Psicopatología y Semiología Psiquiátrica: Psicopatología de la psicomotricidad o conación

PSICOMOTRICIDAD
l.d. PSICOLOGÍA DE LA PSICOMOTRICIDAD (CONACIÓN)
Hablar de psicomotricidad es referirse a la acción. Siguiendo a Betta, podemos decir que esta acción puede realizarse mediante:
1. Actos instintivos
2. Actos habituales
3. Actos voluntarios
Los actos instintivos: se caracterizan porque no tienen aprendizaje previo, y su ejecución es habitualmente perfecta; son el resultado de una disposición hereditaria perteneciente a la filogenia, son específicos y comunes a todos los individuos. Este acto es invariable, se repite siempre igual en todos los seres, se desencadena automáticamente, pero escapa al control del yo (voluntad), que lo registra y lo valora.
Los actos habituales: implican un largo proceso de aprendizaje, que permite alcanzar altos grados de complejidad y de perfeccionamiento. En general, su primera etapa de gestación es volitiva, para pasar posteriormente a emanciparse de la voluntad, adquiriendo el carácter de automático.
Los actos voluntarios: están condicionados y dirigidos por la voluntad y se hallan bajo la vigilancia del yo. Bleuler señaló que las causas propiamente dichas de nuestros actos son las pulsiones. Nosotros hablaremos de instancias instintivotendenciales y afectivas, que cada vez que emergen como determinantes de actos o conductas, pueden entrar en conflicto con el medio ambiente o con valores culturales internalizados. El discernimiento de tales instancias en cuanto a posibilidad de realización, su selección y la decisión consecuente constituyen el acto voluntario.
Los textos de psicopatología centran su atención en la relación existente entre acción y voluntad, tendiendo a describir los trastornos de la psicomotricidad bajo la perspectiva de la volición. Schneider los ubica como trastornos de las tendencias y de la voluntad. Bleuler también los clasifica en relación a los trastornos de la volición. Cosa similar hace Betta. No así Jaspers, quien separa en capítulos aparte los trastornos del impulso y la voluntad, de los trastornos que él llama de la motricidad.
Jaspers es más fiel al punto de vista fenomenológico, al clasificarlos no de acuerdo a lo que subyace al fenómeno, sino que de acuerdo a lo que el observador ve y siente frente al fenómeno en cuestión. No podemos negar por otro lado que los trastornos del impulso y de la volición están estrechamente ligados a la motricidad, ya que ésta es consecuencia de ellas. Por eso nosotros hemos clasificado bajo el nombre de psicomotricidad los trastornos del impulso, volición y actividad motriz, agrupándolos más que por los mecanismos psicopatológicos que subyacen al trastorno, por la fenomenología que muestran al observador. En este sentido nuestro concepto de psicomotricidad es similar al planteado por Kaplan-Sadock. Para evitar confusiones, ellos no usan el término psicomotricidad y prefieren hablar de psicopatología de la conación, agrupando bajo este término los aspectos psicopatológicos que se relacionan con los impulsos, deseos, motivaciones y temores, que se expresan a través de la conducta motora. Bajo este concepto caben los trastornos de tipo compulsivo, los del impulso sexual y de la apetencia.
Manteniendo el término psicomotricidad por considerarlo más universal, con una denotación similar al de conación, nosotros los hemos clasificado en:
1. Trastornos de la psicomotricidad que aparecen como conductas y actitudes básicas del paciente.
2. Trastornos de la psicomotricidad que se manifiestan en relación a los demás.
3. Trastornos de la psicomotricidad que configuran grupos clínicos específicos:
a) Serie catatónica.
b) Trastornos de la psicomotricidad por alteración del impulso de tipo compulsivo.
c) Trastornos de la psicomotricidad en relación al impulso sexual.
d) Trastornos de la psicomotricidad en relación al impulso a alimentarse o apetencia.
Cada uno de estos grupos nos parece que tiene características propias desde un punto de vista fenomenológico que justifican esta ordenación.
Es importante enfatizar el valor especial que tiene la psicomotricidad en el estudio de la psicopatología del paciente, ya que ésta es la expresión final de una serie de instancias psicológicas que nos hablan del sujeto en profundidad. Desde la psicomotricidad se hace posible inferir la instintividad, las pulsiones o tendencias, los afectos y las direcciones de la voluntad. Además, expresan rasgos de la personalidad, de su percepción del mundo y hasta las características de su pensamiento. Aparte de darnos una información general de la funcionalidad del sistema nervioso tanto central como periférico.
Hacer fenomenología es observar y sentir el fenómeno tal como él se nos muestra. Teniendo presente esta actitud básica del psicopatólogo, podemos entender el lugar especial que ocupa la psicomotricidad en el análisis psicopatológico, ya que, como vemos, es la vía regia por la cual el ser humano se muestra ante y para otros.

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