OPORTUNIDADES Y RETOS DE LA PSICOLOGÍA 2.0

PSICOLOGÍA 2.0: OPORTUNIDADES Y RETOS PARA EL PROFESIONAL DE LA PSICOLOGÍA EN EL ÁMBITO DE LA ESALUD

Fuente: Papeles del Psicólogo, 2015. Vol. 36(2), pp. 153-160

Manuel Armayones, Mercé Boixadós, Beni Gómez, Noemí Guillamón, Eulàlia Hernández,

Rubén Nieto, Modesta Pousada y Beatriz Sara

Grupo de Investigación PSiNET. Universitat Oberta de Catalunya

OPORTUNIDADES Y RETOS DE LA PSICOLOGÍA 2.0

Oportunidades y retos en Evaluación Psicológica

Decir que las nuevas tecnologías van a facilitar la evaluación

psicológica no es nada nuevo. Desde hace varios

años distintos autores en nuestro país están

trabajando de una manera intensa y extensa tanto en

evaluación como en intervención online (Baños, Guillén,

García-Palacios, Quero, y Botella, 2013; Botella, Quero,

Serrano, Baños, y García-Palacios, 2010) pudiéndose

realizar un seguimiento de los pacientes en consulta a

través de las TIC.

En el ámbito de la evaluación psicológica las aplicaciones

de la Web 2.0 que permiten al usuario “aportar datos”

van a favorecer la creación de un doble escenario

en el que los psicólogos deben tener un papel relevante.

Nos referimos tanto a la evaluación individual a través

de recursos que permitan recoger información in situ sobre

numerosas variables, aumentando la fiabilidad y validez

ecológica de los datos aportados por el usuario,

como a la evaluación de grandes volúmenes de datos

que permite estudiar el comportamiento humano a nivel

macro y micro de forma simultánea.

En el primer escenario tendríamos la evaluación individual.

Gracias a la generalización del smartphone tenemos

la posibilidad de poder evaluar in situ y en contexto muchas

variables, llegando a obtener una “evaluación auténtica”

de ellas. A los medios tradicionales (técnicas de lápiz

y papel, aplicación online de pruebas, observación y entrevista)

se puede sumar la información que podemos recoger

a través de aplicaciones móviles (app’s, en

adelante) específicas acerca de variables como la tensión

arterial, el ritmo cardíaco, la temperatura, así como estados

de ánimo, ideación obsesiva, registros de conducta,

etc. Estas app’s permiten la recogida de datos de forma

continuada en el tiempo, por lo que posibilita la agregación

de estos datos, su evaluación y la monitorización

continua de las conductas que se están midiendo. También

hacen posible el muestreo de conductas, los autorregistros

de cualquier clase y todo tipo de análisis relacionado con

el “geoposicionamiento”, así como otros datos que nos

pueden informar del tiempo, duración e intensidad de distintos

tipos de actividades que el profesional pueda considerar

relevantes para la evaluación. Todo ello, además, se

realizará con un dispositivo como el smartphone que los

usuarios utilizan en su vida cotidiana y cuya explotación

nos permitirá integrar fácilmente datos en el mismo momento

en que se están generando y en los contextos específicos

que se decidan, evitando así muchos sesgos de

medición. Por tanto, la aplicación de los dispositivos móviles

para la evaluación de determinadas variables, conductas,

pensamientos o emociones, no sólo aumenta la

validez ecológica, en tanto se recogen en el contexto en

que se dan y son informados por el propio usuario, sino

que resultan en mediciones más fiables. En el sugerente

artículo Smartphone Psychology Manifesto (Miller, 2012)

se comparan algunos métodos de recogida de datos habituales

en evaluación con las posibilidades que permite un

smartphone de gama media, y se sugiere el uso combinado

de ambas metodologías.

El smartphone para la evaluación psicológica será un

dispositivo central que puede posibilitar una evaluación

multimétodo, multiperspeciva y multiinformante, ya que

las tecnologías nos van a permitir integrar información

de distintos informantes (por ejemplo, padres, profesores,

co-terapeutas, cuidadores, profesionales de otras especialidades)

de una manera mucho más sencilla y “en

tiempo real” de lo que se podía hacer hasta ahora,

agregando una información que en muchas ocasiones se

perdía en el día a día, tanto de los pacientes como de

los profesionales.

Pero el smartphone como tal es únicamente un dispositivo

sobre el que pueden funcionar distintos programas o

app’s. Además de estas app’s, hay que tener en cuenta

que de manera paulatina se van incorporando distintos

gadgets, que a modo de extensiones van a permitir sacar

el máximo partido a los teléfonos de última generación.

El número de aplicaciones móviles crece

continuamente y administraciones como el National Health

Service británico ya ofrece un grupo de app’s evaluadas

y listas para su “prescripción” en el ámbito

sanitario, una vez que los expertos han evaluado su utilidad

y seguridad para el uso clínico. Muchas de las

app’s incluidas en el catálogo del National Health Service

están dedicadas al abordaje de problemas y situaciones

habituales en el ámbito profesional de la Psicología.

Si desde la perspectiva del psicólogo que realiza la evaluación, el uso de app’s y de otros

recursos tecnológicos

ofrece posibilidades tan interesantes y útiles como las que

acabamos de describir, no son menos importantes los beneficios

que presenta en relación al individuo objeto de la

evaluación. Por un lado, el uso tan extendido del móvil en

la vida cotidiana facilita la recogida de datos que, usando

la metodología tradicional, supone cuando menos un esfuerzo

de memoria, ya que no siempre el usuario puede

registrar el dato en el preciso momento en que está sucediendo.

Por otro lado, la posibilidad de obtener datos

agregados usualmente en formato gráfico permite al usuario

tener un feedback inmediato de sus progresos, contribuyendo

a tomar conciencia de su problema, y favorece

su empoderamiento dado que él o ella de forma activa

contribuye a su propia evaluación y monitorización de las

conductas a modificar (Armayones y Bocanegra, 2011).

En el segundo escenario, y más allá del ámbito estricto

de la evaluación individual, destacamos las posibilidades

que va a ofrecer el llamado Big Data en ámbitos como

el de la Psicometría.

Big Data o Grandes Datos en español, es el término

que se ha acuñado para referirse al manejo de cantidades

de información ingentes que pueden estar a disposición

de administraciones, empresas e investigadores. El

término hace referencia a un conjunto de técnicas y metodología

de almacenamiento y explotación de los datos,

pero no es difícil vislumbrar sus posibilidades en el ámbito

de la Psicología y concretamente en la Psicometría.

Así, la posibilidad de disponer de datos procedentes de

dispositivos de todo tipo, tanto de los smartphones como

de cualquier otro tipo de fuente, va a permitir el estudio

del comportamiento humano a gran escala pero también

con gran detalle a la vez. De este modo, se abren las

puertas a la posibilidad de una verdadera revolución en

Psicometría.

En estos momentos, ya hay en marcha estudios en los

que se utiliza Big Data para la investigación de la depresión

y la adicción a Internet (Markowetz, Błaszkiewicz,

Montag, Switala, y Schlaepfer, 2014). Para otros autores,

la incorporación de Big Data en el ámbito sanitario

es sencillamente inevitable por motivos tanto de organización

de la asistencia y económicos como, y sobre todo,

por la posibilidad de generar nuevo conocimiento

(Hill, Merchant y Ungar, 2013; Murdoch y Detsky,

2013). Nuestro punto de vista es que la generación de

nuevo conocimiento es posible, pero esta debe pasar por

formular a los datos las preguntas correctas que, tanto

en el ámbito de la evaluación como de otras áreas dentro

y fuera de la Psicología, no pueden ser formuladas

sin una adecuada formación en Psicología. De hecho la

propia American Psychological Association (APA) ya

considera la de Big Data Psychologist como una salida

profesional emergente para psicólogos con buena formación

en metodología, psicometría y estadística aplicada

a las ciencias del comportamiento, como la que

clásicamente se imparte en las Facultades de Psicología.

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