Psicoterapia racional (Albert Ellis)

Los psicoterapeutas pueden ayudar a sus clientes a vivir más satisfechos emocionalmente enseñándoles a organizar su pensamiento.
El ser humano posee 4 procesos básicos: percepción, movimiento, pensamiento y emoción.
La emoción, como el pensamiento y los procesos sensoriomotores, podemos definirla como un estado excepcionalmente complejo de reacciones humanas que están íntegramente relacionadas con todos los demás procesos de percepción y respuesta. No es sólo una cosa, sino una combinación e integración de varios fenómenos aparentemente diversos, estrechamente relacionados.
La psicoterapia racional está basada en el supuesto de que el pensamiento y la emoción no son dos procesos completamente distintos, sino que coinciden significativamente en muchos aspectos y que por lo tanto las emociones trastornadas pueden aliviarse con frecuencia [aunque no siempre] cambiándose el pensamiento.
Lo que llamamos emoción es un cierto tipo de pensamiento.
El pensamiento es una estimación relativamente tranquila y desapasionada.
Una persona que piensa es relativamente tranquila, usa al máximo la información disponible.
Una persona excitada solamente usa parte de la información disponible.
Pensamiento y emotividad se encuentran tan  estrechamente interrelacionados que suelen acompañarse el uno al otro. Ambos tienden a adoptar la forma de auto-habla.
El trastorno de la neurosis se encontraría bajo una emoción intensificada incontrolada; y ésto sería el resultado de un pensamiento ilógico, no realista.
Por lo tanto, el concepto de neurosis sólo llega a tener sentido cuando afirmamos que el individuo trastornado no es deficiente, sino que es teóricamente capaz de comportarse de una manera más madura del modo que lo hace.
La neurosis, es entonces, un comportamiento estúpido por una  persona no estúpida.

La meta principal de los psicoterapeutas sería demostrar a los clientes que sus verbalizaciones han sido y todavía son la principal fuente de sus trastornos emocionales.
La mayoría de estas ideas irracionales son, como los freudianos han indicado suficientemente, inducidas por los padres del individuo durante su infancia, y están firmemente arraigadas debido a que las ideas fueron profundamente interiorizadas o grabadas antes de tener ocasión de lograr establecer modos de pensar más racionales. Están inducidos por la cultura general del individuo.

Ideas o filosofías ilógicas:

1- La idea de que es una necesidad calamitosa para un adulto ser amado o tener la aprobación de todos por cada cosa que hace en vez de contentarse en su propia dignidad, en ganar la aprobación por objetos necesarios [como el progreso en el trabajo], y en amar más que ser amado.

2- La idea de que ciertos actos son erróneos, o malvados, o infames, y que las personas que realizan estos actos deberían ser castigadas, en lugar de la idea de que ciertos actos son inapropiados o antisociales, y que las personas que los realizan son siempre estúpidas, ignorantes o perturbadas emocionalmente.

3- La idea de que es terrible, horrible, y catastrófico cuando las cosas no van como nosotros quisiéramos, en lugar de la idea de que es muy grave cuando las cosas no van como nos gustaría que fueran, y se debería intentar cambiar o controlar las condiciones de modo que se hicieran más satisfactorias, pero si es imposible cambiar o controlar situaciones incómodas, lo mejor sería aceptar su existencia y dejar de decirse a uno mismo lo terribles que son.

4- La idea de que gran parte de la desdicha humana tiene una causa externa y se impone a uno por personas y acontecimientos externos, en lugar de la idea de que la desdicha humana está causada por la visión que se tiene de las cosas más que por las cosas mismas.

5- La idea de que si algo es o puede ser peligroso o terrible, se debería estar muy inquieto por ello, en lugar de la idea de que si algo es o puede ser peligroso o temible habría que darle la cara francamente e intentar convertirlo en no peligroso, cuando eso sea imposible, piense en otras cosas y deje de decirse qué situación tan terrible está o puede estar.

6- La idea de que es más fácil evitar que dar la cara a las dificultades y a las propias responsabilidades, en lugar de la idea de que la denominada vía fácil es siempre la manera más costosa a largo plazo y que la única manera de resolver los problemas difíciles es enfrentarse a ellos honradamente.

7- La idea de que se necesita algo más fuerte o más importante que uno mismo en qué apoyarse, en lugar de la idea de que normalmente es mucho mejor mantenerse sobre los propios pies y ganar confianza en uno mismo y en la propia habilidad para enfrentarse con las dificultades de la vida.

8- La idea de que uno debería ser concienzudamente competente, suficiente, inteligente, y lograr cualquier cosa, en lugar de la idea de que uno debería hacer, más que intentar siempre hacerlo bien y de que debería aceptarse a sí mismo como una criatura imperfecta, con limitaciones humanas y falibilidades específicas.

9- La idea de que por haber afectado alguna vez algo intensamente la vida de uno, la afectaría indefinidamente, en lugar de la idea de que se debería aprender de las propias experiencias pasadas pero no estar pendiente de ellas o con prejuicios.

10- la idea de que tiene una importancia vital para nuestra existencia lo que otras personas hacen, y que deberíamos hacer grandes esfuerzos para cambiarlas en la dirección que quisiéramos que fueran, en lugar de la idea de que los defectos de los demás son en gran medida sus problemas y que hacer presión sobre ellos para que cambien es normalmente menos probable que les ayude en ese sentido.

11- La idea de que la felicidad humana puede lograrse por inercia o inacción, en lugar de la idea de que los humanos tienden a ser más felices cuando están ocupados activa y vitalmente en tareas creativas, o cuando se dedican a personas o proyectos fuera de sí mismos.

12- La idea de que uno no tiene prácticamente ningún control sobre sus emociones y no puede evitar sentir las cosas, en lugar de la idea de que se tiene un control enorme sobre las propias emociones si se elige trabajar en su control y practicar diciéndose el tipo correcto de frases.

Si uno llegara a librarse profundamente de estos tipos fundamentales de pensamiento ilógico, sería excepcionalmente difícil llegar a perturbarse emocionalmente demasiado.
La neurosis parece originarse y ser perpetuada por ciertas ideas irracionales básicamente erróneas; el individuo llega a creer en objetivos no realistas, imposibles, con frecuencia perfeccionistas y por lo tanto a pesar de la considerable evidencia contradictoria, se niega a renunciar a sus creencias ilógicas originales.
La nuestra es una cultura generalmente neurotizante.
La tarea de la psicoterapia es ayudar a desconfiar de las ideas ilógicas. La función del psicoterapeuta no es meramente mostrar al cliente que tiene estas ideas o procesos de pensamiento sino persuadirle de que las cambie por pensamientos más racionales.
Es muy probable que su pensamiento ilógico esté tan profundamente arraigado por las propias repeticiones constantes, y esté tan inculcado en las vías motoras [o patrones de hábito] cuando va a la terapia, que mostrarle simplemente, aún por interpretación directa, que es ilógico no ayudará mucho. Con frecuencia el paciente dice al terapeuta: «De acuerdo, ahora comprendo que tengo temores de castración y que son ilógicos. Pero todavía tengo miedo de mi padre».
El terapeuta debe machacar, debe mostrarle que tiene miedo no de su padre en realidad, sino de ser culpado, de no ser amado.
Si el terapeuta meramente aborda los temores de castración del individuo, luego de un tiempo aparece otro síntoma. Pero si el terapeuta aborda el pensamiento irracional básico del cliente, que subyace a todos los tipos de temor, los síntomas no reaparecerán, ni surgirán otros.
No todos los pacientes pueden ser tratados con psicoterapia racional.
La psicoterapia que incluye una dosis elevada de análisis racional y reconstrucción, es más eficaz que cualquiera de las terapias no racionales o semiracionales.
Se induce al paciente a que se contradiga y actúe contra sus creencias irracionales.
Las técnicas psicoanalíticas dirigidas a los psicópatas son particularmente ineficaces por varias razones: estos individuos no son introspectivos ni verbales; tampoco demasiado listos ni bien educados; no aguantan procedimientos prolijos; y son sumamente escépticos o tienen miedo del complicado análisis psicológico o de la interpretación.
Las ideas ilógicas son lógicamente analizadas, puestas en cuestión, desafiadas, y contra-atacadas por el terapeuta.
Un clínico puede ayudar a mejorar a sus clientes, en un número de casos mucho mayor mediante el empleo de terapia racional que con técnicas psicoanalíticas.
Los pacientes son persuadidos a renunciar a sus ideas irracionales básicas para sustituirlas por otras más racionales, y llegan a reducir su neurotismo.