Psicopatología y Semiología Psiquiátrica: PSICOPATOLOGÍA DEL YO (Psicopatología de la dimensión actividad-pasividad)

3.1. PSICOPATOLOGÍA DEL YO

B. PSICOPATOLOGÍA DE LA DIMENSIÓN ACTIVIDAD-PASIVIDAD.
* Activo: un Yo es típicamente activo cuando tiende a ser alerta, vigilante, con gran persistencia y decisión, ambicioso y con una conducta siempre dirigida a determinados objetivos; habitualmente desarrolla planes y estrategias para lograrlos, examina cuidadosamente las alternativas, manipula el ambiente, las circunstancias y los eventos, para así superar los obstáculos. Aunque sus objetivos pueden cambiar de tiempo en tiempo, toman la iniciativa para llevar a cabo algo y están siempre muy comprometidos y enérgicamente puestos en controlar las circunstancias y su ambiente. La psicopatología comienza cuando la actitud fundamental frente a la vida es de gobierno absoluto y su anormalidad radica en la rigidez con que viven la postura activa aplicada indiscriminadamente, mostrando gran incapacidad para ser pasivos. No aceptan que las circunstancias los modele a ellos o les imponga lo que ellos no desean vivir. No integran el polo de la pasividad en esta dimensión, viven ambos extremos escindidos, negando y anulando el pasivo y exagerando el activo.
* Pasivo: un Yo pasivo se caracteriza por manejar muy pocas estrategias para manipular su ambiente y conseguir sus fines. A menudo asume una actitud de inercia, de falta de ambición y tenacidad. Son «dejados», no toman nunca la iniciativa para modificar los eventos y parecería no importarles el dejarse llevar por las circunstancias y el medio ambiente, constituyéndose en un trastorno psicopatológico cuando es vivido con rigidez. Se hacen incapaces de asumir una conducta activa en las circunstancias que así lo requieren y que, por ende, los lleva a serios conflictos. En ellos no se resolvió la oposición dialéctica de esta dimensión y viven, por tanto, en forma escindida ambos polos, en este caso negando el activo y refugiándose en el pasivo.
En este orden psicopatológico queremos relevar la importancia de dos síntomas de expresión conductual preferente. Ellos son:
a) Desganado: trastorno psicopatológico de la dimensión actividad-pasividad del yo, que se caracteriza por el predominio extremo de su actitud pasiva y que recibe este nombre cuando se presenta en su forma típica en la esquizofrenia. El paciente no siente la fuerza motivadora necesaria para iniciar actividades que requieren de cierta tenacidad. Predomina la indecisión y aun cuando puedan reconocer lo gratificante de un logro, los obstáculos y el esfuerzo para alcanzarlos desalientan el proyecto, abandonándose el sujeto a un quehacer desordenado, superficial y sin sentido o a un ocio vacuo que no le aburre ni le angustia.
No debe confundirse este trastorno con la apatía, que es una falta de interés en las cosas desde un ánimo apagado. Todo aquí le resulta indiferente, nada le entusiasma, incluso aquellas situaciones de por sí gratas y fáciles que no involucran un esfuerzo importante. El desganado, en cambio, puede entusiasmarse por actividades banales, en las que invierte gran parte de su tiempo. Tampoco debe confundirse con la abulia, que se expresa como trastorno de la psicomotricidad o conación. Acá el asunto interesa, quisiera realizarse, habitualmente porque el sujeto siente que debe hacerlo, pero la intervención de la voluntad necesaria está en déficit. El enfermo se siente absolutamente incapaz de romper la inercia e iniciar el acto o conducta.
Ejemplo:
Hombre de 55 años, que tuvo su primer brote esquizofrénico a los 22 años, actualmente no ofrece ningún síntoma productivo, y no ha sido necesario institucionalizarlo en los últimos 20 años. De fracaso en fracaso en sus opciones de trabajo profesional carece de tenacidad, no logra manejar adecuadamente su imagen social. Pasa largos periodos del día comunicándose telefónicamente, sin consumar ningún proyecto o alternativa. Contrasta su ropa de buena calidad con unas uñas desmesuradamente largas y sucias. Se caracteriza por deambular horas de un lado a otro, «haciendo dedo». Mantiene una vida sexual esporádica con una prostituta-amiga, y explica la relación diciendo «no me da trabajo, es más cómodo».
b) Falto de propositividad vital: trastorno psicopatológico de la dimensión actividad-pasividad del yo, donde el predominio del polo pasivo se muestra en una absoluta incapacidad del yo para proyectarse y planificar realísticamente a futuro. En otras palabras, no hay propósito en la vida. Este es un síntoma que tiene características propias en la esquizofrenia. El paciente se muestra incapaz de configurar un mapa orientador de su futuro y parece no ser de su interés darle metas a su vida. En muchos casos da la impresión de que hubiera propósitos para él después, sin embargo si el observador es más acucioso se dará cuenta de que son ideas dispersas, que no tienen nada que ver con sus capacidades, con sus posibilidades reales de llevarlas a cabo y no traducen una actitud de compromiso que trascienda un sentimiento de preocupación, ni logre verterse en conductas destinadas al logro de tales objetivos. Pasan a ser verbalizaciones sin contenido conductual mayor. Este tipo de propositividad se llama «propositividad racionalizada». Dejados a su arbitrio, no logran ninguna realización. Propio del estado defectual procesal, algunos casos se muestran como quiebre de la línea vital esperable desde niveles psicosociales previos. Hay una degradación de metas y logros, vividos por el paciente con naturalidad.

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