Modelos de la Inteligencia Emocional (modelo mixto)

Desde los inicios de la investigación sobre inteligencia (entendido como inteligencia “académica” o lógico-abstracta, tal como la miden los tests de inteligencia), se sabe que el cociente de inteligencia (CI) sólo contribuye hasta aproximadamente un 20% a los factores que determinan el éxito académico y laboral. Ya Wechsler admitió que aparte de la inteligencia lógico-abstracta, habrá que tener en cuenta las emociones y otros aspectos de la personalidad para evaluar adecuadamente la capacidad de adaptación del individuo. Varios autores intentaron contribuir a comprender el rol de las emociones y de la personalidad en la conducta adaptativa. Por ejemplo Sternberg (en Hedlund y Sternberg, 2000) distingue las inteligencias “no-académicas” (social, práctica, etc.) de la académica. Gardner finalmente (1983) postula siete tipos de inteligencia, dos de las cuales (inteligencia intrapersonal e interpersonal) tienen cierta relación conceptual con la inteligencia emocional. Fueron Salovey y Mayer (1990) que crearon en constructo de inteligencia emocional proponiendo un primer modelo de la inteligencia emocional según el cual este concepto que comprendería tres tipos de habilidades adaptativas: a) apreciación y expresión de emociones; b) regulación de las emociones; y c) la utilización de las emociones para solucionar problemas.
Actualmente, podemos distinguir dos grandes modelos de la IE, cada uno con sus proponentes, con sus detractores, y con sus respectivos instrumentos de medida: el modelo de “habilidades” y el modelo “de personalidad” o también llamado “mixto”. El modelo mixto considera la IE como una mezcla de habilidades emocionales y rasgos de personalidad, y las definiciones incluyen conceptos como empatía, asertividad, optimismo, etc. Entendiendo la IE de esta manera, el constructo se mide igual que los rasgos de personalidad: mediante cuestionarios de autoinforme (autoaplicados) que evalúan la conducta típica autoevaluada. Uno de los más conocidos de los modelos mixtos es el de Bar-On (1997) quien desarrolló el Emotional Quotient Inventory (EQ-i), un cuestionario que contiene las siguientes escales principales, cada una dividida en diferentes subescalas: inteligencia interpersonal (autoconciencia emocional, asertividad, respeto por uno mismo, auto-actualización, independencia), inteligencia intrapersonal (empatía, relación interpersonal, responsabilidad social), adaptación (solución de problemas, contrastación de la realidad, flexibilidad), manejo del estrés (tolerancia al estrés, control de impulsos), y estado de ánimo (felicidad, optimismo).
Las medidas de inteligencia emocional basadas en el modelo mixto, y por extensión esta concepción de la inteligencia emocional, han sido fuertemente criticadas. Las críticas se basan en las relaciones obtenidas entre inteligencia emocional y otros constructos pertenecientes al ámbito de la psicología de la personalidad (como estabilidad emocional, optimismo, bienestar psicológico, etc.), así como en la forma en que ésta ha sido medida: mediante cuestionarios auto-informe, ya que la utilización de expresiones descriptivas de uno mismo como forma de medir habilidades de inteligencia dependen del auto-concepto de la persona que  responde. Si éste es muy preciso y el informante es sincero, las medidas son precisas. Además, los factores de la inteligencia emocional tienen un alto grado de deseabilidad social, lo cual también puede distorsionar el resultado.