Freud: Lo inconciente (1915), Apéndice B. El paralelismo psicofísico

Apéndice B.
El paralelismo psicofísico

[Como señalé en mi «Nota introductoria» a «Lo inconciente» (1915e), las primeras concepciones de Freud sobre la relación entre la psique y el sistema nervioso fueron muy influidas por Hughlings-Jackson. Es muy revelador al respecto el siguiente pasaje extraído de su trabajo sobre las afasias (1891b). Resulta particularmente instructivo comparar las últimas frases, sobre el tema de los recuerdos latentes, con la posición posterior de Freud. ]

Tras esta digresión, volvemos a la concepción de la afasia y recordamos que sobre el terreno de las doctrinas de Meynert creció la hipótesis de que el aparato del lenguaje consistiría en distintos centros corticales en cuyas células se contienen las representaciones-palabra; estos centros están separados por una región cortical exenta de funciones y se enlazan mediante fibras blancas (haces asociativos). He aquí lo primero que puede preguntarse: ¿Es en general admisible y correcto un supuesto de este tipo, que aloja representaciones en células? Yo creo que no.

Respecto de la tendencia de épocas anteriores de la medicina a localizar íntegras facultades anímicas, tal como las deslinda la terminología psicológica, en determinadas regiones del cerebro, no pudo menos que presentarse como un gran progreso la afirmación de Wernicke en el sentido de que sólo era lícito localizar los elementos psíquicos más simples, las representaciones sensoriales singulares, y ello sin duda en la terminación central del nervio periférico que recibió la impresión. ¿Pero en el fondo no se comete el mismo error de principio, ya se intente localizar un concepto complejo, una actividad anímica íntegra, o sólo un elemento psíquico? ¿Es lícito tomar una fibra nerviosa, que en todo su recorrido era meramente un producto fisiológico sometido a modificaciones fisiológicas, sumergir su extremo en lo psíquico y proveer a este extremo de una representación o una imagen mnémica? Si ya se ha reconocido que «voluntad», «inteligencia», etc., son términos creados por la psicología a los cuales corresponden en el mundo fisiológico estados de cosas muy complejos, ¿acaso respecto de la «representación sensorial simple» se sabe con mayor certeza que no es una palabra creada como aquellas?

La cadena de los procesos fisiológicos dentro del sistema nervioso probablemente no mantiene un nexo de causalidad con los procesos psíquicos. Los procesos fisiológicos no cesan en el momento en que comienzan los psíquicos; más bien, la cadena fisiológica continúa, sólo que cada eslabón de ella (o algunos eslabones) empieza a corresponder, a partir de cierto momento, a un fenómeno psíquico. Lo psíquico es, por tanto, un proceso paralelo a lo fisiológico («a dependent concomitant»). (1).

Bien sé que no puedo imputar a los hombres cuyas opiniones pongo aquí en entredicho haber hecho irreflexivamente este salto y este cambio de vía del abordaje científico [del fisiológico al psicológico]. Es evidente, sólo quisieron decir que la modificación -perteneciente a la fisiología- de la fibra nerviosa a raíz de la excitación sensorial produce otra modificación en la célula nerviosa central, que pasa a ser el correlato fisiológico de la « representación ». Y puesto que saben decir mucho más acerca de la representación que acerca de aquellas modificaciones desconocidas, no caracterizadas todavía en términos fisiológicos, se sirven de esta expresión elíptica: en la célula nerviosa se localiza una representación. Empero, esta subrogación lleva enseguida a confundir las dos cosas, que no necesariamente han de tener semejanza alguna entre sí. En la psicología, la representación simple es para nosotros algo elemental, que podemos distinguir tajantemente de sus conexiones con otras representaciones. Así llegamos a la hipótesis de que también su correlato fisiológico, la modificación que parte de la fibra nerviosa excitada con su terminación central, es algo simple que puede localizarse en un punto. Una trasferencia así es, desde luego, totalmente ilícita; las propiedades de esta modificación tienen que determinarse por sí y con independencia de su contraparte psicológica. (2)

Ahora bien, ¿cuál es el correlato fisiológico de la representación simple o de la representación que retorna en lugar de ella? Manifiestamente, no es algo quieto, sino algo de la naturaleza de un proceso. Este último es compatible con la localización; parte de un lugar particular de la corteza y desde él se difunde por toda ella o a lo largo de vías particulares. Una vez trascurrido, este proceso deja, en la corteza afectada por él, una modificación: la posibilidad de] recuerdo. Es sumamente dudoso que a esta modificación corresponda también algo psíquico; nuestra conciencia nada sabe de algo semejante, algo que justifique el nombre de «imagen mnémica latente» desde el lado psíquico. Pero tan pronto vuelve a ser incitado el mismo estado de la corteza, lo psíquico surge de nuevo como imagen mnémica. [ … ]

Notas:

1- [La frase es de Hughlings-Jackson.]
2- Hughlings-Jackson ha puesto en guardia con extrema energía contra confusiones de esta clase entre lo físico y lo psíquico en el proceso del lenguaje: «In all our studies of diseases of the nervous system the must be on our guard against the fallacy that what are physical states in lower centres fine away into psychical states in bigher centres; that, for example, vibrations ol sensory nerves become sensations, or that somehow or another an idea produces a movement» (1878, pág. 306). {«En todos nuestros estudios sobre enfermedades del sistema nervioso tenemos que estar en guardia contra la falacia según la cual los que son estados físicos en centros inferiores se sutilizan en estados psíquicos en centros superiores; que, por ejemplo, vibraciones de nervios sensoriales se convierten en sensaciones, o que de un modo u otro una idea produce un movimiento».}