Seminario 14: Clase 9, del 1 de Febrero de 1967

Les agradezco que hayan venido tantos hoy mientras que estamos, nadie lo ignora, en un día de huelga. Os agradezco aún mas, tengo también que excusarme, puesto que es sobre el anuncio que he hecho que haré lo que se llama mi seminario; ciertamente una parte de las personas de las que están aquí están allá. Tenía, en efecto, la intención de hacerlo sobre el tema humorístico.

Había escrito este cogito ergo sun, que como lo sospechan es un juego de palabras y juega sobre la homonimia, la homofonía aproximada del es latino, y el Es alemán, que designan lo que ustedes saben en Freud, a saber, esto que se ha traducido en francés por la función del ça.

Sobre una lógica que no es una lógica, que es una lógica totalmente inédita, una lógica que no he dado aún, no he querido dar, antes que sea instaurada su denominación —tengo sobre esto una que me parece válida, aunque parece conveniente esperar haberle dado un desarrollo suficiente para designarla— sobre una lógica cuya partida curiosa, el hecho de esta elección alienante, subrayo, que le es ofrecida de un no pienso a un no soy, se puede demandar cuál es el lugar del hecho de que estemos aquí para algo que podría llamarse un pensamos y esto nos llevará lejos, puesto que este nosotros, seguramente lo sienten, en los caminos que me adelanto que son aquellos del Otro barrado, plantea una cuestión. No es ciertamente sin motivo para una gran audiencia que hago algo que parece entrarlos bastantes en las vías del pensamiento.

Este estatuto del pensamiento merecería ser, de alguna manera, al menos indicado como cuestionado a partir de tales premisas. Pero hoy me limitaré a esto. Es que como todo hombre que se dispone, se imagina en todo caso disponerse a esta operación del pensamiento, soy muy amigo del orden, del orden existente, es siempre el único al cual habría que remitirse: la huelga. En esta huelga seguida, lo he aprendido lamentablemente un poco tarde por el conjunto de la función pública, no tengo la intención de ser la excepción. Por esto no haré hoy la lección que ustedes podrían esperar, salvo anunciarla sobre este cogito ergo Es. De estar aquí e por una causa, aquella que me ha dejado ciego un poco más tarde de lo que hacía falta, el hecho de que era mejor que no hiciese la lección es por la presencia entre nosotros del Profesor Roman Jakobson, todos ustedes saben cual es nuestra deuda con él, respecto de lo que se prosigue hoy como enseñanza. Él ha llegado a París ayer a la tarde, me ha hecho el honor de ser mi huésped y he tener una gran dicha de hacer ante él mi lección ordinaria. Está de acuerdo conmigo, totalmente de acuerdo sobre esto, que vale más que no la haga, al menos ha venido y cualquiera tiene aquí una pregunta que plantearle, esta listo para responder, acto de cortesía que no tiene nada que ver con el mantenimiento hoy de nuestra reunión.

Si alguien tiene el buen ánimo de tener lista una pregunta para hacer al Profesor Jakobson, aquí en primer rango, él tiene tiempo mientras que voy a tramar algo para mantenerlos interesados; si la pregunta es una verdadera pregunta puede tener interés para todo el mundo.

Indicaré para tenerlos en vilo alguna vía, porque serían ustedes tan puntuales si no previéramos a que momento candente la continuación de nuestro seminario nos conduce. Como había ya previsto que el próximo miércoles no haré mi seminario, es el 15 de Febrero que los reencontraré; espero que el hilo que nos une sobre una línea de atención no se distienda.

Para puntuar esto, este Cogito ergo Es ven en que sentido nos lleva y es una manera de plantear la cuestión de lo que este famoso, es que no va de suyo, puesto que también me permito calificar de imbéciles a aquellos que encuentran fácilmente una suerte de otro sujeto, para decirlo todo, un Yo constituido de otra manera, de cualidad sospecho, un Yo malo, como algunos lo han dicho crudamente. Seguramente no es fácil darle estatuto a tal entidad. Ustedes piensan que conviene substantificarlo solamente por eso que nos llega de un oscuro empuje interno, no es de ninguna manera descartar el problema del estatuto del Es, pues en verdad si fuera eso no sería ninguna otra cosa que esto que desde siempre legítimamente ha constituido esta especie de sujeto que se llama Yo.

Sienten bien que es a partir de este Otro barrado que vamos a tener no que repensarlo, sino pensarlo simplemente, y que este Otro barrado como lugar donde se sitúa la afirmación de la palabra, es algo que pone en cuestión el estatuto de la segunda persona. Desde siempre una verdadera ambigüedad queda instaurada de la necesidad misma del camino queme ha hecho introducir por la vía de la Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis en lo concerniente al inconsciente. El término intersubjetividad seguramente ronda aún y rondará largo tiempo, puerto que esta escrito con todas las letras en el recorrido de mi enseñanza, no está nunca sin acompañarlo de alguna reserva que no era para el auditorio que tenía inteligible, cada uno sabe que no es fácilmente recibido y que seguramente quedará ahí la fortaleza de lo que combato de la manera más precisa. El término Intersubjetividad, con los equívocos que conserve en el orden psicológico, esta en primer piano, precisamente aquel que designo como peligroso marcar, a saber el estatuto de la reciprocidad, escudo que en psicología es hecho para establecer todo los desconocimientos relativos al desarrollo psíquico. Para simbolizarlo, señalizárselos de alguna manera con una imagen descollante y grosera la vez, diré que el estatuto de la reciprocidad en tanto señala que la madurez del sujeto se instauraría en alguna parte del desarrollo (para aquellos que hubieran visto algo, hay suficientes en la asamblea para que mi palabra baste, que los otros se informen, para aquellos que han leído o han visto en el cine los desarreglos del alumno Törless) diré que el estatuto de la reciprocidad es lo que hace a la buena ubicación, ese colegio de profesores que supervisan y que no quieren saber nada, no tienen nada que tocar de esta atroz historia. Esto que no da más que lo que manifiesta, que para la formación de un individuo, especialmente de un niño, los educadores harían mejor en preguntarles cuales son las mejores vías que les permiten situarse como siendo por su existencia misma la víctima de los fantasmas de sus pequeños compañeros antes de buscar darse cuenta de en qué etapa, en cual estadio, será capaz de considerar que el Yo y el tú son recíprocos.

He aquí sobre lo que avanzamos este año bajo el nombre de lógica del fantasma, se trata de algo que arrastra consigo interés de importancia; seguramente esto no va de ninguna manera en el sentido de un solipsismo sino justamente de saber de qué se trata respecto al Otro. Este lugar ha sido sostenido en la tradición filosófica por la imagen de ese Otro divino, vacío que Pascal designa el nombre de Dios de los filósofos y del cual no sabríamos más que contentarnos no por las razones del libre pensamiento; el libre pensamiento es como la libre asociación, no hablamos de eso. Si estamos aquí para seguir el hilo, y la huella del pensamiento de Freud es para terminar con no sé que forma del tábano, del que en la oportunidad podría ser su victima. No es el pensamiento de Freud como el historiador de la filosofía puede, aunque fuese con la ayuda de la crítica más atenta de los textos, definirlo en el sentido de minimizarlo, es decir, hacer notar que en tal o tal punto no va más allá. No se podría imputarle otra cosa que no sé que falla, agujero, remiendo mal hecho, en la vuelta de lo que ha enunciado. Si Freud nos retiene no es por lo que ha pensado como individuo en tal rodeo de su vida, nos interesa el objeto que ha descubierto. El pensamiento de Freud tiene para nosotros su importancia, así constatamos que no hay mejor vía para reencontrar las aristas de este objeto que la de continuar su huella. Pero lo que legítima este lugar que le damos es que permanentemente esas huellas van a marcarnos de una manera más desgarrante, tanto más cuanto que están desgarradas, se trata de no desconocerlo; es seguramente la tendencia irresistible y natural, en la etapa actual de las cosas, de toda subjetividad constituida. Es lo que redobla el drama que se llama, búsqueda y cuyo estatuto saben también que para mí no es sin ser sospechoso; estamos cerca de volver ahí y de replantear la cuestión del estatuto que podemos dar a esa palabra búsqueda, detrás de la cual se abriga en nosotros la mayor mala fe.

¿Qué es la búsqueda? Lo que podemos fundar como el origen radical del camino de Freud concerniente a su objeto, lo que aparece como punto de partida irreductible de la novedad freudiana, a saber: la repetición.

Es esta búsqueda de alguna manera repetida por la cuestión que pone de relieve lo que llamaré nuestras relaciones, una enseñanza que supone sujetos para quienes el nuevo estatuto del sujeto, que implica el objeto freudiano, esté realizado; dicho de otra manera, quien supone que hay analistas, es decir, sujetos que sostuvieran algo que se vuelve a aproximar tan cerca como sea posible al nuevo estatuto del sujeto, aquel que comanda la existencia y el descubrimiento del objeto freudiano. El sujeto, eso serían aquellos que estuvieran a la altura de esto: que el Otro, el gran Otro tradicional, no existe, y, sin embargo, tiene una Bedeutung; para todos aquellos que me han hasta aquí seguido, justamente para que las palabras que empleo tengan un sentido, basta que prenda esta Bedeutung a la estructura en tanto real. Reconocerán en estas imagenes una vez más la banda de Moebius que corté por la mitad, a pesar de que eso no la divide una vez cortada, se desliza de alguna manera sobre si para sencillamente redoblar como pueden constatarlo, y al fin de cuentas par obtener algo que esta perfectamente cerrado, con un adentro y un afuera, la cuarta figura, un toro.

La estructura como eso es real; eso que es real bajo el nombre de estructura es de la naturaleza de lo que está aquí dibujado. Hay de alguna manera una sustancia estructural (no es una metáfora y es en la medida en que a través de esto es posible algo que podemos reinar como un continuar en la palabra corte es con es lo que tenemos que vérnosla, que es existente ¿Qué hay de una enseñanza que supone también la existencia de lo que no existe, pues aparentemente no hay todavía ningún analista que pueda decir que soporte sobre sí esta posición del sujeto?. ¿Qué me autoriza a tomar la palabra dirigiéndome a estos sujetos no existentes?. Ven que las cosas no son sin ser soportadas, como se lo subraya burlonamente, por algunas suposiciones de las cuales las menos que pueden decirse es que son dramáticas, esto no es, sin embargo, para hacer psicodrama. Vamos a cerrarlo por un cierre lógico.
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Lo que sea que me autoriza, y quizá podamos decir un poco más, está claro que estoy sólo, si he de plantear una pregunta al profesor R. Jakobson (doy mi palabra que no se le he dejado entrever viniendo aquí en auto), no es que se me ocurre planteársela. Le demandaré si él, cuya enseñanza sobre el lenguaje tiene para nosotros tales consecuencias si el no piensa también si esta enseñanza es como para exigir un cambio de posición radical al nivel de lo que constituye el sujeto mismo en aquellos que le siguen.

Le plantearía también la cuestión de saber, es una cuestión muy, ad ominem, si ese hecho comporta alguna inflexión, no quiero emplear grandes palabras y me cuido de palabras que puedan sugerir la ambigüedad que se liga a la palabra asceta, aún las palabras que arrastra en las novelas de ciencia-ficción, mutación. ¡Ciertamente no estamos en estas pamplinas!. Se trata del sujeto y de lo que comporta de disciplina del pensamiento en aquellos que en esta posición son introducidos por su pensamiento. ¿Es que para él las consecuencias de lo que enseña van tan lejos?. ¿Es que para él tiene un sentido la palabra discípulo? Pues le diré que para mi no lo tiene. Con derecho está literalmente disuelto, evaporado, por el modo de relación que inaugura tal pensamiento, quiero decir que discípulo puede ser distinguido de la palabra disciplina. Si instauramos una disciplina que es también una nueva fila en el pensamiento, a lo que la distingue de aquellos que nos han precedido es que nuestra palabra no exige discípulo.

Si Roman quiere comenzar por responderme a mí… Las personas que tengan preguntas las plantearan y Jakobson responderá enseguida.

Sra Aubry: (Psicoanalista, psiquiatría infantil) — Quería preguntar, dado que me intereso particularmente en las dificultades de lectura y escritura, de acceso al lenguaje escrito, de su valor simbólico, si en estas dificultades y fuera de los errores que pueden ser señalados como lapsus, piensa que una estructura del lenguaje se relacióna a la estructura misma del sujeto, o más exactamente a su posición frente al Otro.

Me explico por ejemplos de orden clínico: no leo alemán y no he podido leer… he retenido eso después que me fue dicho, por ejemplo las confusiones de los fonemas B-P, D-P, M-N, son confusiones existentes durante el aprendizaje de la palabra; el niño aprende los fonemas en un orden determinado, comenzando por las consonantes vocálicas, minimales comunes a todas las lenguas, después ensancha su registro a un orden constante según las carácterísticas de la lengua materna. Pensaba que las persistencias de tales confusiones en la edad del aprendizaje de la lectura podrían marcar el deseo del niño de mantenerse en esa posición infantil. Esto se relacióna también en cierta medida al no acceso al estadio del espejo, entendido como identificación primera, narcisista y antes que aparezca el Je. Pues las carencias maternas, es decir, de alguna manera la ausencia del discurso del Otro, entre los seis y dieciocho meses, determina la capacidad de acceder en el estadio del espejo a la imagen del cuerpo propio y naturalmente a las identificaciones. Ellas tienen por corolario constante una deficiencia del lenguaje y ciertas particularidades de estructura del lenguaje, mientras que la unidad del sonido, de la palabra de la frase, no sea respetada en el lenguaje oral como en el lenguaje escrito. ¿Si esta ruptura no es un lapsus, es que ella no evocaría la imagen despedazada del cuerpo y este estadio pre-narcisístico?.

Asimismo los errores en el uso de los pronombres personales regurgitan en la incapacidad para distinguir el yo del otro; la incapacidad de distinguir los verbos de estado y de acción, el ser y el actuar, no responde a este estatuto del sujeto sino de objeto actuado por el Otro, es la definición misma de la alienación.

Todas estas cuestiones me las planteo no solamente para las dislexias sino para otros problemas, en particular para las psicosis del niño del estadio del lenguaje.

Una última cosa, la inversión en las sílabas de dos o tres letras marcan efectivamente una dificultad de organización témporo-espacial, pero todo niño que no reconoce la derecha y la izquierda de su propio cuerpo y la del otro, tiene chance de tener dificultades al escribir, es más evidente para aquellos que escriben en espejo. Se puede suponer que el niño diestro que encuentra siempre al otro en espejo tendrá más dificultades en franquear estos escollos, y que al nivel de la escritura la zurdera favorece la inversión. El momento de acceso al lenguaje escrito es un principio contemporáneo a la resolución del complejo de Edipo, donde el niño en la situación triangular ha aceptado y reconocido la ley del padre, simbólico al mismo tiempo que social. ¿Mientras esta evolución no es hecha, es que no está allí, es que no está allí el rehusamiento de una incapacidad de acceso al saber y a la representación simbólica?.

Srta I. Irigaray: — Querría preguntarle a Jakobson: ¿cómo hace la articulación entre el sujeto de la enunciación y el sujeto del enunciado, sino cree que se puede establecer una diferenciación entre los shifters en la función de esta articulación de la enunciación al enunciado?

Dr Oury: — Querría demandarle una precisión a Jakobson desde hace tiempo. En los problemas de análisis de grupos en el interior de las instituciones se tiene como útiles conceptos teóricos, y se hace algún uso de una manera que puede ser azarosa, nociones lingüísticas; desde hace algún tiempo trato de introducir la noción de contexto para tratar de ver ahí un poco más claro el efecto de sentido en el interior de un grupo. Esta noción me gustaría que se la pueda precisar más; quiero dar simplemente algunos puntos de referencias, me he asombrado por el uso bastante práctico de vuestro artículo sobre poética, podría ser muy útil en la comprensión de lo que pasa en los grupos. Por otra parte, parece que esto que esta en juego es una institución, son mensajes poéticos, es decir, una especie de crítica de fonologismo, y la ubicación de un pasaje que da cuenta de la sintaxis, lo que plantea como problemas las relaciones entre el plano semántico y el plano sintáctico.

¿Hay ahí un verdadero problema o una serie de falsos problemas?.En particular con todas las nociones actuales de operadores que se ponen en juego entre el plano sintáctico y el plano semántico, dicho de otra manera, la recomposición sintáctica (es una imagen)de las estructuras de un grupo, cambiando el mensaje y dando un cierto sentido a lo que hace en la institución.¿En esta perspectiva, es posible precisar mejor la noción de sujeto de la enunciación, puede articularse claramente con la de contexto, y de mensaje sintáctico?

M. Medeze: — Mi pregunta se situaría alrededor de la música, es decir, la posibilidad de escuchar algo que no había sido previsto, el soporte vocal fuera de lo que puede ser del orden del rebús, si el soporte vocal está en alguna parte como representante de una posición del sujeto con relación al cuerpo del otro representante en su voz.

Dr. Stoianoff: — Históricamente la dependencia prolongada de un grupo étnico sobre otro podría influir sobre el lenguaje del primero de manera que se obtenga un discurso muy particular como en la lengua búlgara. ¿Hay ahí factores históricos de dependencia que podrían explicar esta introducción en la lengua de una manera mediatizada?.

Profesor M. Jakobson: — Me siento en una posición bastante difícil porque no esperaba hablar, puesto que hay huelga soy quien debe hablar, fuera de contexto no sé lo que es un strike. Responderé más bien en bloque.

La pregunta que me parece sobre todo aproximar la cuestión de la lingüística y del psicoanálisis es la del desarrollo del lenguaje en el niño. Allí hay problemas sobre los cuales hace falta trabajar ambos dominios, estas preguntas tienen una relación de complementariedad. Llegamos ahora al dominio del lenguaje infantil, lo que vemos de más en más es el gran porcentaje de los fenómenos universales, la universalidad domina, Esto cambia asimismo el problema de la enseñanza del lenguaje, porque vemos ahora, que para tomar no importa que lenguaje cada niño está preparado por un cierto modelo innato, pues el límite entre la naturaleza y la cultura y la cultura cambia de lugar; se ha pensado que en las comunicaciones que en las comunicaciones de los animales está únicamente el fenómeno de los instintos, los fenómenos de la naturaleza, mientras que en el hombre está la cuestión del aprendizaje, de la cultura. Se muestra que la cosa es mucho más complicada, que se tiene en los animales un gran rol de este modelo innato, de estas predisposiciones, de esta posibilidad de aprender la lengua, que existe en cierta medida de la infancia, que existe algunos meses después de su nacimiento la posibilidad de adquirir un código, y por otra parte, —es un fenómeno muy curioso que aún a cierta edad—, el niño pierde la capacidad de aprehender la primera lengua. Si el niño estaba en una relación artificial en los primeros años de su vida, donde no habría conocido un lenguaje humano; puede recuperarlo completamente puesto en una situación normal hasta los siete años más o menos, después de los siete años no será capaz de aprender la primera lengua, todos estos fenómenos son importantes y nos muestran que debemos alcanzar cada etapa de la adquisición del lenguaje desde el punto de vista de los fenómenos biológicos, psicológicos o intrínsecamente lingüístico.

Permítanme detenerme en dos o tres problemas tocados aquí. Mientras el niño comienza a hablar hay dos fenómenos totalmente revolucionarios desde el punto de vista de su mentalidad. Una de estas etapas es la de la adquisición de los pronombres personales, es una gran generalización, es la posibilidad de ser Yo en un instante y de escuchar a otro devenir Yo. Ustedes conocen esta discusión entre los niños que mientras aprenden los pronombres dicen: no eres tú quien es yo, soy yo quien es yo y tú no eres más que tú,… etc. Por otra parte la incapacidad de ciertos niños cuando han aprendido el pronombre de la primera persona de hablar ellos mismos y de decir su propio nombre, puede el niño para el mismo no es más que un yo. Estas cosas cambian al niño completamente. Recuerdo cuando los profesores y la señora Kast vinieron al principio de la última guerra de Estocolmo, me han mostrado un niño que era egocéntrico de una manera llamativa, quería dominar todo, tener todas las cosas, los juguetes, etc. Lo estudié desde el punto de vista lingüístico y me percaté que no tenía ninguna huella de pronombre personal. Les dije: enséñenle el pronombre personal, él sabrá sus límites, sabrá que no será el único, que hay permutación, el yo no es más que el autor del mensaje en cuestión; eso anduvo.

Hay otra operación, aquella que es la pregunta por la permutación en la vida lingüística de un niño. Hay un caso que se conocía en países muy diferentes, el de un niño que corre hacia a su padre y dice: —el gato ladra el gato guau guau. Si el padre es pedante dice: —No, es el perro que ladra y el gato quien dice miau. El niño llora, se le ha destruido su juego. Si por el contrario el padre dice: —Sí, el gato ladra y mamá hace miau…—,el niño esta muy contento. Le conté esta historia a Claude Lévi-Strauss y poco tiempo después con su niño, que tenía tres años cuando hacía estas cosas, ha querido hacerse el padre liberal, no tuvo éxito pues su hijo consideraba ese juego como un privilegio de niño y el padre le ha debido hablar de otra manera. ¿De qué se trata?. Del descubrimiento que él hace el niño a cierta edad; el descubrimiento de la predicación. Se puede ligar a un sujeto un predicado y lo esencial es que se puede ligar al mismo sujeto diversos predicados, el mismo predicado puede ser empleado en relación con diversos sujetos: el gato duerme, corre, come, ladra también; la cuestión es que el niño comprende que la predicación no es más que la dependencia a un cuento, la predicación es desde ya una libertad individual el niño la emplea exageradamente. El niño no conoce la libertad dada por la emperatriz rusa catalina: la libertad es el derecho de hacer lo que las leyes permiten. Entonces el gato ladra. Nos volveremos a encontrar con los mismos problemas en la afasia, y en la antropología, porque en ciertos pueblos el hecho de atribuir las acciones de ciertos tipos de animales a los otros, está considerado como un pecado, porque por ejemplo en los Dayates, está castigado como el incesto. Es justamente de ahí que la libertad quiera romper la ley. Si se quiere discutir sobre las cuestiones del desarrollo fonológico, nos encontramos delante de los mismos problemas de estos diferentes estadios y podré en una discusión detallada mostrarles etapas, las reglas universales, la posibilidad de desarrollar cierta libertad porque no hay ahí reglas universales está también la cuestión importante del orden temporal, no de las adquisiciones, sino del orden temporal de una secuencia, de una serie, de un grupo de las leyes.

Esta lectura se encuentra en un nuevo dominio, hace falta no olvidar que la lectura y la escritura son siempre una superestructura, una estructura secundaria, si no se habla es patología, si no se lee es analfabetismo (si no se escribe también), después de las últimas estadísticas de la UNESCO, en el sesenta por ciento, de la población del mundo este fenómeno existe. Hace falta no olvidar que esos son fenómenos completamente diferentes, es decir, que la lectura, la escritura reenvían desde ya a la base que es el lenguaje hablado, pero esto no quiere decir que la escritura es simplemente un espejo del lenguaje hablado. Hay nuevos problemas que aparecen y un de esos problemas es la pregunta del espacio. La escritura no es solamente temporal, es también espacial, y eso que aparece es la cuestión derecha izquierda, esto introduce una cantidad de principios nuevos desde el punto de vista, por ejemplo, de la estructura de la escritura, lo que es más interesante es el análisis de diferentes formas de dislexias y de agrafías que muestran los mecanismos y las desviaciones individuales y personales y las desviaciones mentales, esas desviaciones están relaciónadas.

Para la cuestión de la relación entre el problema semántico y el problema sintáctico, cada vez que vemos la oposición de estos fenómenos a riesgo de devenir demasiado rígidos; en el dominio sintáctico se trata del orden de combinación, de agrupamientos, pero cada combinación se opone a otra combinación posible y la relación entre estos dos fenómenos sintácticos es un fenómeno semántico. Estamos necesariamente al mismo tiempo en el dominio de lo semántico, de lo sintáctico y de lo gramatical. Es imposible separar estas cosas. Para un lingüista en general no hay fenómeno en el lenguaje que no posea un aspecto semántico, la significación es un fenómeno que concierne no importa a qué nivel del lenguaje. Ustedes saben que existe ese problema que ha sido planteado de bella manera, la más bella puede ser en la vieja doctrina de los gramáticos tan filósofos del lenguaje hindú. Es que la lengua tiene muchas articulaciones y particularmente una según esa vieja terminología hindú, la doble articulación de los elementos que no son significativos sino necesarios para construir unidades significativas. Esos elementos que o son significativos sin como lo han dicho los hindúes, como ha sido repetido en la edad media, en la lingüística de los años treinta, esos elementos son distintivos y participan de la significación, si no se respetan esos elementos se obtienen el efecto de una homonimia. La significación comienza desde el principio y el fenómeno o el rasgo distintivo son igualmente signos, signos a otro nivel, signos auxiliares, pero, sin embargo, signos. Si se me pregunta cuál es el problema más actual de la lingüística, el problema interdisciplinario, al revés de la psicología, el psicoanálisis, la etnología es el problema del contexto. El contexto tiene dos aspectos; el contexto verbalizado que esta dado en el discurso, y el contexto no verbalizado, la situación, el contexto no verbalizado pero siempre verbalizable. Pienso que no es esta cuestión de verbalización, no digo que el psicoanálisis se reduce al problema de la verbalización sino que es lo que el psicoanálisis tiene en común con la lingüística, que juega un rol esencial, principal, en esos dos dominios.

Ahora pasemos al sujeto de la enunciación y al sujeto del enunciado; para que esta distinción sea alcanzada, el niño tiene necesidad de elaborar los pronombres personales, pero es un problema más complicado. Es un problema general de la enunciación que implica citaciones, cuando hablamos o decimos: —Juan ha dicho eso- o -Como lo ha dicho Juan, se presume que si bien citamos decimos cosas que no hemos visto, y que en un cierto orden deben tener sufijos especiales. Le habíamos oído decir; no hemos visto como Julio Cesar fue matado pero si hablamos de eso, es que nosotros citamos. Si analizamos mejor nuestras enunciaciones nos damos cuenta que la cuestión de las citaciones juega un rol primario, esencial. La oratio directa, la oratio oblicuae, son problemas más amplios que lo indicado por la gramática clásica; es uno de los problemas que no esta hoy aún elucidado hasta su punto final. Es una cuestión que el psicoanalista y el lingüista deben trabajar juntos. Un fenómeno muy curioso es que en Bulgaria que tienen diferentes formas verbales el fenómeno del cual se está seguro que se ha visto y los fenómenos que se supone que se han oído decir. La pregunta se plantea, a saber, porque en Bulgaria esto ha sido desarrollado. Hay razones históricas de este surgimiento; justamente la influencia de una lengua sobre otra lengua, del turco sobre el búlgaro y sobre otras lenguas. Cuestión interesante no solamente desde el punto de vista histórico, sino desde el punto de vista estructural; cada cuento verbal, cada lengua no es una lengua monolítica, cada cuento supone variedades de subcuentos. En los bilingües está la posibilidad de hablar en dos lenguas diferentes, y no hay cortina de hierro entre las dos lenguas que se emplean, hay interacción, juego de dos lenguas, hay un fenómeno importante que juega un rol, es como una lengua del bilingüe cambia por otra lengua. Hay una cantidad de posibilidades: es el problema de nuestra actitud hacia las lenguas que se hablan. Si por ejemplo, hablo de nuestra generación, de los intelectuales rusos, debo decir que para nuestra generación hemos podido ser bilingües o tener muchas lenguas, ruso y alemán, ruso e inglés, pero era una imposibilidad del código del ruso emplear en el mismo mensaje el ruso y el inglés, el ruso y el alemán, introducir palabras, expresiones alemánas en una frase rusa era considerado como un fenómeno cómico, mientras que se podían incluir tanto frases como palabras francesas en el ruso, saben por La guerra y la paz de Tolstoi, que era posible. Choca a veces en Francia cuando digo desde el punto de vista de mi generación, de los intelectuales rusos, que el francés no era una lengua sino simplemente un estilo del ruso hablado. Son importantes estas relaciones, que una palabra juega un gran rol en toda la actitud, no solamente para con las lenguas y su estructura, para con la cultura, etc. Esta pregunta de la complejidad del código juega un rol esencial. ¿Por ejemplo este fenómeno búlgaro, que es lo que cambia?. En los fenómenos gramaticales que empleamos, los que aparecen en una lengua, cada uno tiene su función, pero si se habla la otra lengua se puede muy bien expresar lo que está ausente en la gramática de la primera lengua. Si hablo búlgaro, francés y ruso, puedo muy bien decir he visto el barco venir o bien creo que el barco ha llegado, hay ahí una gran diferencia, que esté dada en la gramática o que solamente haya una posibilidad de explicarlos por medios léxicos. Para expresar esta diferencia empleo siempre un ejemplo muy simple: si cuento en inglés que he pasado la última noche con a neighbour, con un vecino, si me pregunta: ¿era un hombre o una mujer? le debo responder: it is not your bussines, mientras que en francés debo decir que era un vecino o una vecina. Esto que debemos decir y esto que debemos omitir, no es en este auditorio que debo explicar la enorme diferencia.

La pregunta de mi amigo que admiro tanto y que sus trabajos son para mí siempre una fuente de instrucción. Me siento, para emplear a una palabra del Dr. Lacan, me siento su discípulo. Debo decir que tengo grandes dificultades a su pregunta.

Querría que él me la formule de una manera más breve, sino esto demandará para responder un libro tan voluminoso como su último libro. Yo le prometo responder esta pregunta en mi próximo viaje.

[Dr. Lacan]: — ¿Es que usted piensa que un lingüista formado en la disciplina lingüística engendra en él una marca tal que su modo de abordar todos los problemas es algo que lleva un sello absolutamente original?, ¿usted es aquel que transmite esta suerte de disciplina que es la próxima a la nuestra, es que el modo de relaciones que hacen surgir en la suya, de hecho usted es aquel que transmite esa disciplina, es que para usted la dimensión del discípulo es algo esencial, exigible?

Prof. M. Jakobson: — Responderé a esta pregunta de la misma manera que he respondido a aquella de la diferencia entre las estructuras gramaticales de diversas lenguas.

Es posible para un lingüista la tarea de cesar en ciertos momentos de ser solamente lingüista y ver los problemas desde otro lado, bajo el aspecto de un psicólogo de un antropólogo, etc. todo es posible, pero la presión de las disciplinas es enorme. Cual es el tipo mental del lingüista, es curioso, un lingüista, casi no existe que se devenga lingüista. Los psicólogos han mostrado que las matemáticas, la música son preocupaciones de las capacidades, que aparecen en la edad infantil, si ustedes leen las biografías de los lingüistas verán que se los ve desde ya predispuestos a advenir lingüistas a los seis, siete u ocho años, es el caso de Sausurre y de una gran cantidad de lingüistas. ¿Que es lo que eso quiere decir?. Me permito decir que la gran mayoría de los niños saben muy bien pintar y dibujar, pero a una cierta edad la mayoría pierde esa capacidad y aquellos que devienen pintores guardan una vierta adquisición infantil, un rasgo infantil. El lingüista es un hombre que guarda una actitud infantil para con la lengua, la lengua misma interesa al lingüista como interesa al niño deviene para el fenómeno más esencial en complejidad, aquella permite al lingüista ver las relaciones internas, las leyes estructurales de la lengua; pero hay también un peligro, que la relación entre el lenguaje y los otros fenómenos pueden ser deformados fácilmente a causa del acento demasiado unilateral planteado sobre la lengua. Ahí esta la gran necesidad del trabajo que se nombra con ese término ambigüo, vago pero importante al mismo tiempo, lo interdisciplinario. Mi experiencia en Nueva York, mis encuentros con psicoanalistas, un antropólogo como Lévi-Strauss, yo y algunos otros lingüistas, cuando discutimos nuestros problemas me han hecho ver que era importante devenir por un instante el discípulo de esas otras disciplinas para ver la lengua desde fuera, como se ve la tierra desde un Sputnik.