Panorama psicológico argentino: Constitución, institucionalización y profesionalización de la psicología

Panorama psicológico argentino: antecedentes, constitución, institucionalización y profesionalización de la Psicología.
María Lucrecia Rovaletti

Constitución, institucionalización y profesionalización de la psicología.

La influencia profesionalista (21) se concreta en la creación de las carreras de Psicología (22) (23) que se produce entre 1954 y 1959: Litoral, Buenos Aires, Tucumán, La Plata, Cuyo, Córdoba, San Luis y a nivel privado en la Universidad del Salvador (24). Un número demasiado alto si se piensa -según Nuria Cortada- en el escaso número de profesores con formación estrictamente idónea, ya que en general eran egresados de filosofía o medicina, salvo la misma dicente. Esto dio un perfil especial a la carrera y suscitará luego no pocos problemas.
Hasta entonces los profesores se remitían a la enseñanza de la psicología, pero no como profesionales con una identidad propia; en ninguno de ellos aparece equiparable a la psicología norteamericana, que sosteniendo proyectos académicos autónomos de enseñanza e investigación establece una definida profesionalización de la disciplina. En nuestro país, comienza entonces no sólo la constitución y la transmisión de una ciencia como disciplina teórica y aplicada que tiene su fundamentación académica, sino que se abre un espacio de profesionalización que define nuevos roles.
En la Universidad de Buenos Aires, la carrera se crea en la Facultad de Filosofía y Letras con un predominio en la orientación clínica. Sin embargo, ella se encuentra atrapada por las incumbencias ya que se considera a la psicología clínica un problema médico (25), impronta ésta que se diluye pronto con la llegada de profesores de orientación psicoanalítica, como Bleger, Ulloa, Bernstein, que fundara luego la Editorial Paidós (1960). Sólo se expide el título de Licenciado en Psicología, se bloquea el doctorado.
El experimentalismo argentino, nacido bajo la influencia del evolucionismo de Spencer sobre todo y de Darwin, con influencias europeas y tintes medicalistas de algún modo apoyado por la orientación psicoanalista, mostró un cierto rechazo a la orientación psicométrica propia de la escuela anglo-americana confrontando un grupo reacio al laboratorio alejado del utilitarismo y el pragmatismo. Estas fueron las bases ideológicas subyacentes a la creación de las carreras de psicología que las primeras promociones tradujeron de modo claro. Pero como bien sabemos, las relaciones problemáticas entre tendencias opuestas y necesidades de integración ha acompañado siempre el despliegue de las disciplinas psicológicas (26).
El primer texto que reglamenta a los psicólogos es de 1954, del Ministerio de Salud Pública (Resolución N o 2282), que considera a la psicoterapia como un procedimiento terapéutico y de acuerdo a la Ley 12.912/44, sólo podrá ser ejercido por médicos, y aún a estos se les imponen el art. 6º , que prohíbe anunciar públicamente o en recetario las especialidades de médico psicólogo, psicoanalista o psicoterapeuta. y en el art. 8º , se dice que los artículos expendidos por asociaciones psicológicas o psicoanalíticas son sólo honoríficos y no habilitantes. Serán penados por el Código Penal art. 94 a los que indujeren a decisiones vitales reñidas con la moral: adulterio,
concubinato, divorcio, homosexualidad y perversiones diversas y otras de índole social.
Ante la primera camada de psicólogos de Buenos Aires (1960) y de Rosario (1961) cunden las expectativas, la cautela y hasta la desconfianza ante este nuevo profesional que ingresaba a la vida
activa del país. Sin embargo se comienzan a abrir nuevas expectativas y a consolidar un campo concreto de trabajo, más allá de cualquier legislación perimida y obsoleta; aunque siempre el modelo de profesionalización se realiza desde la orientación clínica psicoanalítica. Los debates sobre el rol del psicólogo se organizan en torno a dos ejes: asistencia privada o prevención pública, y relación y apropiación del psicoanálisis.
A pesar del número elevado de psicólogos respecto de los psicoanalistas, el hecho que el psicólogo se psicoanalice, controle, tenga grupos de estudios con ellos muestra por un lado la importancia
que tiene para éstos pero que también es una potencial amenaza como «teorizador” del psicoanálisis. Por otra parte, revela a su vez su dependencia con el poder médico: son la mano de obra gratuita con la cual el psicoanalista y el psiquiatra pueden contar para poner en marcha un Servicio Hospitalario o una Institución (27),
Durante años los psicólogos estuvieron convencidos de que sólo en la A.P.A. podrían aprender lo que querían estudiar. Aspiraron a ingresar en dicha institución y así fueron psicólogos momentáneos hasta que la A.PA los recibiera. (Greco, 73) De este modo, el psicólogo al identificarse con el psicoanalista sufre de confusión de identidad (28), y esto trae como consecuencia el desconocimiento y a veces hasta el rechazo de la actividad psicológica en muchos otros campos, tanto por parte del psicólogo como de la población que daja así utilizar estas otras opciones. A pesar de esto, en la X Conferencia Argentina de Salud Mental y Asistencia Psiquiátrica (Mar del Plata, 1966), los psicólogos presentan aportes de jerarquía científica. En las conclusiones se ratifica la necesidad de un trabajo interdisciplinario y se admite la equiparación de todos los profesionales en tanto sean carreras mayores, borrándose así el concepto de «paramédicos», «auxiliares o técnicos», Claro está que la viabilidad del ejercicio de la psicoterapia se ejerce bajo el control médico.
En enero de 1967 se reglamenta la ley Nº 17.132 del ejercicio de la medicina. A pesar de que allí se reconoce a los psicólogos como idóneos en su tarea e imprescindibles, se los encuadra como»
ayudantes de psiquiatría», de acuerdo al artículo 91 (29). Sólo les es permitido la evaluación del psicodiagnóstico a través de test y tareas de investigación, pero no psicoterapia ni psicoanálisis ni administración de fármacos. Sin embargo, por solidaridad profesional o por necesidad de funcionamiento de los distintos Servicios de Psicopatología o de Psicología Médica, se opta por ignorar la ley.
Paralelamente el Instituto Nacional de Salud Mental inicia la residencia para los psicólogos clínicos que son considerados ahora profesionales de la salud, con necesidad de una formación de postgrado (30) a través de cursos de Psicopatología general, Psicofarmacología, Neurología, Psicodiagnóstico, Técnicas psicoterapéuticas y Psicoterapia pero contando siempre con la
supervisión médica. Por eso decía Knobel, La creación de la carrera de Psicología no fue resultado de un azar, sino del desarrollo científico que se viene operando en todo el mundo y al cual nuestro país no podría ser ajeno (Knobel, 231).
Ampliar la posibilidad de trabajo eficaz con un rendimiento que la capacitación permite al psicólogo, es una labor de buen gobierno y de responsabilidad social para todos los profesionales. Delimitar restringiendo las posibilidades de quien tiene la capacidad científica y la formación técnica para realizar un trabajo útil para la sociedad, es una acción negativa que no puede aprobarse ni aceptarse sino que es preciso sañalarla y denunciarla (Knobel, 237-8).
En 1976, el gobierno militar interviene las universidades. En la Universidad de Buenos Aires la carrera de Psicología pasa a depender del Rectorado; la formación se traslada entonces a centros y grupos privados de estudio.
Habrá que esperar a noviembre de 1985 para la promulgación de la ley Nº 23.277, sobre las normas para el ejercicio de la psicología y su reglamentación por el Decreto Nº 905 de noviembre de 1995, cuyo ámbito de aplicación rige en Capital Federal, Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur.

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