Obras de Winnicott: Erik H. Erikson Reseña de «Childhood and society» 1965

Erik H. Erikson Reseña de «Childhood and society» 1965

Londres, Hogarth Press, 1965.
Esta reseña apareció en New Society, 30 de setiembre de 1965.
«Lo único que tengo para ofrecer es una manera de contemplar las cosas.»
Es bueno que ahora se tenga acceso a este libro en edición de bolsillo. Es una rayuela, «un
itinerario conceptual»; pero me gusta precisamente por eso, y porque Erikson es una persona
simpática. Su personalidad está libre de ampulosidades y tiene una humildad natural que lo
convierte en el individuo adecuado para tratar de aplicar los hallazgos psicoanalíticos.
Las cuatro partes que componen el libro deben articularse en la mente del lector. La primera es una
formulación propia de Erikson de una concepción psicoanalítica de la niñez, tanto de los problemas
clínicos como de la teoría general del desarrollo del hombre o mujer adultos, no a partir de un
homúnculo, sino del bebé dependiente. Este bebé dependiente es impulsado por procesos
madurativos innatos. La segunda parte bien podría ser el punto de partida del lector para quien esta
clase de material bibliográfico sea nuevo. La descripción de los hábitos de los niños en dos tribus de
indígenas norteamericanos (muy diferentes entre sí) es fascinante, y es en esta sección de la obra
donde se ilustra mejor la tesis fundamental del autor.
La tercera parte se ocupa del crecimiento del yo, y se aprecia que los cimientos fueron establecidos
en la principal contribución de Erikson, su estudio acerca de los problemas de la identidad (p. ej. en
su Young Man Luther, 1958). La cuarta parte -que recomiendo leer en segundo término al lector
novel- versa sobre la juventud y la evolución de la identidad. En ella se hace una interesante
elucidación de la identidad norteamericana y de la legendaria niñez de Hitler y Máximo Gorki.
La tesis central de Erikson es que en los estudios sobre las sociedades rara vez se les da adecuada
cabida a las pautas de la infancia y la niñez: «Este es un punto ciego de quienes hacen la historia y
de quienes la interpretan: soslayan la inexorable función de la niñez en la trama social». Todo
individuo ha sido un bebé y niño y aporta al cuadro social las mociones, angustias y defensas
psíquicas correspondientes a cualquier ser humano en crecimiento. Cada sociedad, según cuál sea
su actitud pautada hacia sus miembros jóvenes, moviliza esas mociones, angustias y defensas para
adaptar a los niños de modo de convertirlos, no sólo en adultos, sino en adultos de una comunidad
específica.
«Sólo una identidad fuertemente arraigada en el `patrimonio’ de una identidad cultural es capaz de
generar un equilibrio psicosocial viable», y «gran parte de nuestras motivaciones irracionales están
dominadas por el temor a la pérdida de la identidad, que convoca todo el arsenal de angustias que
quedan en cada individuo por el mero hecho de haber sido niño. En esta emergencia, las masas
humanas están prontas para buscar la salvación en seudoidentidades». Esto vuelve como
realimentación al psicoanálisis. Tal vez un analista piense que la formulación que hace Erikson de la
metapsicología psicoanalítica no es aceptable en todos sus pormenores. Pero lo principal es que
Erikson nos ha enseñado mucho, y ahora su particular enfoque de los problemas individuales y
mundiales será leído por muchos estudiosos que de hecho no pertenecen al campo de la psicología
social.