Recorrido libidinal del adolescente: hallazgo del objeto sexual exogámico, formación de la identidad

En cuanto a lo biológico “los cambios glandulares que producen cambios fisiológicos también afectan la función psicológica. La libido, la energía básica que alimenta el impulso sexual se despierta de nuevo y pone en peligro el equilibrio id-ego que se ha mantenido en estado latente durante años.” Lo físico al ser una realidad innegable para el sujeto lo inunda y en ocasiones aturde. El poder y tener que aceptar la realidad de su cuerpo cambiante y cambiado lo que logra es que se deshaga la armonía que se ha tenido entre mente y cuerpo, es decir, lo fundamental de la identidad del sujeto.
Lo que finalmente hace la pubertad es que “vuelca la libido hacia fuera, pero ahora para dar curso al mandato genital y mas allá de las figuras parentales. Va a hacerse efectiva la exogamia en el hallazgo del objeto y por fin derrotado en incesto”, de esta manera el sujeto empieza a relacionarse y por primera vez demuestra un verdadero interés, en lo sexual, en figuras fuera de los vínculos parentales. De esta manera lo que hace es renunciar a la fantasía de ser uno con la madre o poseer al padre y finalmente busca en el medio externo una o varias relaciones que le satisfagan esta nueva necesidad y con todo esto el aparato psíquico se debe trasformar, para asimilar y soportar las nuevas cargas y presiones que experimenta el sujeto adolescente.
Este empuje libidinal en el marco del recorrido que hace esta energía en la adolescencia lo lleva a modificar sus relaciones. Lo relacional propiamente dicho del adolescente cambia según cambia su objeto sexual y los alcances que puede tener frente a este. Ya pasado y elaborado el complejo de Edipo y ante la posibilidad de relacionarse hora con nuevos objetos sexuales el adolescente cambia su comportamiento. Busca ahora una pareja del sexo opuesto fuera del círculo familiar, admitiendo y entregándose a la posibilidad de un contacto sexual – genital con esta.
En este marco frente a su pareja, objeto ahora cargado libidinalmente, el sujeto pondrá en juego lo que realmente ha logrado construir en el transcurso de su vida y que en este momento se encuentra en un punto de formación clave: su identidad. Tanto lo que este pone en su pareja, como lo que ella pone en el será un juego de identificaciones que llevaran a relacionarse de manera determinada con esta; las predisposiciones, anhelos y deseos puestos en la relación, se pondrán desde la identidad en juego. Sin embargo no todo puede ser puesto en la relación, existirán aun, y como siempre, situaciones en las cuales surgirán las ansiedades del adolescente.
En ciertos casos “la dependencia y fidelidad edípica retarda la búsqueda y el hallazgo del objeto sexual, pero también como puede ser usada como una defensa frente al miedo y la persecución proveniente de la penetración genital que seria la que daría curso a la efectivización de la pulsión instintiva”. Es claro que este paso y nuevo empuje libidinal que afronta el adolescente no es fácil de llevar; como cualquiera de los otro cambios que ha sufrido este también le causara angustia y ansiedad ya que al enfrentarse con una realidad innegable de
posibilidad de acto sexual, consumado en el momento de la penetración, hace que el adolescente experimente angustia frente a esto y puede escudarse detrás de los vínculos parentales y la denominada fidelidad edípica para no aceptar completamente la idea de un acto sexual completo.
La solución para esto se encontraría en lidiar con esta situación con defensas apropiadas y adaptativas, que permitan el desarrollo y la aceptación de este nuevo modo de expresión de lo sexual. La llamada pulsión instintiva seria traducida como la fuerza que impulsa al sujeto a buscar y encontrar un objeto en el cual poder poner todos aquellos sentimientos que anteriormente fueron colocados de manera modificada o reprimida en los padres.