S. Freud: Las polaridades del alma

Las polaridades del alma

En La interpretación de los sueños, refiriéndose a los pensamientos oníricos, Freud dice que «casi regularmente, junto a una ilación de pensamientos se presenta su contrarreflejo contradictorio {kontradiktorisches Widerspiel}, conectado con ella por asociación de contraste {Kontrastas-sociation}» (GW, 2-3, pág. 316). Y en el capítulo sobre los afectos del sueño: « . . . en el pensar inconsciente cada itinerario de pensamiento {Gedankenzug} es uncido con su contraparte {Gegenteil} contradictoria» (GW, 2-3, pág. 471). Algo más adelante se refiere a la «mudanza en lo contrario {Verwandlung ins Gegenteil}, posibilitada por el íntimo encadenamiento asociativo que en nuestro pensamiento liga la representación de una cosa a la de su opuesto {Gegensatz}». Un último ejemplo: «Nada tendría yo que objetar si se quisiese separar a esta clase de sueños, como sueños punitorios, de los sueños de cumplimiento de deseo.

No vería en esto una restricción de la teoría sobre el sueño { … } sino una mera concesión lingüística al modo de pensar que juzga extra ñ a la coincidencia de opuestos {Zusammenfallen von Gegensätzen}» (GW, 2-3, pág. 479).

Son harto numerosos los pasajes en que Freud sostiene que los opuestos coinciden en lo inconciente. Estaríamos tentados de decir «se juntan», como muy bien traduce Ludovico Rosenthal en algún caso; usamos «coincidir» en su sentido geométrico. Y casi diríamos que se juntan o coinciden en lo aconciente. «Oposición» denota más bien una determinación conceptual, referida, claro está, a algo objetivo. Si por un momento conjeturáramos que lo a-conciente es, en el hombre, lo más próximo a niveles inferiores de la naturaleza, se nos ocurriría que es el pensamiento conciente y reflexivo quien extrema las oposiciones. (En apoyo de esto, considérese que, para Freud, es el proceso secundario el que nos da la noción de tiempo cronológico.)

Una polaridad de connotación algo diversa es la que introducen, en el texto Freudiano, los términos precedidos por Gegen-. Hemos procurado traducirlos en lo, posible de igual modo, así: deseo contrario, volición contraria, etc. Aun a la expresión que se traduce por «contrario», Gegenteil, hemos debido verterla en algunos casos, descomponiéndola, por «parte contraria» o «contraparte». Hay una diferencia con «opuesto», pues «contrario» designa más bien algo existente, como una fuerza que enfrenta a otra, por ejemplo, en una relación de contradicción.

No sólo Freud, sino buena parte del pensamiento alemán del siglo xix, privilegiaba esa concepción de las oposiciones y los contrarios. Recuérdese que desde los trabajos de Volta, se fue descubriendo el mundo de la electricidad; parecía que el microcosmos armonizaba con el macrocosmos, en tanto era movido por las mismas fuerzas polares de atracción y repulsión. Jean Hyppolite, en una nota a su versión al francés de la Fenomenología del espíritu, de Hegel, explica que Schelling había intentado construir la naturaleza con ayuda de un juego de oposiciones, y que de hecho era siempre la misma polaridad la que se manifestaba en diversos estadios: animal-planta, polo sur – polo norte, etc.