Filosofía y epistemología: TEMPORALIDAD, AFECTIVIDAD Y MEMORIA EN LA GÉNESIS DEL EGO EN HUSSERL

Filosofía y epistemología: TEMPORALIDAD, AFECTIVIDAD Y MEMORIA EN LA GÉNESIS DEL EGO EN HUSSERL

Beretervide, Virginia
Universidad de Buenos Aires

RESUMEN
Este trabajo tiende a destacar la ampliación que implica para
el ámbito de la investigación fenomenológica y de la génesis
del yo en Husserl, la introducción de la fenomenología genética
que rompe con la fenomenología estática, a través de la
dimensión de la temporalidad. Desde el «mundo de la vida»,
como el modo prerreflexivo de nuestra situación original, la fenomenología
genética llega hasta el inconsciente, de tal manera
que la génesis del ego en su relación con el mundo, se va
dando en la unidad de una historia temporal. Es la relación con
este fluir de la temporalidad la que despierta las potencialidades
más significativas de la afectividad y la memoria.
Palabras clave: Génesis pasiva Afectividad Memoria

I – Fenomenología estática y fenomenología genética.
En este trabajo se busca analizar algunos conceptos de la fenomenología
genética en Husserl y sus implicaciones, centrada
en el proceso temporal de la génesis así como el contenido
intuitivo de la experiencia.
Esto lleva a una ruptura y una primacía de la fenomenología
genética con respecto a la fenomenología estática. En tanto
que ésta se limita a esclarecer la estructura intemporal del acto
de la conciencia, como el «a priori» que va a posibilitar y dar
sentido a toda experiencia, la fenomenología genética está enfocada
hacia el movimiento temporal que penetra toda forma
de constitución, en tanto horizonte universal de todo sentido:
no hay constitución sino en el tiempo y a partir del tiempo. La
transformación del campo perceptivo estático en un campo
temporal «dinámico», nos permitirá un nuevo enfoque en la
constitución del ego y de la individualidad.
Nuestro intento en este trabajo ha sido detenernos en algunos
conceptos e implicaciones importantes de lo que se ha llamado
la fenomenología genética en Husserl cuyo concepto clave
es el proceso temporal de la génesis así como el contenido
intuitivo de la experiencia.
De esto procederá tanto la ruptura como la primacía de la
fenomenología genética con respecto a la fenomenología estática.
En tanto que ésta se limita a esclarecer la estructura
intemporal del acto de la conciencia, como el «a priori» que va
a posibilitar y dar sentido a toda experiencia, la fenomenología
genética está enfocada hacia el movimiento temporal que penetra
toda forma de constitución, en tanto horizonte universal
de todo sentido: no hay constitución sino en el tiempo y a partir
del tiempo. La transformación del campo perceptivo estático
en un campo temporal «dinámico», nos permitirá un nuevo enfoque
en la constitución del ego y de la individualidad.
Apoyándose en la tematización del mundo de la vida, como el
suelo ante-predicativo, el modo pre-reflexivo de nuestra situación
original, el método genético explicativo surge como el método
que va de este mundo originario de la vida a las operaciones
subjetivas que Husserl llama «síntesis pasivas», en tanto
encadenamientos teleológicos que tienen originariamente lugar
en la subjetividad absoluta o conciencia íntima del tiempo.
Desde esta penetración en la profundidad de la pasividad en
tanto disponibilidad acogedora, la fenomenología genética va
ampliando el ámbito de la investigación fenomenológica hasta
el inconsciente, por el descubrimiento de un campo pasivamente
ya «constituído» y previamente dado, objeto de una intencionalidad
inconsciente y no-objetivante que no tiene un fin
claro, pero que está orientada de una manera pasiva, como
sentimiento o «tonalidad afectiva (Stimmung)».

II – Temporalidad y afectividad.
Es en la relación de inherencia entre cuerpo y mundo donde
surge el modo de ser en el mundo de la afectividad dado que
es por el cuerpo que el mundo nos afecta. La afectividad determina
la forma como nos encontramos en el mundo, la disposición
anímica prerreflexiva que engloba nuestra situación original,
y a la que hará alusión Merleau Ponty como «unidad prerreflexiva
y preobjetiva de mi cuerpo» que conforma un entrelazamiento
y una inserción recíproca entre el cuerpo y el mundo.
En la diversidad y sucesión de los estados afectivos que se
dan en mi existir en relación -a, se nos revela el hacerse del yo
en una sucesión determinada que configura su historia, en la
que la afectividad estará, por ende, entramada de temporalidad.
El último Husserl reconoce que el cuerpo propio, justamente
en tanto cuerpo viviente, está atravesado de lado a lado
por los sentimientos (por la esfera del Gemüt)
En la relación dinámica de cuerpo, mundo y otros, se va conformando
la génesis del ego en su trama de temporalidad, tal
como dice Husserl en sus Meditaciones: «El ego se constituye
para sí mismo, por así decirlo, en la unidad de una historia»
(Medit. IV).
Esta unidad del flujo de la conciencia es lo que Husserl llama
el «yo inactual», como sujeto originario o centro anónimo que
nunca deja de funcionar y como base o sede de los instintos
innatos. Es justamente en el ámbito de lo instintivo en donde
se manifiesta la fenomenología genética de Husserl.
Toda vivencia actual estará circundada por un área de vivencias
inactuales como otras tantas dimensiones implícitas o diversos
perfiles que irán conformando la historia de la conciencia
en el fluir de su temporalidad.
Se da, por lo tanto, toda una organización instintiva que conforma
este ámbito del pre-yo con una modalidad instintiva de
orientación y de tender hacia. Los instintos innatos se encuentran
en la corporeidad y, por lo tanto, se manifiestan desde el
mismo seno materno. El bebé expresará la necesidad originaria
de su interrelación con el mundo desde los primeros esta
dios de su vida, y desde ellos se mostrará como orientado al
mundo, en una orientación indefinida que se irá conformando
a medida que se constituya el yo, se conforme el esquema
corporal, y, con él, la relación con el mundo.

III – Asociación, tiempo y significación.
Para Husserl, la unidad del contenido del devenir genético estará
dada por las leyes de la asociación, actividad de la conciencia
que es responsable del surgimiento de un recuerdo.
Análogamente, encontramos en Merleau Ponty la afirmación
de que no hay ninguna «sensación pura», sino que toda sensación
ya está cargada de significación y es como un «llamado»
que precondiciona el recuerdo, de tal manera que cuando éste
acontece, no es nunca sólo la conciencia de un pasado, sino
una paulatina ubicación en el horizonte del pasado hasta que
las experiencias pasadas sean vividas nuevamente en su ubicación
temporal.
De este modo, gracias a la fenomenología genética, el ego va
emergiendo como un nexo infinito de relaciones congruentes
ligado en la unidad de una génesis universal y persistente de
la temporalidad.
Las posibilidades fenomenológicas de un acercamiento al inconsciente
en Husserl están dadas principalmente por la afectividad,
en tanto forma de asociación relacionada con el presente
viviente, la asociación reproductiva y la asociación anticipativa.
Esta asociación es expresión de lo aún no percibido,
pero como co- presente al horizonte, co-avistable y co-funcionante
con él, siempre susceptible de convertirse en actual, a
partir de lo que Husserl llama el «despertar retroactivo».
El tono afectivo de la presencia humana se yergue como telón
de fondo en el intercambio subjetivo preconsciente y en una
especie de percepción amodal de los afectos de la vitalidad.
Esta percepción será, por ejemplo, la experiencia pre-verbal
que tiene el bebé de sí mismo y por la que puede captar el tono
afectivo del otro.

IV – El movimiento de la temporalidad en el reconocimiento y en el despertar retroactivo
Por el despertar retroactivo, la afección penetra en el pasado
haciendo capaz de hacer resurgir de forma retroactiva los elementos
que ya han comenzado a ensombrecerse en él. Una
melodía entera, por ej., deviene consciente de golpe retroactivamente
después que sus primeros sonidos hayan ya sonado,
y es a partir de uno sólo de esos sonidos que la melodía se
acentúa de golpe en el presente. Hay un despertar retroactivo
cuando no reconocemos sino más tarde que un acontecimiento,
un gesto, etc. tenían una significación particular. Este reconocimiento
está ligado a conocimientos que se fijaron más
tarde y que no fueron reconocidos en la inmediatez de la experiencia.
«Todo estaba allí», en la experiencia inmediata, pero el
sentido afectivo le faltaba aunque hubiera permitido reconocer
la significación especial. La impresión o afección forma parte
de un todo: la conciencia, reconociendo el todo, despierta retroactivamente
las impresiones retencionales que el movimiento
genético y que hace avanzar el proceso de la experiencia: la
recognición, que es como un excedente en el reconocimiento.
Esta interpenetración entre lo «conocido» y lo «desconocido», lo
«visible» y lo «invisible» se presenta como una de las estructuras
constitutivas esenciales de la conciencia de mundo.
De esta manera, tanto la apertura al mundo como mutuo pertenecer
del sujeto al mundo y del mundo al sujeto, como el inacabamiento
ínsito a toda síntesis perceptiva, develan una dimensión
de permanente rebasamiento del mundo y de mí
mismo: la realidad de una cosa se me da traspasándose infinitamente
a sí misma, tiene lados invisibles y oscuros que escapan
a una percepción concreta y que hacen al horizonte de
sentido en que se me dio esa realidad.
Entra aquí en juego la afectividad, en tanto que este «más» del
devenir retroactivo es capaz de devenir «afectivamente» presente
en un reconocimiento nuevo. Claramente alude Merleau
-Ponty a este entrelazamiento, en significativos le pertenecen.
El despertar retroactivo nos abre al momento estructural interno
más importante en pasajes de su «Fenomenología de la
percepción»:
«Por mi campo perceptivo con sus horizontes espaciales,
estoy presente a mis inmediaciones, coexisto con todos los
demás pasajes que se extienden más allá, y todas estas perspectivas
forman conjuntamente una única ola temporal, un
instante del mundo; por mi campo perceptivo con sus horizontes
temporales, estoy presente a mi presente, a todo el pasado
que lo ha precedido y a un futuro…» (p. 344)
Este nudo significativo establecido entre tiempo, memoria y
afectividad nos abre a la comprensión de fenómenos cargados
de estas dimensiones, como, por ejemplo, la insondable e incomunicable
vivencia de la nostalgia, de clara raigambre
proustiana, por la que el instante presente se hunde en un
determinado temple anímico al ser entrelazado con un pasado.
Al caminar, por ejemplo, por una calle o un lugar que nos
despierta reminiscencias, nos sentimos habitados por el pasado
que se hace presente en nosotros dado que ninguna vivencia
desaparece sin dejar huella en nosotros y cada una tiene
sus propias repercusiones afectivas. El pasado, en ese momento,
no es un mero recuerdo, sino que forma parte de mi
presente vivo y determina mi estado afectivo actual. Al acoger
en sí el pasado que le adviene como fundamento subyacente
de toda la actividad del yo, el cuerpo sintiente se hace a la vez
memoria de algo sedimentado, presente viviente de ese pasado
y protensión a un futuro.
Aludiendo justamente a Proust, dice Merleau-Ponty:
«La existencia siempre asume su pasado, sea aceptándolo o
rechazándolo. Estamos, como dice Proust, recostados en una
pirámide de pasado y si no lo vemos es porque estamos obsesionados
por el pensamiento objetivo. Creemos que nuestro
pasado para nosotros mismo se reduce a los recuerdos expresos
que podemos contemplar. Cortamos nuestra existencia
del pasado y no le permitimos recoger más que vestigios presentes
de ese pasado … Lo que hemos vivido existe y sigue
existiendo perpetuamente para nosotros …» (p.402).
De esta manera el despertar en su multiplicidad de formas, es
el único medio de visualizar de alguna manera la pasividad
inconsciente. La síntesis de la individuación genética es inseparable
del problema de la pre-afección, y en tanto que el despertar
retroactivo es la clave de este último, se puede suponer
que es también la base del proceso de individuación.
La comprensión de esto será la base para comprender la organización
de una unidad pre-afectiva y para aclarar el proceso
genético de la individuación, íntimamente ligada con el problema
de la temporalidad.

BIBLIOGRAFÍA
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