Salud mental y derechos humanos: Servicios nacionales de salud mental: Estructura, políticas y dificultades existentes

Salud mental y derechos humanos*.
Vigencia de los estándares internacionales
(año 2009)

Servicios nacionales de salud mental: Estructura, políticas y dificultades existentes.
(Dr. Antonio Di Nanno**)

La salud mental dentro de las políticas públicas de salud de nuestro país
estuvo corrida de toda escena durante muchos años, y por eso voy a centrarme
brevemente en dos ejes del Plan Federal de Salud Mental, el cual es una
construcción colectiva federal.
Yo estoy a cargo de la llamada Unidad Coordinadora, que alguna vez
fue Dirección Nacional y hace mucho tiempo atrás Instituto Nacional de
Salud Mental. Poco a poco ese espacio se fue perdiendo hasta llegar a esta
situación de ser lo que nosotros llamamos «el ministerio». Lo que nosotros
hicimos fue caminar las provincias para ver su realidad, qué estaba pasando
en salud mental y con los modelos regionales, si había atención o no, si
existían servicios, todo esto dentro del hecho de que las políticas sanitarias
fueron derivadas de la Nación a las provincias.
En el primer año de gestión hicimos un presupuesto de la salud mental
en la Argentina, un tema que hacía 14 años que no tenía presupuesto, y organizamos
una reunión nacional en la Confederación Médica de la República
Argentina a la que asistieron todas las provincias, incluso muchas que ni
siquiera tenían programas de salud mental. Hoy, existe en todas las provincias
argentinas un área específica para estos temas dentro de los ministerios o
subsecretarías de salud. En muchas de ellas tiene incluso el rango de
direcciones.

El primer objetivo que se planteó en aquella reunión inicial fue el
fortalecimiento institucional. Luego de algunos años de caminar y de transformar
el Ministerio de Salud en un espacio creíble para las provincias, nos
juntamos en el 2004 en La Falda, Córdoba, y se acordó un documento básico
al que llamamos Plan Nacional de Salud Mental, y posteriormente Plan Federal.
Este no fue un documento muy riguroso, sino que fue un documento de
consenso que intentaba que todas las provincias llegaran a un acuerdo sobre
modelos que eran muy asimétricos.
En ese momento se plantearon las estrategias de atención primaria de la
salud y la salud mental, así como un eje de normativas para establecer, redactar
y discutir planes, programas e incluso legislaciones que apoye las gestiones
sobre el tema.
Muchas veces, desde nuestros puestos como asesores a legisladores, o
trabajando sobre el marco jurídico, perdemos de vista la realidad y la
necesidad de la población o de la comunidad, haciendo muchas veces que la
ley sea inaplicable porque la realidad social es otra. En algunas provincias
argentinas donde hubo y hay reformas, la ley vino a posteriori, para apoyar y
sostener esta reforma. En Río Negro y en San Luís la ley fue posterior a un
proceso que se fue dando durante muchos años.
Estas reformas se centran en la «necesidad de la transformación de las
instituciones». Tenemos muchas instituciones hacinadas, muchos «manicomios»,
pero en gran parte de ellos existe en estos momentos todo un proceso
de reforma y transformación. Los manicomios son como ciudades amuralladas
de la Edad Media, y hasta ahora la manera de tirar abajo sus murallas
siempre fue con muchas víctimas, con muchas pérdidas. Ahora la estrategia
de transformación, como se hizo en la provincia de Buenos Aires, es hacerlo
desde adentro, poner el «Caballo de Troya» con mucha gente, con generaciones
de profesionales y no profesionales, que llevan consigo la idea de la
transformación y de la creación de nuevos modelos institucionales que no
necesariamente sean hospitales psiquiátricos.
Con respecto a la salud mental, la justicia y los derechos humanos, nos
comenzamos a reunir con la Secretaría de Derechos Humanos y la Dirección
Nacional de Atención de Grupos Vulnerables, en una serie de charlas que
tenían como objeto comenzar a conocernos y convocar a todas aquellas
personas que estuvieran trabajando en este tema, que estaban trabajando
aisladamente y que no conocíamos, entendiendo que el eje de los derechos
humanos en la atención de las personas con padecimientos de ese tipo es de
fundamental importancia. Poco tiempo después convocamos a la OPS, que
comenzó a trabajar con nosotros en todo lo que tuvo que ver con la
organización y la estrategia que nosotros planteamos para la Mesa. Esto tuvo
el carácter de política de Estado, ya que quienes la convocaron fueron dos
ministerios del Poder Ejecutivo: el Ministerio de Justicia, a través de la Secretaría
de Derechos Humanos, y el Ministerio de Salud de la Nación.
Este año ya tenemos el borrador de la resolución interministerial, que
va a tener estado público, y va a oficializar el funcionamiento de esta Mesa.
La misma va a estar formada por el Ministerio de Salud y por el Ministerio de
Justicia a través de la Secretaría de Derechos Humanos, y como participantes
tenemos algunos organismos gubernamentales de salud y derechos humanos,
hospitales psiquiátricos, representantes de organizaciones civiles, usuarios y
familiares, representantes del Poder Judicial y la OPS, la cual ha proporcionado
apoyo técnico y ha participado en la organización de la misma.
Algunos de los objetivos en un principio fueron promover políticas
públicas de salud mental que incluyan la perspectiva de derechos humanos
como base general, e impulsar transformaciones institucionales para el buen
uso de las prácticas en salud mental, en función de las recomendaciones surgidas
de los instrumentos internacionales. Las grandes líneas de trabajo son
promover estrategias, realizar diagnósticos de la situación de los derechos
humanos en salud mental y brindar asistencia técnica y formación a profesionales
y técnicos. También es importante la promoción y el respeto del derecho
de los profesionales y de los trabajadores de la salud.
En salud mental se ve fuerte y claramente cómo la influencia de la
institución no solamente afecta los derechos de los que están padeciendo
dentro de la misma, sino también a todos los que están trabajando en ella. Me
acuerdo de una frase que me dijo un jefe que tuve en el Hospital Borda: «la
única diferencia entre los pacientes y nosotros es el guardapolvo». Pero no
solo los que trabajan dentro de las instituciones, sino además los que trabajan
fuera de ellas padecen muchas presiones que generan patologías. Por eso
también se trata de sensibilizar al ámbito judicial en la optimización de
medidas que den contención y garantías a los derechos humanos.
En todas las reuniones regionales que hemos realizado hemos contado
con la participación de muchas personas del Poder Judicial, hasta jueces con
sus equipos completos y sus peritos, cosa que nos ha movilizado positivamente.
En nuestra primera experiencia en el NOA, en Jujuy, fue realmente
muy fuerte, porque además de los jueces con sus equipos de las provincias
integrantes de la región, contamos inclusive con la participación de personal
de las áreas de seguridad. También nos llamó mucho la atención la participación
de gente relacionada con la seguridad, porque querían saber cómo
debían tratar a una persona que se presenta con un problema o un padecimiento
psíquico, cómo trabajar con su familia, etc. Esto, que parecía algo raro
para la región, en realidad se repitió en prácticamente todos los encuentros.
Esta Mesa Federal se reúne el tercer lunes de cada mes, y si bien hasta
ahora funcionó básicamente en Buenos Aires, nuestra idea para este año es
que su funcionamiento se lleve a las mismas provincias. También su función
hasta ahora regionalmente, e intentaremos que durante los próximos cuatro
años las reuniones sean jurisdiccionales, porque el rédito más importante lo
tiene fundamentalmente siempre la provincia que la organiza. Nosotros
funcionamos a través de un foro virtual y de los encuentros regionales y
locales, y alentamos a que el modelo, al federalizarse, se reproduzca en cada
una de las jurisdicciones. También nos planteamos trabajar en los encuentros
jurisdiccionales para que la Mesa no sea solamente un espacio meramente
enunciativo, sino hacer que los objetivos sean claros, precisos y concretos,
con un seguimiento, control de gestión y evaluación de los resultados de la
Mesa Federal en cada una de las jurisdicciones. Más allá del impacto político
que tiene, creemos que también tiene que haber un fuerte impacto técnico que
genere procesos de transformación. En este aspecto, están todos invitados a
participar de las actividades de la Mesa.

* Dr. Hugo Cohen (Asesor subregional en salud mental para Sudamérica OPS/OMS – Compilación técnica)

1a ed. – Buenos Aires : Organización Panamericana de la Salud – OPS, 2009.

Esta publicación reúne los trabajos, exposiciones y materiales presentados en los talleres realizados durante los días 26, 27 y 28 de marzo de 2008 en la sala de audiencias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, talcahuano 550, 4to. piso, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

** Coordinador de la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud de la Nación. Médico psiquiatra y especialista en sistemas de salud. Profesor titular de Política y Problemas en Salud Mental en Salud