Fobias Específicas: Tratamiento Médico

FOBIAS ESPECÍFICAS
Arturo Bados López, 20 de noviembre de 2005
(Facultat de Psicologia. Departament de Personalitat, Avaluació i Tractament Psicològics.)

TRATAMIENTO MÉDICO
Ha sido poco investigado en las fobias específicas (Antony y Barlow, 2002; Barlow, 1988; Marks, 1987/1991; Roy-Byrne y Cowley, 2002). Los betabloqueantes pueden reducir la taquicardia y otros síntomas somáticos, pero menos o nada el miedo y la ansiedad. La paroxetina fue mejor que el placebo en un cuestionario de miedos y en ansiedad generalizada en un trabajo con 11 fóbicos. La imipramina no ha sido superior al placebo en un estudio. Por otra parte, se carece de trabajos sobre la eficacia a largo plazo de los fármacos en el tratamiento de las fobias específicas.
En fóbicos dentales, Thom, Sartory y Jöhren (2000) compararon un tratamiento psicológico con la toma de midazolam 30 minutos antes de la intervención dental. La terapia psicológica incluyó: a) práctica autodirigida de relajación progresiva durante 1 semana, b) una sesión de 90 minutos en la que se dio información sobre la ansiedad, se practicó relajación, exposición imaginal a las situaciones más temidas y afrontamiento de las mismas mediante relajación, se exploraron pensamientos disfuncionales y se identificaron pensamientos reductores de ansiedad, y c) la práctica en casa durante una semana del programa de manejo de la ansiedad. En comparación a un grupo no tratado, ambos tratamientos llevaron a una menor ansiedad durante la intervención dental; sin embargo, los pacientes medicados recayeron, mientras que el grupo tratado psicológicamente siguió mejorando hasta el seguimiento a los 2 meses. El 70% de este grupo siguió con el tratamiento dental en comparación con el 20% del grupo medicado y el 10% del grupo control.
En cuanto a la combinación de tratamiento conductual y farmacológico, combinar benzodiacepinas con EV no ha potenciado los efectos de esta en dos estudios. En otro, el diacepam tomado antes de la EV fue de ayuda, especialmente cuando se tomó 4 horas antes en comparación a 1 hora antes; sin embargo, la mejora no correlacionó con los niveles de diacepam en suero sanguíneo. En un estudio más reciente con fóbicos a volar (Wilhelm y Roth, 1997), el alprazolam administrado a dosis fija 1,5 horas antes de un primer vuelo (EV) redujo la ansiedad subjetiva, aunque incrementó la activación fisiológica; en el segundo vuelo el grupo que había tomado alprazolam en el primero presentó un incremento en ansiedad y ataques de pánico, mientras que el grupo que había tomado placebo mostró una reducción en dichas medidas. De este modo, al menos bajo las condiciones en que fue administrado, el alprazolam redujo la eficacia de la exposición; no se sabe que hubiera pasado si el alprazolam hubiera sido administrado más veces.
Ressler y cols. (2004) estudiaron si la adición de Dcicloserina (un agonista parcial del receptor del N-metil-d-aspartato que ha facilitado la extinción del miedo en roedores) potenciaba los efectos de dos sesiones de ERV en personas con acrofobia. Este tratamiento combinado fue más eficaz que la realidad virtual y las mejoras se mantuvieron en el seguimiento a los 3 meses.
En general, se cree que los fármacos no son de ayuda en el tratamiento de las fobias específicas y que las benzodiacepinas pueden interferir incluso con la eficacia de la exposición, especialmente si se toman a dosis altas y durante tiempo prolongado (más de 3-4 meses). De todos modos, se requieren muchos más trabajos para poder extraer conclusiones más fundamentadas.

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