Obras de S. Freud: Surgimiento de las hipótesis fundamentales de Freud (parte III)

Surgimiento de las hipótesis fundamentales de Freud II

 

A esos dos grupos de verdaderas obsesiones se agrega la clase de las «fobias», que debemos considerar ahora. Ya he mencionado la gran diferencia entre las obsesiones y las fobias: que en las segundas, el estado emotivo es siempre la ansiedad, el temor. Podría agregar que las obsesiones son múltiples y más especializadas, en tanto que las fobias tienden a ser monótonas y típicas. Pero esta no es una diferencia capital.

También entre las fobias se pueden distinguir dos grupos, caracterizados por el objeto del miedo: 1) fobias comunes: miedo exagerado a las cosas que todo el mundo aborrece o teme un poco, como la noche, la soledad, la muerte, las enfermedades, los peligros en general, las serpientes, etc.; y 2) fobias ocasionales: miedo a condiciones especiales que no inspiran temor al hombre sano, por ejemplo la agorafobia y las otras fobias de la locomoción. Es interesante señalar que estas últimas fobias no son obsesivas como las verdaderas obsesiones y las fobias comunes. El estado emotivo no aparece aquí sino en esas condiciones especiales, que el enfermo evita cuidadosamente.

El mecanismo de las fobias es totalmente diferente del de las obsesiones. Ya no es el reino de la sustitución. Aquí ya no se revela mediante el análisis psíquico una idea inconciliable, sustituida. Nunca se encuentra otra cosa que el estado emotivo de la ansiedad, que por una suerte de elección ha puesto en primer plano todas las ideas aptas para devenir objeto de una fobia. En el caso de la agorafobia, etc., solemos hallar el recuerdo de un ataque de angustia, y en verdad lo que el enfermo teme es el advenimiento de un ataque así en aquellas condiciones especiales en que cree no poder escapar a él.

La angustia de ese estado emotivo que está en el fundamento de las fobias no deriva de un recuerdo cualquiera; es preciso preguntarse cuál puede ser la fuente de esta poderosa condición del sistema nervioso.

Y bien: espero poder demostrar, en otra ocasión, que corresponde establecer una neurosis especial, la neurosis ansiosa {neurosis de angustia}, cuyo síntoma principal es ese estado emotivo; daré la enumeración de sus variados síntomas, e insistiré en que es preciso diferenciar esta neurosis de la neurastenia, con la cual se la confunde hoy. Así, las fobias forman parte de la neurosis ansiosa, y casi siempre van acompañadas por otros síntomas de la misma serie.

También la neurosis ansiosa es de origen sexual hasta donde yo puedo ver, pero no se reconduce a unas ideas extraídas de la vida sexual: carece de mecanismo psíquico en sentido propio. Su etiología específica es la acumulación de la tensión genésica, provocada por la abstinencia o la irritación genésica frustránea (para expresar con una fórmula general el efecto del coito interrump ido de la impotencia relativa del marido, de las excitaciones sin satisfacción de los novios, de la abstinencia forzada, etc.).

Es en esas condiciones, extremadamente habituales (sobre todo para la mujer) en la sociedad actual, que se desarrolla la neurosis ansiosa de la cual las fobias son una manifestación psíquica.

Señalaré, como conclusión, que una fobia y una obsesión propiamente dicha pueden combinarse, y aun es esto de muy frecuente ocurrencia. Es posible encontrarse con que al comienzo de la enfermedad hubo una fobia desarrollada como síntoma de la neurosis ansiosa.

La idea que constituye la fobia, y que en esta se asocia al miedo, puede ser remplazada por otra idea o, más bien, por el procedimiento protector que parecía aliviar el miedo. La Observación 7 (manía de especulación) presenta un buen ejemplo de esta categoría: fobia reforzada por una verdadera obsesión por sustitución.