PROBLEMAS DE LA CONDUCTA EN EL AULA

INTRODUCCIÓN:

Los problemas de conducta en el aula, son aquellos comportamientos del niño que interfieren en el logro de las metas académicas. El cambio de estas conductas se considera necesario para alcanzar los objetivos escolares. Pelechano y Baguera (1979) han encontrado como principales conductas perturbadoras en la socialización del niño la hiperactividad y agresividad y en segundo lugar inseguridad y retraimiento social. Cuando se buscan objetivos de cambio en la conducta del niño no debe perseguirse hacer al niño más dócil, sino que sea capaz de aprender con menos dificultades. Ante un problema de conducta en el aula, el punto de partida es la: Observación sistemática y minuciosa que incluya: Descripción de las conductas seleccionadas. antecedentes de las mismas y sus consecuencias. El diagnóstico o evaluación de la conducta es el primer paso para la elaboración de un programa de cambio. Para ello es importante: Obtención de datos biográficos a través de cuestionarios y entrevistas a los padres. Datos fisiológicos Resultados de pruebas psicológicas Debe tenerse en cuenta las verbalizaciones del niño respecto a sus estados emocionales, actitudes y cogniciones. Huir de etiquetas generales como nerviosismo para calificar el comportamiento del niño. Cuándo ocurre, en presencia de quien y las consecuencias, es decir lo que ocurre después de la aparición de la conducta, por ejemplo llamar la atención, no hacer un ejercicio difícil, etc. El resultado final es el establecimiento de una relación funcional precisa entre la conducta del niño y los distintos factores ambientales. A la hora de aplicar el programa de cambio, deben ser identificados los reforzadores efectivos que se van a proporcionar o suprimir. Estos reforzadores pueden ser: el elogio, la atención social del profesor, encargar al niño tareas de responsabilidad, orden prioritario en la fila para ir al recreo o a casa, etc. (Esta introducción sirve para cada uno de los siguientes puntos del tema)

HIPERACTIVIDAD:

Características, etiología y tratamiento Características del niño hiperactivo: No puede estarse quieto, es revoltoso, no atiende e interrumpe al profesor y a los compañeros. Parece incapaz de controlar sus acciones. Sus tareas son deficientes no porque no esté capacitado sino por su escasa autorregulación. Es impulsivo. Su incapacidad en reflexionar sobre las diferentes alternativas y en realizar elecciones medidas le impide un rendimiento académico normal. Posibles causas de la hiperactividad: Puede estar asociada a signos electroencefálicos inespecíficos. Problemas de conducta (enuresis nocturna) o de aprendizaje escolar (dificultades en la lectoescritura). La hiperactividad, como manifestación conductual, va acompañada de un funcionamiento anómalo, inespecífico del sistema nervioso central, constituye el síndrome Daño cerebral mínimo. La situación más corriente es la ausencia de alteración neurológica aparente y la constatación de un nivel intelectual normal. El exceso de actividad motora no es cuantitativo, el niño hiperactivo se mueve tanto como el normal pero su actividad no posee a primera vista ningún objetivo y molesta; se mueve cuando no tiene que moverse. (Kenny, 1980). Es un problema eminentemente atencional. Las capacidades de atención y concentración no están suficientemente desarrolladas. Podría ser una falta de maduración en los mecanismos neurológicos de la atención. Stewart compara a los niños hiperactivos con los extravertidos, ambos poseen una activación cortical menor por lo que buscan una continua estimulación. Estos datos neurofisiológicos, no deben esconder el componente aprendido de los trastornos conductuales ni su modificabilidad. Posturas a adoptar ante el niño hiperactivo por parte del educador: Ignorar en lo posible su comportamiento perturbador. Emplear al máximo el elogio. Estimulación reforzante ante sus logros. Disminuir, en un principio, la exigencia de actividades que requieren concentración. Al principio del tratamiento, el material presentado al niño ha de ser lo más interesante posible para él, para incrementar su motivación por la tarea. Prestar atención al rechazo que sufren estos niños por los demás, ya que pueden aparecer conductas de retraimiento social, observables por la falta de relación con los compañeros. Asignarles tareas de responsabilidad. Pueden emplearse técnicas de extinción. Ejemplo: retiro de atención si se porta mal. O técnicas de supresión en general, como la privación social o aislamiento (time-out) contingente a la conducta en cuestión. Refuerzo diferencial de otras conductas como elogiarle en intervalos mínimos de tiempo cada vez más amplios en los que no emite la conducta problema. Ejemplo: elogiarle por permanecer sentado en su sitio durante un periodo de tiempo marcado en un reloj, por una señal de inicio y fin de periodo. También hay que pensar en otros programas adecuados a otros problemas que pueden aparecer acompañados con la hiperactividad, como las dificultades de organización perceptiva.

PROBLEMAS DE ATENCIÓN:

características, etiología y tratamiento Podría definirse como las dificultades del niño en la focalización de la misma, en la selección adecuada de estímulos y en el mantenimiento de su concentración en una actividad. Tales problemas suelen ir acompañados de otros, como la hiperactividad y las dificultades del aprendizaje. Características: Reactividad disminuida ante los cambios del ambiente. Un efecto secundario es la formación insuficiente de reacciones atencionales condicionadas ante estímulos significativos lo que dificulta la atención sostenida. Incapacidad en observar con detalle toda la situación escolar y centrar la atención en los estímulos significativos (instrucciones del profesor, material, etc.). Lo que lleva a que el niño se distraiga fácilmente ante estímulos irrelevantes y a las dificultades subyacentes a una deficiente organización perceptiva. Por ejemplo: distinción figura-fondo. Dificultad en el mantenimiento de la concentración en una actividad. Esta característica es la más importante ya que la atención de un adulto consiste en la capacidad de realizar acciones seriales prolongadas con un mínimo de distracción. Causas: Las teorías sobre las dificultades atencionales son las mismas que las de la hiperactividad: alteración neurológica de tipo inespecífico del sistema nervioso central. Las capacidades de atención y concentración no están suficientemente desarrolladas. Podría ser una falta de maduración en los mecanismos neurológicos de la atención. Esto no quiere decir que los problemas atencionales no sean modificables a través de la experiencia. Los cambios obtenidos en el comportamiento de los alumnos son generalmente bastantes específicos. Tratamiento: Uno de los procedimientos más empleados para evitar la distracción del niño, es situarle en un entorno ambiental con estimulación reducida donde pueda trabajar separado por mamparas, de los otros niños (Cruiskshand, 1978). Darle al principio de la reeducación tareas sencillas, breves y presentadas de forma motivada. Los ejercicios han de ser sencillos para que los pueda completar sin tener que insistirle mucho. La realización de estas actividades debe ir seguida de una recompensa eficaz. Las tareas se van alargando y complicando progresivamente hasta que el niño sea capaz de mantenerse concentrado durante un intervalo de tiempo adecuado. Cuando se intenta que el niño preste atención a estímulos relevantes o claves que marcan el inicio o el cambio de una actividad escolar (leer, escribir, ejercicios matemáticos, etc.) determinadas instrucciones y la práctica verbal por parte del niño hacen mejorar su atención a tales claves. Consiste en enseñarle frases o palabras fáciles de memorizar que le permita prestan atención a tales claves en tareas prolongadas o complejas. Ejemplo: en una tarea de escritura, se le da una cartulina con la frase separa las palabras u otras. Así el niño aprende estrategias expresadas en frases-guía (Meinchenbaum, 1981)

RETRAIMIENTO SOCIAL:

Características, etiología y tratamiento Características: Se manifiesta en la falta de conductas de cooperación con los compañeros y en la ausencia de interacción con ellos y el profesor. Comportamiento ansiosos al hablar con el profesor o leer en voz alta. No suele iniciar conversaciones y preferentemente juega solo. Su actitud general es tímida, insegura o recelosa y pasiva, llegando a no protestar si le atacan. Puede estar asociado con otros problemas de tipo emocional, pero no sólo se dan en el niño tímido sino también en el rebelde. Posibles causas: Puede aparecer por la falta de habilidades necesarias para hacer amigos o aproximarse a ellos para jugar, experimentando ansiedad en situaciones sociales. El resultado final es que son olvidados y aislados. Por excesiva agresividad, lo que hace que sea rechazado por sus compañeros. Por competencia social (rol, sexo, clase social, edad e interlocutor del niño) Hay que destacar que el rasgo más común del retraimiento social es la carencia de habilidades sociales. En muchas ocasiones el niño no sabe que decir o como actuar, hay falta de práctica en el contacto social. La presencia de elevados estados de ansiedad puede deberse a la asociación de una situación ansiógena (reprimenda, burla) con los intentos de contacto social por parte del niño. Técnicas más empleadas: 1. Entrenamiento de adquisición con refuerzo positivo de conductas de interacción. Se ha empleado el método de aproximaciones sucesivas para inicar conductas sociales, responder a interacciones, continuarlas, etc. 2. Modelado o imitación de conductas, empleando tanto modelos reales como fílmicos o simbólicos (narración), seguidos de ensayo conductual más refuerzo positivo. 3. Autoinstrucción y Entrenamiento Cognitivo. Implica proporcionar al niño estrategias cognitivas que, a medida que se desarrollen, facilitarán el ajuste y eficacia de las relaciones interpersonales al mejorar las formas de solucionar problemas de interacción social. Se ha utilizado en clases de preescolar con un plan diario de actividades. Parte de los ejercicios se centraban en los modos de pensamiento alternativo, secuencial y centrado en un fin. El programa se completa enseñando conceptos lingüísticos complejos que apoyen el repertorio cognitivo del niño y enseñando a identificar emociones. Respecto a la actitud a tomar en clase ante este problema de conducta: Crear un buen clima en el aula, positivo y recompensante, tanto desde el punto de vista corrector como preventivo. Deben abundar las ocasiones de recompensa por las actuaciones públicas del niño. Evitar las burlas de los compañeros. Una forma de incrementar la cooperación y participación es fomentar juegos en grupo donde haya una intervención mínima en solitario de cada niño, pudiendo ser esta participación gestual al principio, requiriendo que el niño hable cada vez más y que en ellos pueda representar ciertas situaciones de clase. Ejemplos: a) Modelado o imitación con presentación real o simbólica del modelo. b) Y ensayo conductual en el que el niño practica la conducta modelada, cada vez más compleja hasta hacerlo bien, ayudado e instruido cuando haga falta por el profesor u otros compañeros, obteniendo refuerzo social efusivo. La eliminación de la ansiedad en las situaciones sociales requiere una actuación clínica por parte del psicólogo (Desensibilización Sistemática). Pero en todo caso, en el aula pueden introducirse la práctica de la relajación como parte de sesiones de psicomotricidad.

CONDUCTA REBELDE Y AGRESIVIDAD:

características, etiología y tratamiento Aquí se incluyen todos los comportamiento que no parten de una dificultad primaria del niño y cuyos efectos se extienden de manera inesperada a la conducta del maestro y de los compañeros perturbando consecuentemente la marcha de la clase. Son conductas tan variadas como llamar la atención con gestos o palabras, levantarse continuamente del asiento, desobedecer reiteradamente, agredir, etc. Tradicionalmente se ha empleado la inmovilización física y el castigo. El castigo provoca un cese rápido en la conducta rebelde, si se aplica siguiendo unas normas, pero trae consigo problemas colaterales emocionales por lo que no se aconseja su uso. Pero en todo caso si se emplea ha de ser inmediato, de suficiente intensidad pero no elevada y haciendo saber al niño por qué se le castiga y que hay conductas alternativas no penalizables. La actitud del maestro ha de ser firme y consecuente pero no autoritaria ni agresiva. Deben evitarse las reprimendas reiteradas ya que su único efecto es crear saciedad al estímulo verbal que supone la instrucción. Si se emplean deben ser en voz baja, de forma que sólo las oiga el niño y ha de evitarse mostrar alteración emocional y las órdenes han de ser escuetas. Una forma peculiar de conducta rebelde es la agresión. Ésta implica ataque a otros niños, al profesor o a sí mismo. Aparece en ocasiones junto con elevados niveles de hiperactividad o impulsividad. La desaparición del comportamiento agresivo es muy difícil ya que se ve recompensado fuertemente por la reacción inmediata de las personas que lo sufren y contemplan. Condiciones que pueden provocar las pautas agresivas. Esta recompensa inmediata, la abundancia de modelos agresivos en nuestra sociedad, y situaciones de frustración causadas por fracasos escolares o problemas de inserción en el grupo. Técnicas empleadas: Las técnicas de supresión de comportamiento son las más eficaces a la hora de abordar el problema del niño agresivo. El retiro de atención social en este caso no es efectivo porque difícilmente los niños agredidos van a permanecer inmutables, por eso se emplean otros procedimientos como el aislamiento o privación social. Otro procedimiento es el refuerzo diferencial de otras conductas, en especial las escolares y el juego en común. También es útil el modelado real o simbólico de conductas alternativas adaptadas ante ciertas situaciones que pueden controlar conductas agresivas. Son útiles las técnicas de autocontrol, pues en ocasiones el niño dice que no sabe por qué ataca a los demás y que no sabe controlarse. Se le enseñan estrategias cognitivas que sugieran otras alternativas de acción y retrasen la aparición de la conducta agresiva, permitiéndole un control mayor de su conducta. En todo caso el programa debe recaer sobre la adquisición de conductas académicas que ha de ser debidamente recompensada.