Psicoanálisis y psicología en la teoría de la personalidad: procesos mentales inconscientes

Los supuestos psicoanalíticos sobre el funcionamiento mental están siendo en su mayor parte corroborados por la psicología experimental. La existencia de procesos mentales inconscientes -pensamientos, emociones, y motivaciones- es hoy día un hecho en el que hay consenso en la psicología. El consenso es tan contundente que no deja lugar a debate, y así lo han señalado ya psicoanalistas y psicólogos de la personalidad (Westen, 1999).
Pero no sólo se trata de la existencia de los procesos inconscientes, además está el hecho de que las características de funcionamiento del psiquismo inconsciente descritas desde la psicología cognitiva muestra un paralelismo llamativo con el inconsciente freudiano. Puede hablarse de corroboración de teorías psicoanalíticas, y también de revisión de clásicos conceptos psicoanalíticos a la luz de los nuevos conocimientos.
La descripción que del inconsciente hace el cognitivismo coincide con el proceso primario psicoanalítico. El trabajo de Froufe (1997) El inconsciente cognitivo ofrece la oportunidad de comparar las  características de ambos inconscientes, el cognitivo y el psicoanalítico. Los procesos inconscientes no se ven ahora  como una versión débil de los conscientes, sino con diferencias cualitativas, y salta a la vista el paralelismo con  las dos formas alternativas de pensamiento que Freud describió en sus trabajos de metapsicología: proceso primario y  proceso secundario.
La descripción cognitiva del procesamiento inconsciente queda bien reflejada en la vertiente más moderna del cognitivismo, el modelo conexionista. También este modelo refleja las características del proceso primario de Freud.
Por el lado de la neurociencia, la concepción actual de que el cerebro funciona modularmente (Gazzaniga, 1985), es decir, no de manera homogénea, serial y unificada sino con múltiples sistemas que realizan procesos mentales paralelos entre los que se alcanza cierta sincronía, es consistente con la idea de Freud de que la mente constaba de procesos divergentes y contradictorios que daban lugar a conflictos, que a su vez por un proceso natural de síntesis producía síntomas, rasgos del carácter o sueños, como formaciones que significan una transacción entre esas múltiples tendencias. Experimentos claves como los de Gazzaniga con sujetos con el cerebro dividido han venido a demostrar experimentalmente mecanismos defensivos freudianos, como la racionalización.