Psicología y Derechos Humanos: La APA norteamericana y la ética profesional frente a la violación de Derechos Humanos (Perspectivas)

Psicología y Derechos Humanos

Perspectivas: La APA norteamericana y la ética profesional frente a la violación de Derechos Humanos

JUAN JORGE MICHEL FARIÑA 

Con fecha 2 de julio de 2015, la firma legal Sidney Austin emitió un detallado informe relativo a gravísimas violaciones de la conducta ética por parte de profesionales de la APA (American Psychological Association) en el marco de la ofensiva de los EEUU contra Irak. Elaborado por David Hoffman, Danielle Carter, Cara Viglucci, Heather Benzmiller, Ava Guo, Yasif Latifi y Daniel Craig, se ha comenzado a hablar de él como “Informe Hoffman”.

En esta nota, Juan Jorge Michel Fariña nos ofrece una valiosa compilación, traducida por él mismo, de algunos aspectos salientes del Informe Hoffman.

La APA norteamericana colaboró secretamente con la administración Bush en la justificación ética y legal de los interrogatorios a prisioneros en el marco de la guerra antiterrorista post 11 de septiembre. Esta información, ya conocida desde hace casi una década, ha sido confirmada ahora por una investigación independiente encomendada por la propia APA y cuyo informe final se dio a conocer el 10 de Julio de 2015. La investigación fue dirigida por David Hoffman, un abogado de Chicago que trabaja para la firma Sidley Austin, auditora en la que la APA delegó la tarea.

Es importante aclarar la iniciativa de esta investigación fue el resultado de una larga batalla de psicólogos progresistas de los Estados Unidos dentro y fuera de la APA. Una de las principales activistas de este movimiento fue nuestra colega Brinton Lykes, Profesora de Psicología Social y Comunitaria en Boston College, directiva de la Fundación Ignacio Martín Baró y co-fundadora de la Red de Salud Mental y Derechos Humanos. El informe que sigue está tomado de distintos materiales por ella recopilados. Al final del artículo se consignan lecturas recomendadas.

El comunicado de prensa oficial de la APA, lleva como título: Press Release and Recommended Actions: Independent Review Cites Collusion Among APA Individuals and Defense Department Officials in Policy on Interrogation Techniques. http://www.apa.org/independent-review/independent-review-release.aspx

De entrada el comunicado encuadra la situación bajo la figura de “collusion”, colusión, en español, es decir, un pacto que se establece entre dos personas u organizaciones con el fin de perjudicar a un tercero. En este caso se trata de la alianza de psicólogos miembros de la APA y funcionarios del Departamento de Estado para sofisticar los interrogatorios a prisioneros –la llamada “enhanced interrogation”, o “técnicas reforzadas de interrogatorio”. 

Según el informe de la comisión investigadora dos ex presidentes de la APA formaban parte del comité que brindaba asesoramiento a la CIA. Uno de ellos fue el responsable de brindar el argumento de que “la deprivación de sueño no constituye tortura”. Se trata del mismo profesional que obtuvo luego un puesto en una compañía consultora fundada por quienes supervisaron el programa de interrogación de la CIA.

Stephen Behnke, por su parte, Director del Departamento de Ética de la APA en aquel momento, fue el encargado de coordinar las declaraciones públicas sobre interrogatorios a prisioneros, tarea que realizó de manera conjunta con un psicólogo militar de alto rango. Sugerentemente, obtuvo luego un contrato del Pentágono para colaborar en el entrenamiento a interrogadores, tarea que llevó a cabo mientras ejercía su puesto en la APA, sin el conocimiento de la comisión de Ética que allí integraba.

El informe Hoffman es el primero en examinar de manera detallada y sistemática el papel que jugó la APA en el programa de interrogatorios. Utilizando emails recientemente develados, sostiene que las acciones se iniciaron a partir de la divulgación pública en 2004 de fotografías de abuso de prisioneros por parte del personal militar norteamericano en la prisión de Abu Ghraib en Irak. Para salvar al programa de interrogatorios y mantener el trabajo de los psicólogos involucrados, altos funcionarios de la administración Bush trabajaron en contacto con miembros prominentes de APA, habilitando así al Departamento de Justicia para argumentar en secreto que el programa era legal y no constituía tortura, ya que los interrogatorios estaban siendo monitoreados por profesionales de la salud.

En un momento en que la CIA y los funcionarios del Departamento de Defensa estaban desesperados por obtener inteligencia que pudiera ayudarlos a frustrar nuevos complots terroristas, estuvieron dispuestos a pagar generosamente por expertos que pudieran darle un viso de legitimidad al programa de interrogatorios. Fue así que destacados psicólogos estuvieron dispuestos a complacerlos, en nombre de “consolidar las relaciones institucionales y optimizar el crecimiento de la profesión”, tal como aparece en un pasaje del informe.

Lo interesante es que en 2005 la APA conformó un grupo de trabajo para analizar estas espinosas cuestiones. El grupo, mayoritariamente compuesto por “informantes de seguridad nacional,” concluyó que los psicólogos podían reanudar la asistencia en los interrogatorios.

En aquel momento la asociación civil Physicians for Human Rights, con sede en Boston, apeló al Departamento de Justicia para que iniciara una investigación penal relacionada al papel que estaba jugando la APA en el Programa de interrogatorios. “Como profesionales de la salud mental, nuestra primera obligación debe ser hacia nuestros pacientes,” dijo el Dr. Kerry Sulkowicz, psiquiatra y vicepresidente de Physicians for Human Rights, para concluir luego que “La connivencia de la APA con el aparato de seguridad nacional del gobierno es uno de los más grandes escándalos de la historia médica de los Estados Unidos”.

Si bien Rhea Farberman, vocera de la APA, negó que el grupo hubiera coordinado tales acciones con el gobierno, la documentación hallada muestra que la administración Bush dependía más estrechamente de los psicólogos que de los psiquiatras o cualquier otro profesional de la salud para monitorear los interrogatorios, y ello se debía a que la APA había dado su apoyo a la participación de los psicólogos. Esto fue revelado en 2006 por un alto oficial del Pentágono.

Hoy está claro que la APA “priorizó la protección de los psicólogos –aún aquellos que podrían haber incurrido en comportamientos reñidos con la ética– por encima de la protección al público”, tal como consta en el informe Hoffman. Luego de que el informe se hiciera público el viernes 10 de julio de 2015, la APA emitió un pedido de disculpa: “Las acciones, políticas y falta de independencia de la influencia del gobierno descrito en el informe Hoffman, representan la incapacidad para vivir a la altura de los valores fundamentales,” dijo Nadine Kaslow, ex presidente de la organización en un comunicado. “Lamentamos profundamente y pedimos disculpas por el comportamiento y las consecuencias que sobrevinieron.”

Si bien el Programa de interrogatorios se ha cerrado y en 2014 la Comisión de Inteligencia del Senado emitió un detallado informe describiendo al programa como ineficiente y abusivo, hasta ahora la administración Obama se ha rehusado a procesar a los torturadores. El informe Hoffman y toda la evidencia que ahora sale a la luz torna cada vez más indefendible esa posición. 

Ahora bien, la American Psychological Association es la organización de psicólogos más numerosa del mundo, contando en la actualidad con 122.500 investigadores, educadores, clínicos, consultores y estudiantes. ¿Cómo llegó la APA a quedar comprometida en esta situación? ¿Por qué fueron los psicólogos los profesionales convocados para asistir y justificar el uso de interrogatorios? ¿Por qué la American Psychiatric Association y otras asociaciones médicas han tenido un rol más progresista que el de la APA? En una próxima nota avanzaremos con algunas hipótesis al respecto.

Traducción y edición de Juan Jorge Michel Fariña

Informe Hoffman (Julio 2015), en inglés: http://www.apa.org/independent-review/APA-FINAL-Report-7.2.15.pdf

Costanzo, M; Gerrity, E. & Lykes, MB. (2006) Psychologists and the Use of Torture in Interrogations. Analyses of Social Issues and Public Policy, Vol. 6, No. 1, 2006, pp. 1–14 

Lira, E.: (2008) Psicología, Ética y Seguridad Nacional: El Rol de los Psicólogos. Psykhe [online] Vol.17, Nº 2, 5‐16, 2008. http://www.scielo.cl/pdf/psykhe/v17n2/art01.pdf

Salomone, G. Z.: (2011) Los principios éticos y su articulación con las normas jurídicas e institucionales: el debate sobre Guantánamo como analizador. Memorias III Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. htp://www.proyectoetica.org/descargas/textos_y_articulos/III_Congreso_Salomone_Guantnamo‐APA.pdf

FUENTE:

Intersecciones Psi – Revista Electrónica de la-Facultad de Psicología de la UBA (Año 5 – Número 15 – Junio de 2015)