Obras de S. Freud: Moisés y la religión monoteísta (1939 [1934-38]). Nota introductoria

Volumen XXIII (1937-39): Moisés y la religión monoteísta –  Esquema del psicoanálisis y otras obras

Moisés y la religión monoteísta (1939 [1934-38])

Nota introductoria
Der Mann Moses und die monothehtische Religion:
Drei Abhandlungen
Ediciones en alemán
1939 Amsterdam: Verlag Allert de Lange, 241 págs.
1950 G\r, 16, págs. 101-246.
1974 SA, 9, págs. 455-581.
Traducciones en castellano *
1939 Moisés y la religión monoteísta. Buenos Aires; Losada.
Traducción de Felipe Jiménez de Asúa.
1955 Igual título. SK, 20, págs. 7-132. Traducción de
Ludo vico Rosenthal.
1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 181-285.
1975 Igual título. BN (9 vols.), 9, págs. 3241-324.
Los primeros dos ensayos que componen esta obra aparecieron
en 1937 en Imago, 23, n» 1, págs. 5-13, y n° 4, págs.
387-419. La sección C de la parte II del tercer ensayo fue
leída en nombre del autor por Anna Freud, el 2 de agosto
de 1938, en el Congreso Psicoanalítico Internacional de
París, y publicada luego por separado en Internationale
Zeitschrift für Psychoanalyse-lmago, 24, n»‘- 1-2 (1939),
págs. 6-9, con el título «Der Fortschritt in der Geistigkeit»
{«El progreso en la espiritualidad»}. El primer ensayo y las
primeras tres secciones del segundo fueron incluidos en
Almanach 1938, págs. 9-43. Al incorporar estas tempranas
publicaciones a la obra total sólo se hicieron unos pocos
cambios carentes de importancia, de los cuales se da cuenta
en la presente edición.
* {Cf. la «Advertencia sobre la edición en castellano», supra, pág.
xiii y ». 6.}
Aparentemente, Freud completó el primer borrador de
este libro en el verano de 1934, titulándolo El hombre Moisés,
una novela histórica (Jones, 1957, pág. 206). En una
larga carta dirigida a Arnold Zweig el 30 de setiembre de
1934 (incluida en Freud, 1960«, Carta 276), hizo una síntesis
de él y le manifestó sus razones para no publicarlo.
Estas eran más o menos las mismas que expresa en la primera
«Advertencia preliminar» al tercer ensayo {infra, pág.
52), a saber: por un lado, sus dudas en cuanto a que su
argumentación estuviera suficientemente bien fundada, y,
por otro lado, su temor a la reacción que provocaría la
publicación entre los dignatarios de la Iglesia Católica Romana
que a la sazón tenían un papel dominante en el gobierno
austríaco. De la síntesis que hizo entonces se desprende
que la obra era en esencia igual a la que hoy tenemos
ante nosotros —hasta su división en tres ensayos se mantuvo
sin modificar—. No obstante, algunos cambios debe
de haber sufrido. Freud exteriorizaba de continuo que se
sentía insatisfecho con ella, en particular con el tercer ensayo.
Parece que en el verano de 1936 la sometió a una
revisión general, si bien las noticias que nos han llegado
al respecto distan de ser claras (Jones, 1957, pág. 388). Sea
como fuere, el primer ensayo se publicó a comienzos del
año siguiente (1937), y el segundo, al término de dicho
año.^ Pero al tercero lo retuvo aún, y sólo lo pasó a la estampa
luego de su arribo a Inglaterra en la primavera de
1938. El libro se imprimió en Holanda meses después, y en
marzo de 1939 se publicó la traducción inglesa.
Es muy probable que al lector de Moisés y la religión
monoteísta lo impresione en primer lugar una cierta heterodoxia,
y aun excentricidad, en su construcción: tres ensayos
de muy distinta extensión, dos «advertencias» a comienzos
del tercero y un «resumen» situado en la mitad de ese
mismo ensayo, recapitulaciones y repeticiones continuas:
esta clase de irregularidades son desconocidas en otros escritos
de Freud, y él mismo lo señala y se disculpa por ello
más de una vez. ¿A qué atribuirlo? Sin duda, a las circunstancias
en que fue redactada la obra: el largo período (cuatro
años o más) durante el cual se la sometió a una constante
revisión, y las agudas dificultades externas de la fase final,
cuando Austria vivió una serie de perturbaciones políticas
que culminaron con la ocupación de Viena por los nazis
y la forzada migración de Freud a Inglaterra. Que todas
estas influencias sólo dejarían huella en el ámbito limitado y
temporario de este único trabajo lo demuestra, de manera
muy concluyente, la obra que le siguió de inmediato. Esquema
del psicoanálisis (1940a), infra, págs. 133 y sigs., la
cual se halla entre las más concisas y mejor organizadas de Freud.
Pero aun si se piensa que Moisés y la religión monoteísta
sufre alguna carencia en su forma de exposición, ello no
implica una crítica al interés de su contenido o a la coherencia
de su argumentación. Sus fundamentos históricos son,
por cierto, materia de debate para los especialistas, pero el
ingenio con que los desarrollos psicológicos se ajustan a las
premisas ha de persuadir, sin duda, al lector desprejuiciado.
En particular, a las personas familiarizadas con el psicoanálisis
del individuo les fascinará apreciar la misma serie de
desarrollos aplicados al análsis de un grupo nacional. Por
supuesto, la obra en su conjunto debe considerarse continuación
de los estudios anteriores de Freud sobre los orígenes
de la organización social humana: Tótem y tabú (1912-13)
y Psicología de las masas y análisis del yo { 1921Í:) . Se hallará
un muy elaborado y esclarecedor examen del libro en la
biografía de Jones (1957, págs. 388-401).

James Strachey

Notas:
1 Este último fue concluido el 11 de agosto de 1937 (cf. Freud, 1960rf, Carta 290).

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