Psicopatología y Semiología Psiquiátrica: Clasificación del vivenciar psicológico y psicopatológico

4. CLASIFICACIÓN DEL VIVENCIAR PSICOLÓGICO Y PSICOPATOLÓGICO.

El método fenomenológico en psiquiatría estará centrado en el análisis de las vivencias, fundamentalmente en la fenomenología de las vivencias perturbadas, o sea en la psicopatología.
Tal como señalamos en la introducción, nos parece fundamental que el estudio de la psicopatología se realice desde y con la psicología normal. Facilita la comprensión de la psicopatología el orientarse desde una ordenación o clasificación del aparato mental; en este caso, una ordenación de nuestra psiquis desde las vivencias denominadas normales.
A nuestro juicio, es Kurt Schneider un continuador de Jaspers, quien ha realizado el mejor esfuerzo ordenador y clasificador de las vivencias normales y patológicas.
Siguiendo de cerca a Schneider, ordenamos el material psicológico de la siguiente manera:
1. Elementos del vivenciar: Esta denominación alude a lo que se ha llamado elementos básicos constitutivos del aparato psíquico. Entre los elementos del vivenciar, distinguimos:
1. 1. Sensación, percepción y representación
1.2. Pensamiento
1.3. Afectividad
1.4. Psicomotricidad o conación
2. Instrumentos del vivenciar: Son factores generales de cuya presencia y operabilidad depende la construcción vivencial, siendo por lo tanto condicionantes necesarios. Éstos son:
2.1. Conciencia
2.2. Inteligencia
2.3. Atención
2.4. Memoria
2.5. Orientación
3. Cualidades fundamentales de las vivencias: Corresponde a ciertas cualidades generales que sólo surgen en la naturaleza humana y que son resultantes de la funcionalidad yoica. Su carácter dinámico exige una aproximación dimensional que distingue las siguientes dimensiones:
3.1. Dimensión realidad-irrealidad
3.2. Dimensión actividad-pasividad
3.3. Dimensión acercamiento-evitación
3.4. Dimensión dependencia-independencia
Condiciones absolutamente necesarias aunque no suficientes para que se lleve a cabo nuestro vivenciar, son la lucidez de la conciencia, una inteligencia normal, la atención necesaria junto a una orientación personal adecuada, y una memoria que registre el evento. La indemnidad de estas funciones que hemos llamado instrumentos del vivenciar, posibilita la realización de la sensación, percepción, representación, pensamiento, afectividad y psicomotricidad; o sea, los modos de vivenciar dependen del estado de los instrumentos del vivenciar. Pero todo el conjunto de vivencias que emana desde la afectividad, percepción, psicomotricidad, pensamiento, representación y sensación, pasa por el filtro del yo del sujeto.
Los eventos psíquicos se cualifican vivencialmente bajo la funcionalidad yoica. Desde el yo, adquieren su sello propio y se configuran en vivencias personales. Es decir, los acuña y les imprime un carácter propio bajo un proceso integrador que estará condicionado por su propia estructura y organización dinámica, la cual se ha configurado a través de su historia, en relación a los caminos de resolución que adopte frente a las cuatro dimensiones polares que lo constituyen desde su génesis. Reiteramos que las cuatro dimensiones autonómicas que hemos considerado como básicas, son la dimensión realidad-irrealidad, actividad-pasividad, acercamiento evitación y dependencia-independencia.
Consideramos que estas cuatro dimensiones son operacionalmente fundamentales pero no excluyentes de otras posibles dimensiones susceptibles de formulación.
Cada intento descriptivo en Psicología tanto normal como patológica, por necesidades didácticas se ve sometido a reducciones simplificadoras y clasificaciones que desde una perspectiva global son en cierta medida forzadas, ya que este proceso, descrito como una secuencia por nosotros, trascurre en un suceder simultáneo donde los tres pilares de nuestro vivenciar: instrumentos, modos y cualidades, se interrelacionan dialécticamente, llevándonos así a la configuración del vivenciar, como un todo y no como la suma de sus componentes. Schneider, en su texto de Psicopatología clínica, reflexiona sobre la inevitable necesidad que tiene el investigador de realizar tal esquematismo que lo obliga a tener continuamente presente los riesgos de tal artificio. Textualmente dice: «Si en cierto modo hemos realizado una disección de la unidad funcional psíquica, ello ha sido tan sólo debido a que en último término, para conocer algo acerca de ella, no hay más remedio que considerar cada función por separado. Mas, al ir estudiando así cada función, no hemos de olvidar que no se trata aquí de partes a sumar, de elementos susceptibles de ser aislados sin perjuicio del todo, de meras piezas de construcción que se ensamblan entre sí para montar un edificio. Tampoco el botánico que describe sucesivamente la forma, el color, la disposición de la superficie, etc., de una hoja, cree que esta última es una mera suma de tales elementos. También él se ve obligado a analizar cuanto quiere describir, ya que le resulta imposible decir todo de golpe y de una vez. Es en este único y exacto sentido que ha de entenderse la disección por nosotros efectuada. Debe entenderse entonces que los límites de los diversos sectores se imbrican y difuminan entre sí».
Siguiendo la misma ordenación empleada en el material psicológico normal, a continuación planteamos la clasificación general de la psicopatología que será desarrollada en este trabajo. Cada grupo de trastornos psicopatológicos integra una aproximación fenomenológica a la respectiva psicología normal.

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