente para menores de edad que se
ejecutarán en los diversos ámbitos donde éstos desarrollen sus actividades, muy especialmente en el
área de la educación. Molina hace una crítica al sistema judicial y a la falta de recursos humanos y de
servicios adecuados para atender al drogadicto
.