Estructura psíquica/ fenómenos psíquicos

Estructura psíquica: los fenómenos psíquicos (Yo-Ello-Superyó)

ESTRUCTURA PSÍQUICA
Los fenómenos psíquicos deben ser considerados como el resultado de la acción combinada de fuerzas que presionan, las unas, hacia la motilidad, las otras, en sentido opuesto.
El yo crea aptitudes que le confieren la capacidad de observar, seleccionar y
organizar los estímulos y los impulsos: las funciones del juicio y la inteligencia.
Desarrolla también métodos para impedir a los impulsos rechazados el acceso a la motilidad, utilizando cantidades de energía dispuestas para este fin: es decir,
bloquea la tendencia a la descarga y convierte el proceso primario en proceso
secundario. El yo es al ello, lo que el ectodermo es al endodermo; el yo se convierte en mediador entre el organismo y el mundo externo. Como tal ha de proporcionar, tanto una protección contra las influencias hostiles del ambiente, como el logro de la gratificación, aún contra la eventual coerción del mundo externo.
Lo que tiene lugar en la conciencia está formado por las percepciones e impulsos; las percepciones y los movimientos inconscientes poseen peculiaridades específicas, que las distinguen de los conscientes. La conciencia nace del proceso de sistematización, que a su vez, depende de la capacidad de utilizar los recuerdos.
El yo se ensancha a costa de la capa de estas huellas mnémicas, denominada
preconsciente. La transición del yo al ello es gradual y únicamente se hace más neta en aquellos puntos en que existe un conflicto.
Lo reprimido presiona en dirección a la conciencia y a la motilidad y, en este
esfuerzo, tiende a producir derivados, es decir, a desplazar su catexis a ideas
vinculadas asociativamente al impulso original: al lograr nuevamente su
verbalización, las ideas inconscientes se hacen preconscientes.
La energía con que el yo lleva a cabo su actividad inhibidora sobre los instintos
deriva del reservorio instintivo del ello. Una parte de la energía instintiva se
convierte en energía anti – instintiva. Una determinada parte del yo que inhibe la actividad instintiva se desarrolla, por un lado, más próxima a los instintos y por otro lado, está en conflicto con otras partes del yo, ávidas de placer. Esta parte, que tiene la función (entre otras) de decidir qué impulsos son aceptables y cuáles no, se denomina superyó.