Personalidad: Dogmatismo

Dogmatismo

Un tercer escollo importante es el dogmatismo. Como seres humanos parece que tenemos una tendencia natural al conservadurismo. Nos aferramos a aquello que
ha funcionado en el pasado. Y si dedicamos nuestra vida al desarrollo de una teoría de la personalidad, si hemos puesto todas nuestras fuerzas y nuestro
corazón en ello, podemos estar seguros de que seremos bastante defensivos (parafraseando a Freud) con nuestra postura.

Las personas dogmáticas no permiten cuestionamientos, dudas, nuevas informaciones y demás. Podemos saber cuándo estamos frente a este tipo de personas al
ver cómo reaccionan a las críticas: tienden a usar lo que se conoce como argumento circular.

Este argumento es aquel en el que “justificas” tu opinión asumiendo que las cosas solo serán ciertas si ya lo has considerado como tales en primer lugar.
Existen toneladas de ejemplos de argumentos circulares ya que todo el mundo los usa. Un ejemplo simple sería: “Yo sé todo”; “¿y por qué tendría que creerte?”;
“Porque sé todo”.

Otro ejemplo que he vivido personalmente: “Tienes que creer en Dios porque la Biblia lo dice, y la Biblia es la palabra de Dios”. Ahora, podemos ver que
no es intrínsecamente erróneo decir que Dios existe y tampoco en creer que la Biblia es la palabra de Dios. Donde esta persona se equivoca es cuando utiliza
el argumento de que la Biblia es la palabra de Dios para apoyar la tesis de que “tienes que creer en Dios”, ya que el no creyente poco se va a impresionar
con el primero si no cree en el segundo.

En definitiva, este tipo de asuntos ocurre todo el tiempo en psicología y en particular en las teorías sobre personalidad. Siguiendo con Freud, no es inusual
escuchar a freudianos argumentar que los que no creen en el pensamiento freudiano están reprimiendo la evidencia que necesitan para creer en él (cuando
precisamente es la idea de represión freudiana por donde debemos empezar). Lo que usted necesita, dicen, es pasarse unos años en psicoanálisis para darse
cuenta de que Freud tenía razón (cuando, para empezar, va a gastar un tiempo- y dinero- en algo en lo que no cree).