Obras de Winnicott: Nuevos esclarecimientos sobre el pensar de los niños, 1965

Nuevos esclarecimientos sobre el pensar de los niños, 1965

Conferencia introductoria pronunciada en un congreso para docentes realizado en el Centro de Devon para el Adelanto de la Educación, 3 de enero de 1965. L’Mi contribución no será tanto un aporte efectivo sobre el tema específico del pensar, sino más bien un comentario sobre el pensar como función desde la perspectiva de la psiquiatría infantil. Se me perdonará que ignore los escritos de quienes sé dedicaron particularmente al tema del pensar. Tengo la esperanza de que lo que voy a decir los ayude a relacionar las otras cosas que escuchen con la teoría general del desarrollo de la personalidad humana, de la persona humana. Hay una teoría general, que debe dar cabida a todo, incluido lo que todavía no se conoce ni se vislumbra, y luego están los estudios específicos sobre el pensar, algunos de los cuales serán tratados en este congreso. Estaba pensando que… tal vez ustedes podrían haber programado su congreso de acuerdo con el uso que se le da a la palabra «pensar». Cuando pienso en qué me he metido, quedo consternado. Me doy cuenta de que lo primero que hago es dar unos rodeos mentales con la esperanza astuta de salir del paso aprovechando una distracción. Pero luego me encuentro a mí mismo dando vueltas en mi pensamiento al significado de la palabra «pensar». De pronto empiezo a concebir una manera de exponer lo que quiero decir. De vez en cuando pienso en algunas palabras que sería mejor no pronunciar, y tomo nota mental de esto: ¡la próxima vez -me digo- piénsalo bien antes de aceptar esta clase de invitaciones! Sin embargo, sería impensable que no cumpliera con mi obligación y me excusara con el pretexto de que tengo gripe o gota. De modo que me zambullo en esto, a pesar de la advertencia del poeta: pensar es llenarse de tristeza. No hay alternativa, debo reflexionar sobre esta cuestión, sin pretender agotar su examen. Luego tendré que admitir lo que se opine de mi esfuerzo, y admitirlo de buena gana. Más tarde, por supuesto, me acordaré de todas las cosas que no me vinieron a la mente. ¡Cuánto mejor habría sido haber anticipado y previsto las críticas que me harán ustedes! Supongo que podríamos considerar cada uno de estos significados de la palabra «pensar» y tratar de aplicarlos a un niño de un año. Pensar [Think]: reconocer (corresponde a distintas clases de madurez) Dar rodeos mentales [Think round]: tratar de eludir astutamente (1 año y animales) Dar vueltas en el pensamiento [Think around] : examinar amorosamente (± 6 meses) Concebir [Think up] : crear en ausencia de una reflexión propia (2 años y animales) Pensar [Think] : no hablar (5 años, -latencia) Impensable [Unthinkable] : miedo al superyó (aparece con la formación del superyó) Pensar [Think] : ver con amplitud (desarrollo de un significado a lo largo de la vida) Reflexionar [Think out]: practicar una disección mental deliberada (consúltese a Piaget) Agotar el examen [Think through]: completar una tarea de pensar limitada (madurez) Opinar [Think of] : emitir un veredicto luego de una debida consideración (± 2 años) Acordarse [Think of] : recordar (antes de 1 año) Venir a la mente [Think of] : rememorar (después de 1 año) Anticipar [Thínk fortvard] : predecir consecuencias (muy temprano) Un niño de un año tal vez no pueda concebir, pero por cierto piensa. Usa su cerebro, en la medida en que tiene uno, pero sólo pronuncia tres palabras, o quizás una sola. Tal vez piensa con las palabras que comprende pero que no puede usar. Aquí reina la oscuridad. Sería tonto perder tiempo en discutir sobre la fecha en que un niño ya piensa; es mejor, sin duda, comparar el pensar con otras funciones que llevan una vida paralela. Podemos encontrar funciones que algunos llamarán pensar, en tanto que otros se abstendrán de incluir en esa categoría. No trataré de exponer aquí un pensar original. Simplemente uso las ideas que han llegado antes a mí, y que ya he utilizado en conferencias y escritos. He comprobado (sin pretender ser original) que debemos partir de la base de que nada de lo que ha sido registrado -al menos desde el nacimiento, y probablemente desde algo antes- se pierde. Naturalmente, lo que no ha sido registrado no puede ser objeto de consideración (y hay mucho para decir sobre la forma en que las cosas, o sucesos, o sensaciones, sólo pueden ser registradas a medida que son experienciadas). Existe algo así corno un despertar prematuro del yo, y por otro lado algunos bebés parecen advertir tardíamente todo lo que no sean sus propias sensaciones y su funcionamiento. Los niños autistas presentan en grado extremo esta tendencia a ser y a permanecer introvertidos. Dividiría en dos partes lo que quiero exponer: 1. La catalogación (en el estado de salud), y 2. la explotación de la mente como defensa. 1. Catalogación Parecería que en el estado de salud todo lo registrado se cataloga, categoriza y coteja. Esto no es pensar, estrictamente hablando, pero involucra al aparato electrónico usado para pensar. Cabe presumir que en el pensar propiamente dicho hay un encauzamiento deliberado de la mente hacia una tarea mental específica, que tiene alguna finalidad limitada, aunque tal vez por un corto lapso. Quizá la palabra «deliberado» deba reformularse en forma tal de dar cabida a la motivación consciente e inconsciente. No tengo más que mirar en torno y encuentro esto mismo enunciado mejor de lo que lo he hecho yo: Sabemos muy poco acerca del ordenamiento precognitivo del pensamiento incipiente, pero sospecho que podríamos averiguar algo más sobre sus características explorando con más intensidad, mediante técnicas como la electromiografía, las posturas íntimas y movimientos expresivos del cuerpo. Entretanto, según era dable esperar, los creadores literarios nos suministran ejemplos de enunciados -nominalmente discursivos que, al ser examinados, muestran algunos de los rasgos del simbolismo representacional y, a veces, huellas de una matriz más rica, tal vez más confusa, de la cual surgieron sus palabras e imágenes. Podría confeccionarse una lista de los atributos del bebé humano: Funcionamiento corporal sensoriomotor Elaboración imaginativa del funcionamiento corporal (fantasía) añádase: Facultad de catalogación, categorización y cotejo Recuerdos a. jamás conscientes b. conscientes museo galería de arte (privada) exposición teatro La función de cotejo se desarrolla con vida propia y permite hacer predicciones. Esto pasa a estar al servicio de la necesidad de preservar la omnipotencia. En forma paralela, la elaboración de la función, enriquecida por los recuerdos, se traslada a la imaginación creadora, el sueño y el juego (también al servicio de la omnipotencia). De esta manera el pensar se genera como un aspecto de la imaginación creadora. Está al servicio de que sobreviva la experiencia de omnipotencia. Es un elemento de la integración. Algunos bebés se especializan en pensar y procurarse palabras; otros se especializan en experiencias auditivas, visuales o sensibles de otra índole, así como en los recuerdos y en la imaginación creadora de tipo alucinatorio, y tal vez no se procuren palabras. No está en cuestión aquí que unos sean normales y los otros anormales. Pueden producirse desentendimientos en el debate a raíz de que una persona que habla pertenece a la clase pensante y verbalizante, en tanto que otra pertenece a la clase que alucina en el campo visual o auditivo en vez de expresar su self con palabras. De algún modo, las personas de palabras tienden a sostener que ellas son las cuerdas, en tanto que las que ven visiones no saben cómo defender su posición cuando se las acusa de dementes. Los argumentos lógicos les pertenecen, en realidad, a los verbalizadores, mientras que el sentimiento o la sensación de certidumbre o verdad o de lo «real» les pertenece a los otros. El psicoanálisis tuvo grandes dificultades para amoldarse a las necesidades de aquellos que primero ven y oyen, y después piensan. Los junguianos, por el contrario, han tendido a abastecer a quienes conceptualizan sin malabarismos verbales, y algunos opinan que no son tan buenos en lo que respecta a la lógica y a la realidad compartida. Por lo tanto, mi primera idea se vincula con el desarrollo del pensar a partir de la catalogación, la categorización y el cotejo, funciones que se inician por cierto muy temprano, aunque les lleva tiempo alcanzar toda su complejidad. 2. El pensar como madre sustituta, como niñera Mi segunda idea tiene que ver con la forma en que puede ser explotado el intelecto del bebé. Ante todo, el intelecto es un aspecto de la función de catalogación, categorización y cotejo, que permite disponer de los recuerdos hasta tanto se pierden en la represión primaria o secundaria. Luego el intelecto tiene un funcionamiento propio, que depende de la calidad del aparato electrónico y también del modo en que va cobrando forma el desarrollo emocional del individuo. La explotación del intelecto puede comenzar muy precozmente con el surgimiento de la conciencia en un yo prematuro. Una paciente me dice: «Cuando nací, me senté y empecé a dar lecciones: Tú tienes que hacer esto de este modo». Esta es su pauta de vida. De hecho, cuando tenía un año de edad, dijo: «Haré lo que quiera», y considera su vida como un corolario de esta declaración de filosofía personal. Para mostrar lo que quiero decir, tomaré el cuadro, simplificado, de un bebé que es alimentado por la madre. El bebé se halla en una etapa de muy grande dependencia, y la mamá desempeña bien su cometido, adaptándose a las necesidades del bebé; puede hacerlo a raíz de su capacidad para entregarse temporariamente a esa única tarea: el cuidado de su bebé. Está íntimamente identificada con éste, y puede ponerse en su pellejo, por decirlo así. La adaptación es un hecho, y muy próxima a un ciento por ciento, pero declina rápidamente de acuerdo con el desarrollo del bebé, que brinda a la madre más y más libertad. ¿Y qué es lo que se desarrolla en el bebé? Es su inteligencia. El bebé piensa para sí (mientras pega sus gritos) que todo está en orden realmente, pues los ruidos que vienen desde fuera de la escena le indican que algo se está acercando que va a atender a sus necesidades. Además, tiene sus recuerdos. Tal vez grite, pero no está acongojado, porque conserva la esperanza, ya que sabe (sumando dos más dos) que el alivio está cercano -alivio de su necesidad imperiosa y de una sensación de amenaza. contra su omnipotencia-. Este aumento de la comprensión de lo que está pasando por parte del bebé tiene como consecuencia que la madre disponga de una mayor capacidad para fallar en su adaptación a las necesidades del bebé. Un bebé sortea la cuestión pensando, mientras que otro la sortea con la fantasía y disfrutando de la experiencia imaginariamente, hasta que se vuelva real. Si ahora tomamos el caso de un bebé cuya madre tiene una falla de adaptación demasiado rápida, comprobaremos que el bebé sobrevive gracias a su mente. La madre explota la facultad del bebé de reflexionar y cotejar y comprender. Si el bebé tiene un buen aparato psíquico, este pensar se convierte en un sustituto del cuidado y la adaptación maternos. El bebé «se trata como una madre» a sí mismo mediante la comprensión, mediante una exagerada comprensión. Es un caso de «Cogito, ergo in mea potestate sum» (Pienso, luego soy en toda mi potestad). En el caso extremo, la mente y el pensar del bebé le han permitido a éste, que ahora está creciendo y adquiriendo una pauta evolutiva, prescindir de los aspectos más importantes del cuidado materno que todos los seres humanos necesitan, o sea, la confiabilidad y la adaptación a las necesidades básicas. Como el whisky, la propia comprensión es más confiable que lo que fue la figura materna. Esto trae como resultado una inteligencia desasosegada en algunos cuyo buen cerebro fue explotado, una inteligencia que oculta un cierto grado de deprivación. En otras palabras, para aquellos cuyo cerebro fue explotado existe siempre la amenaza de un derrumbe, que lleve de la inteligencia y la comprensión al caos mental o a la desintegración de la personalidad. La inteligencia y el pensar pueden medirse, usarse y valorarse, pero debe tenerse presente que aquélla puede ser explotada y ocultar cosas tales como la deprivación y la amenaza de caos. Clínicamente, un derrumbe parcial está representado por una organización obsesiva, en la cual la desorganización siempre acecha a la vuelta de la esquina. En el desarrollo emocional de un individuo, avanzar significa pasar del estado de desorganización al de integración, del caos a la comprensión, de la ignorancia al conocimiento y el poder de predecir, de la dependencia a la independencia. El pensar es uno de los aspectos del proceso integrativo, previo a la participación plena. Para repetir mi segunda idea: si bien el pensar es un aspecto de la imaginación creadora del individuo, puede resultar explotado dentro de su economía como defensa contra la angustia arcaica, el caos y las tendencias a la desintegración, o los recuerdos de un derrumbe desintegrador relacionado con la deprivación. En un sentido positivo, el pensar forma parte del impulso creador, pero hay otras opciones que tienen ciertas ventajas sobre aquél. Por ejemplo, el pensar lógico lleva mucho tiempo y quizá no llegue a su objetivo, en tanto que un destello de intuición es instantáneo y llega allí de inmediato. La ciencia necesita ambas vías para seguir adelante. Aquí nos estamos procurando palabras, estamos pensando y tratando de ser lógicos y así incluimos un estudio de lo inconsciente que produce una vasta extensión del campo de la lógica-; pero al mismo tiempo es menester que seamos capaces de procurarnos símbolos y de crear imaginativamente y en un lenguaje proverbial: es preciso que seamos capaces de pensar en forma alucinatoria.