Sigmund Freud y la Violencia familiar

Sigmund Freud y la Violencia familiar.

En un trabajo de 1919 (Freud, Sigmund: Lo Ominoso (Lo Siniestro). 1919. Tomo 17. Obras Completas. Amorrortu editores. Argentina. 1990.) Freud formula acerca de la familia perspectivas a las que considera en una doble vertiente: acerca de «Lo Ominoso», «Lo Siniestro». Hasta ese momento, en el pensamiento freudiano, predominaron ciertos aspectos de La Familia con relación a los deseos edípicos, elaborados fundamentalmente en la línea del Complejo Paterno, es decir en la constitución de la subjetividad masculi-na. A grandes líneas esto constituye un trabajoso descubrimiento en la construcción del concepto de Padre, que toca el tema del Padre de la Horda (padre hordálico) que prohibe a los hijos pero sin estar sometido él mismo a la ley (él es la Ley), hasta el Padre Edípico, que parte de la problemática de la prohibición del incesto pero que transmite una ley a la que él mismo está subordinado. Hablar de Edipo es, desde el Psicoanálisis, referirse a las múltiples formas de organización que llamó Familia, considerada como diversos modos de expresiones de Conflicto entre Sistemas o Instancias a partir de la cual se funda y transmite la secuencia Pulsión, Deseo, Fantasma, Narcisismo, Elección de Objeto. Si dejamos, para otra oportunidad el rico campo de «los modos previos de la elección de objeto», caracterizados por el devoramiento y apoderamiento del otro, la posibilidad de Amor implica acceso a lo simbólico mediado por las Identificaciones al Ideal, lo que se adquiere como posibilidad de ser humanos hablantes, productores de vida y de creaciones éticas y estéticas.
Lo que encontramos como antecedentes, citados con frecuencia, respecto de conductas violentas (gol-pes y otros modos graves de manifestaciones de la violencia en la familia), refieren en última instancia, siempre a situaciones de abandono o graves dificultades en la constitución de la Subjetividad, dificultades en la constitución narcisística del Yo y de Identificaciones que otorguen una filiación, pertenencia y sean marcas de diferencias de las generaciones así como de la diferencia de los sexos. La heterogeneidad descriptiva que encontramos como referencias constantes parecen indicar vivencia de privaciones que se vivieron con mucho dolor u horror y no pudieron tener registro psíquico «inscripciones», en escenas, huellas, etc. Esta observación permite no adscribir el problema de la violencia en la familia a una determinada estructura psicopatológica. Pudiendo presentarse en organizaciones de tipo neurótico, perverso o psicótico.