S. Freud: El respeto por los textos

El respeto por los textos

Nuevamente extraemos una cita de La interpretación de los sueños: «Un gran vestíbulo muchos invitados, a quienes nosotros recibimos. Entre ellos Irma, a quien enseguida llevo aparte como para responder a su carta, y para reprocharle que todavía no acepte la «solución». Le digo: «Si todavía tienes dolores, es realmente por tu exclusiva culpa.» – Ella responde: «Si supieses los dolores que tengo ahora en el cuello, el estómago y el vientre, me siento oprimida.» – Yo me aterro y la miro. Ella se ve pálida y abotagada; pienso que después de todo he descuidado sin duda algo orgánico. La llevo hasta la ventana y reviso el interior de su garganta. Se muestra un poco renuente, como las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso entre mí que en modo alguno tiene necesidad de ello. Después la boca se abre bien, y hallo a la derecha una gran mancha blanca, y en otras partes veo extrañas formaciones rugosas, que manifiestamente están modeladas como los cornetes nasales … » (GW, 2-3, págs. 111-2).

Es la primera parte del sueño paradigmático sobre Irma, que encabeza los grandes sueños del propio Freud analizados en su libro. A raíz de él haremos algunas puntualizaciones necesarias. Pusimos particular cuidado en los textos de los sueños; contienen más imágenes que relaciones lógicas, lo que explica el carácter despojado de su expresión verbal. Cada frase es, por así decirlo, una unidad de sentimiento. Tanto en López-Ballesteros como en la Standard Edition advertimos cierta tendencia a su reelaboración. Sobre todo la versión inglesa los somete a una suerte de «elaboración secundaria» (en el sentido que da Freud a esta expresión). Lo demuestra una frase decisiva del sueño sobre Irma: «Después, la boca se abre bien … ». Es lo literal. La Standard Edition «normaliza» la imagen: She then opened ber mouth properly. Lo mismo, López-Ballesteros: «Por fin, abre bien la boca … ». Para el pensamiento lógico, desde luego, es Irma la que abre bien la boca. Pero el relato del sueño trascribe en palabras sus imágenes, y la imagen era que la boca se abría. Detalle muy importante para la interpretación de este sueño; reaparece más adelante, en un lugar donde Freud expone las razones por las cuales esos extraños productos del sueño se mantienen en pie, y a modo de ejemplo cita «la boca se abre bien». Ello invalida la corrección introducida por aquellas traducciones.

Además de conservar las expresiones extrañas, es preciso no agregar relaciones lógicas. «Un gran vestíbulo – muchos invitados, a quienes nosotros recibimos». No hay que ceder a la tentación de «redactar», y corresponde respetar en lo posible la distribución del texto en frases, así como su puntuación; es que también ahí está presente el sentido, en el modo de construcción y en el ritmo. Con relación a este problema, el lector advertirá el manejo de los tiempos verbales; ciertas transiciones bruscas del pasado al presente en una misma frase son reflejo del original y responden a una dialéctica de discursos entrecruzados que va más allá de la «buena» sintaxis. En el relato de las «ocurrencias» (Ein-Iálle), el presente de indicativo suele ser la marca de la ocurrencia misma en tanto es vivenciada. Y si se salta al pasado, es Freud quien habla, escindiéndose y reflexionando ahora sobre esa ocurrencia.

Mencionemos un último caso, a manera de ejemplo significativo. Toda vez que Freud, en el análisis de sueños o de enfermos, quiere sugerir la existencia de una identificación del paciente o del so ñ ante con otra persona, produce una confusión en el discurso expresada en el bailoteo ambiguo de los pronombres personales. También aquí el traductor inglés suele dejarse llevar hacia una lógica que no es la del texto, ni la del proceso mismo.

Otros recursos pueden sugerir la identificación. En «Fragmento de análisis de un caso de histeria» (el caso «Dora»), leemos: «Dora inició la tercera sesión con estas palabras: -» ¿ Sabe usted, doctor, que hoy es la última vez que vengo aquí? «. -No puedo saberlo, pues usted nada me ha dicho. -«Sí; me propuse aguantar hasta A ñ o Nuevo; pero no quiero esperar más tiempo la curación»» (GW, 5, pág. 268). Lo que traducimos «aguantar hasta A ñ o Nuevo» se dice en alemán bis Neujahr halte ich es noch aus. El verbo es ausbalten. Strachey: I made up my mind to put up with it till the New Year. López-Ballesteros: «Resolví seguir viniendo hasta A ñ o Nuevo, pero ni un día más».

El diálogo prosigue, y surge la mención de una gobernanta a quien Dora no había nombrado hasta entonces, en el curso del tratamiento. La paciente relata el desagradable episodio vivido por esa mujer, y Freud le pregunta: « ¿ Y por qué no se fue?» (de la casa donde prestaba servicios). Responde Dora: «Dijo, que quería esperar todavía un poco para ver si el se ñ or K. cambiaba de proceder. No aguantaba vivir así. Si no veía cambio alguno, daría preaviso y se iría» (GW, 5, pág. 268). «No aguantaba vivir así»: So zu leben, halte sie nicht aus. El mismo verbo que Dora se aplicó a sí misma al comienzo de la sesión. Y la conclusión a que llega Freud es que Dora se identificaba con la gobernanta, identificación que no solo está expuesta conceptualmente, sino que viene envuelta en el texto mismo, desde la identificación como proceso objetivo y en el discurso de la enferma. Strachey dice She could not bear living like thay any more, y López-Ballesteros soslaya la frase.