TEORIA DE LA TECNICA PSICOANALITICA

TEORÍA DE LA TÉCNICA PSICOANALÍTICA
El método psicoanalítico
La labor de la psicología dinámica consiste en reconstruir, partiendo de ciertas
manifestaciones dadas, la constelación de fuerzas que dio origen a esas manifestaciones. El
psicoanálisis es un sistema de investigación del funcionamiento humano, que a la vez es
también una técnica terapéutica cuyas principales indicaciones son las neurosis crónicas y
las alteraciones caracterológicas que interfieren con el funcionamiento adaptativo del
individuo en la sociedad.

Contrato analítico
El contrato psicoterapéutico es el conjunto de normas que reglan la relación bipersonal
entre terapeuta – paciente, que determina que ambos compartan un objetivo en común.
Implica la idea que el terapeuta es el instrumento de intervención para el paciente, la
consideración del tiempo del tratamiento, la decisión de incluir a otras personas y el
esclarecimiento de la función del terapeuta como parte a cargo del proceso.
La regla básica es la asociación libre, reduciendo al máximo los estímulos externos
(setting) para eliminar los obstáculos que impiden la descarga. Se pide al sujeto que, sin
hacer selección alguna, diga todo aquello que pasa por su mente. Se funciona bajo el
supuesto que sus impulsos hacia la palabra o la acción están determinados por:
a. estímulos externos de toda índole, a los que reacciona.
b. su estado físico, que da origen a estímulos internos y determina la ansiedad y la
modalidad de las impresiones producidas por los estímulos externos.
c. ciertos fines conceptuales, el pensamiento de lo que desea hacer o decir, que le
hacen eliminar todo aquello que no atañe al tema.
d. los derivados de todos los impulsos rechazados que pugnan por encontrar una
descarga.
El objetivo principal de la regla básica es la eliminación del tercero de los factores
perturbadores. En esto, el paciente no debe ser activo en lo absoluto; su única labor consiste
en no impedir la expresión de los impulsos que surgen en su interior.
La contrapartida de la asociación libre es la atención flotante, por la que el terapeuta
escucha lo que se le plantea sin un esfuerzo activo por encontrarle sentido inmediatamente.
Existen también en el contrato algunas colaterales:
1. el tratamiento tiene una frecuencia regular y prefijada y un horario estricto;
2. el costo del tratamiento se determina de antemano;
3. todo tratamiento es tentativo y el paciente tiene el derecho a terminarlo cuando lo
considera adecuado;
4. el psicoanalista sólo actúa como tal y no como psiquiatra o médico, y
5. el tratamiento se hace con el paciente tendido en un diván o con el terapeuta fuera
de su visión.
Regresión
Mediante este fenómeno, los derivados de los impulsos prohibidos y de memorias
reprimidas encuentran una expresión en las emociones y pensamientos del presente. El
paciente es progresivamente capaz de regresar en niveles más profundos de su inconciente;
se hace más infantil y se abre a la posibilidad de renacer, habiendo superado conflictos o
situaciones que no pudo hacer siendo niño.
El fenómeno de la regresión y el proceso analítico son en sí molestos y dolorosos. El
apoyar en forma rápida o el interpretar prematuramente impiden el desarrollo del fenómeno
regresivo, al gratificar muy rápidamente la necesidad del paciente de ayuda, comprensión o
resolución inmediata de sus problemas.
El paciente oscila desde una expectativa de ser ayudado mágicamente por el analista, a otra
de ser cuidado o querido por éste, a otra de enojo y rechazo por no recibir el tipo de ayuda
directa esperada. Para poder ser analizado, es necesario que el paciente tenga un grado de
desarrollo parcial del yo. Éste le posibilita esta "regresión al servicio del yo" que a la larga
le permite superar su neurosis.
Interpretación
Se llama interpretación al método de deducir lo que el paciente realmente tiene en su ánimo
y comunicárselo. El terapeuta debe tratar de reducir el significado de las palabras del sujeto
o ayudarlo para que éstas salgan a la conciencia (siempre sobre el interés del sujeto en ese
momento). El paciente tiene que estar preparado, con el material más cercano a la
conciencia. Freud interpretaba constantemente, hacía interpretaciones detalladas y a veces
muy extensas, transformando la sesión en un franco diálogo, al contrario de la técnica
clásica del psicoanálisis que determina mucho silencio y poca interpretación (en todo caso,
el silencio del analista es un actuar). La interpretación ayuda al analizado a elaborar sus
conflictos inconcientes.
Cuanto más confiesa el analizado, tanto más el analista se convierte en el superyó moral, el
que constituye, en un aspecto, la parte buena del analizado y determina una disociación más
marcada entre su parte buena y mala, identificándose más con la mala. Debido a este
proceso, es que la asociación libre no se recomienda como proceso de curación.
La interpretación está contraindicada para los casos en que no se dispone del tiempo
suficiente o en los que el terapeuta la utiliza como defensa o defensa maníaca. Sin embargo,
cuando se da en el sentido esperado, intensifica la transferencia positiva sublimada y hace
conciente lo inconciente.
El analista debe hacer sus comunicaciones sólo cuando el analizado está en transferencia
positiva, o bien, si no se ha dado el caso, debe analizar las "resistencias de la
transferencia"para poder restablecer la transferencia positiva. La interpretación debe ser
dada cuando el analista sabe lo que el analizado no sabe, necesita saber y es capaz de saber.
La interpretación debe partir de lo que el analizado expresa, llegando después a lo más
lejano a la conciencia. En el aspecto estructural, la interpretación completa debe referirse al
ello, el yo y el superyó, partiendo del yo y de sus mecanismos de defensa.
Una interpretación psicoanalítica, según Menninger, tiene una estructura triangular que toca
tanto a los conflictos que tiene el paciente en su situación vital externa ( allí y afuera ), su
origen en el pasado ( allá y entonces), pero centrada en el presente transferencial ( acá y
ahora ).
Artificios de la deformación: puede que falte continuidad en las asociaciones del paciente,
que los afectos coartados se expresen en otro sentido o que se deforme el contenido por la
sustitución de una idea por otra asociativamente ligada a ella.
El terapeuta debe buscar el factor común entre las expresiones del paciente y la relación
entre la conducta verbal – no verbal. Hay que empatizar con el paciente y por esto, mientras
más conoce el analista la historia de su paciente, tanto más lo puede comprender
Resistencia
El equilibrio psicológico de toda persona se basa en el equilibrio de sus fuerzas internas; al
variar este equilibrio surge la angustia, y toda persona tiende a oponerse a cualquier intento
de provocar angustia, en forma automática.
De forma natural, siempre hay un temor ante lo nuevo y lo desconocido, de modo que a la
corta o a la larga, el paciente se coloca a la defensiva y comienza a sabotear el avance
terapéutico.
Freud distinguió cinco formas de resistencia:
1. Resistencia represiva, la tendencia normativa y automática del yo a bloquear las
emociones displacenteras.
2. Resistencia transferencial, ligada a la frustración que el paciente experimenta
cuando el analista no reacciona como lo espera o como lo hicieron las figuras del
pasado.
3. Resistencia por ganancia epinósica o secundaria, aquella por la cual el paciente
se resiste a ceder las ventajas relativas que le ha procurado tal enfermedad a lo largo
del tiempo.
4. Resistencia por compulsión a la repetición, que surge del ello y se liga a la
tendencia a volver a actuar, pensar o sentir como lo hizo en el pasado.
5. Resistencia por culpa, relacionada al superyó, por la que el paciente puede sentir
inconcientemente que la enfermedad es un castigo justo por su neurosis y que no
debe mejorar.
Clínicamente estas resistencias se evidencian en: Verborrea o silencio, olvido de hechos o
interpretaciones, focalización en un tiempo, racionalidad excesiva y/o crítica a la teoría o el
analista, o aceptación de la teoría como abstracta.
Una resistencia aguda dirigida contra la discusión de un tópico particular es mucho más
fácil de manejar que las "resistencias caracterológicas". Estas últimas consisten en actitudes
en que el paciente ha ido creando previamente con el fin de mantener sus represiones y que
ahora manifiesta con el analista.
Transferencia
La comprensión de los contenidos del inconciente del sujeto partiendo de las ocurrencias de
éste es relativamente la parte más sencilla de la labor del analista; el manejo de la
transferencia constituye la parte más difícil. La transferencia es un fenómeno inconciente y,
como tal, emocional.
La transferencia es un fenómeno universal que consiste en el desplazamiento de emociones
y conductas que originalmente se experimentan en relación a personas significativas de la
infancia y/o hacia personas de la vida presente del sujeto. El paciente exterioriza sus afectos
hacia el terapeuta y también tiene sentimientos específicos frente a él (amor por la ayuda y
odio por las expresiones desagradables). El paciente interpreta erróneamente el presente en
términos del pasado y luego, en lugar de recordar el pasado, y sin reconocer la naturaleza
de sus actos, tiende a vivirlo nuevamente y a hacerlo esta vez en forma más satisfactoria
que en la infancia ("transfiere al presente actitudes del pasado").
La transferencia es lo resistido y la resistencia:
• Resistencia: vive su conflictiva infantil con el terapeuta. Sirven para falsear el
sentido de las situaciones originales, con lo que la descarga obtenida es
necesariamente insuficiente.
• Resistido: permite observar la conflictiva infantil, siempre y cuando el terapeuta
no enganche con ésta.
Favorece la transferencia el que se dé un ambiente constante, el que el terapeuta no
reaccione frente a las emociones del paciente y no lo provoque. De este modo, son
transferidos sobre el analista aquellos objetos internos con los que el analizado ha
vinculado o identificado aquella acción rechazante o rechazada; cuanto más se convierte el
analista en objeto rechazante, tanto mayor será la necesidad del analizado de ser aceptado y
amado por él (no es la necesidad de amor sino la capacidad de amar que se intensifica y se
vuelca hacia el analista).
Son las transferencias negativa y sexual las que Freud denominó como "resistencias de la
transferencia" y para las cuales estableció una regla de timing para interpretarlas por la que
mientras las comunicaciones y ocurrencias del paciente sean dadas sin interrupción, debe
dejarse sin tocar el tema de la transferencia; es decir, hasta que la transferencia se haya
transformado en resistencia.
Cuando los fenómenos transferenciales aparecen en forma explícita y evidente, se habla de
"neurosis de transferencia", entendida como la reedición de la neurosis infantil original, en
la cual el analista aparece como el foco de los conflictos infantiles entre impulsos y
defensas.
La transferencia debe diferenciarse del concepto de alianza terapéutica, que es la parte
conciente de la relación entre paciente y analista, que incluye una división voluntaria del yo
del paciente, en que una parte coopera con el analista en la observación del resto del yo que
está vivenciando el conflicto en un plano más emocional.
Para saber la validez de la interpretación transferencial se tiene que ver la reacción posterior
del paciente. Una interpretación válida determina un cambio dinámico, que se manifiesta en
las asociaciones subsiguientes del paciente y en la totalidad de su conducta.
Contratransferencia
En cuanto aceptamos que la relación del analizado con el analista es, desde el punto de
vista técnico, lo esencial, tenemos que adjudicar significado central también a la
contratransferencia, por varios motivos, pero ante todo porque es a través de ella que
sentimos y podemos comprender lo que el analizado siente y hace en relación con el
analista y lo que siente y hace frente a sus instintos y sentimientos hacia el analista.
La contratransferencia es la contrapartida, en el analista, de la transferencia, refiriéndose a
las actitudes y sentimientos que se experimentan hacia el paciente. Para manejar
satisfactoriamente la contratransferencia es esencial haber tenido una íntegra formación
como terapeuta, que implica una amplia formación teórica, entrenamiento en habilidades de
investigación, relacionales y de intervención, la aplicación de supervisión, además de
autoconocimiento y el trabajo personal del terapeuta, unidos a sus experiencias de vida.
Sólo en la medida en que el analista esté "libre de represiones" podrá suplir lo que el
analizado había reprimido o bloqueado. Los dos aspectos de la contratransferencia son, la
respuesta contratransferencial a la transferencia manifiesta y actual y, por el otro lado, la
respuesta contratransferencial a la transferencia latente y potencial, pero reprimida o
bloqueada.
El papel básico que desempeña la transferencia positiva en el proceso psicoanalítico
consiste en que suministra la energía necesaria para la colaboración del analizado y,
análogamente, la contratransferencia positiva desempeña un papel básico, suministrando la
energía necesaria para ver el inconciente del analizado, superando el analista sus
contrarresistencias. Así como la transferencia negativa y sexual perturba la colaboración del
analizado, así también la contratransferencia negativa o sexual perturba la comprensión del
analista y necesita ser analizada y disuelta .
Análogamente a la neurosis de transferencia existe también la neurosis de
contratransferencia, debido a la identificación con los objetos transferidos del analizado,
implicando la vivencia de las angustias y defensas patológicas de esos objetos.
Normalmente el analista no queda fijado a esta identificación, sino que la utiliza para
comprender e interpretar los procesos del mundo interno del analizado.

CLAVES PARA LAS REACCIONES CONTRATRANSFERENCIALES
1. Incapacidad de comprender material que toca en problemas personales del analista.
2. Descuido en la mantención del encuadre.
3. Reacciones emocionales intensas.
4. Maniobras de apoyo narcisista.
5. Fomentar la dependencia del paciente a través del apoyo excesivo.
6. Compulsión a hablar acerca del paciente.
7. Interpretaciones innecesariamente sarcásticas.
8. Sentir que los comentarios positivos o negativos del paciente acerca del analista le son
personalmente importantes.
9. Discutir con el paciente.
10. Ayudar al paciente en forma extra – analítica.
11. Impulsos frecuentes a pedirle favores al paciente.
12. Soñar con el paciente.
13. Interés o desinterés excesivo por el paciente.

TÉCNICA CLÁSICA V/S TÉCNICAS ACTUALES
Los principios fundamentales de la técnica psicoanalítica son hacer conciente lo
inconciente o la superación de las resistencias. Freud designó la resistencia y la
transferencia como los dos puntos de partida del análisis; por lo que todos los analistas
consideran la transferencia positiva como útil para obtener de ella la energía necesaria para
la superación de las resistencias, centrándose el análisis en las neurosis de transferencia.
Existen múltiples variaciones entre cada terapeuta, determinadas por algunos de estos
factores:
1. La amplitud de conocimientos psicológicos generales y específicamente técnicos.
2. La aceptación o no de nuevos hallazgos, lo que conduce a distintos conceptos de
nivel secundario y diferentes técnicas.
3. El factor individual o personal (carácter, nivel de comprensión, etc.)
4. El factor genealógico, es decir, la influencia de distintos padres y arquipadres
analíticos.
En definitiva, a pesar de las diferencias técnicas entre uno y otro analista, todos dirigen su
atención a las causas de las perturbaciones.
Freud establece una regla fundamental para el analista denominándola atención flotante y
designa como meta el conocer y dominar la contratransferencia, tarea a la que los analistas
actuales agregan el utilizar la contratransferencia para la comprensión de los procesos
psicológicos del analizado, por los que ésta es originada. Sólo así puede crearse en la
situación analítica un clima realmente favorable a la labor terapéutica.
La atención flotante no es más que un solo aspecto de la comprensión del inconciente. El
ideal es comprender cada frase, cada detalle con el enfoque esencial de la sesión y de cada
sesión como expresión de la personalidad total.
Hay otras recomendaciones que ha hecho Freud sobre la terapia: la actitud del cirujano,
que se refiere al relativo distanciamiento que protege al terapeuta de la ambición de curar y
la identificación sin reserva, y la recomendación del analista como espejo, referida a que el
terapeuta debe hablarle al analizado sólo de él. La intención del analista de no mostrar más
que lo imprescindible de él debe permitirle al analizado percibir el interés y el afectos del
analista hacia su persona, pues sólo Eros puede originar Eros.
De igual forma que el analizado, el terapeuta debe dividir su yo en uno racional,
observador, y uno irracional, vivencial. Sólo así puede reproducir las fantasías sentidas por
el analizado y romper el círculo vicioso entre la transferencia negativa y la
contratransferencia negativa, al conservar su contratransferencia positiva y percibir y
movilizar la transferencia positiva reprimida o disociada del analizado. Por esto, la tarea del
terapeuta consiste en desarrollar un interés constantemente vivo y una empatía continua con
los procesos psicológicos del analizado, a todo nivel, dirigiendo su atención y energía a
comprender la transferencia y a superar los aspectos patológicos mediante las
interpretaciones adecuadas.
Fines Terapéuticos
El psicoanálisis reconoce como meta fundamental el hacer conciente lo inconciente. Pero la
experiencia clínica nos permite comprobar que esta finalidad trae además aparejada la
perspectiva de un reconstrucción de la estructura de personalidad del analizando, como el
resultado terapéutico quizá más trascendente, la cual involucra la resolución de conflictos
básicos y sus derivados a través de la elaboración y el consiguiente logro de un mayor
bienestar, con lo que se propende a la eliminación o alivio de los síntomas de modo franco
y sostenido.
En la terapia de objetivos limitados, las metas son reducidas y más modestas que las del
tratamiento psicoanalítico. Los objetivos suelen plantearse en términos de superación de
síntomas y problemas actuales de la realidad del paciente. Preferentemente, y mientras
resulte posible, la solución de problemas inmediatos y el alivio sintomático deberán, en un
sentido psicodinámico, responder al logro de un comienzo de insight del paciente acerca de
los conflictos subyacentes.
En un orden de importancia generalmente secundario figuran diversas formas de brindar
alguna ayuda al paciente en lo que a las situaciones perturbadoras se refiere, sea procurando
aliviar su ansiedad a través de medios como, por ejemplo, los psicofármacos, sea
interviniendo directamente en esas situaciones de ansiedad, como en el caso de la asistencia
social, etc.
Temporalidad
Mientras que en un tratamiento psicoanalítico la duración no es determinada de antemano y
se prolonga durante años, en las llamadas terapias breves suele fijarse previamente y ser
más corta, de unos meses por lo general.
Stekel, entre otros, ha puntualizado la incidencia favorable que en el proceso
psicoterapéutico podía tener la limitación temporal establecida de antemano, la que
estimularía el progreso de la terapia.
Diferencias Técnicas
La Labor con los Conflictos
La investigación psicoanalítica nos demuestra que las situaciones conflictivas actuales del
individuo están vinculadas con conflictos infantiles, de los que en realidad derivan. Durante
el tratamiento psicoanalítico el paciente revive dichos conflictos, que son profundamente
analizados, a fin de lograr su resolución por medio del trabajo elaborativo.
En la PB orientada hacia el insight hay, como primer elemento distintivo destacable, una
elección de los conflictos a tratar, que recaerá en los que prevalecen por su urgencia y/o
importancia, sin ahondar mayormente en éstos, por elementales principios de prudencia,
evitando que se produzca una excesiva movilización afectiva y, sobretodo, que se favorezca
la regresión en el paciente.
En algunos tratamientos breves es necesario y posible enfrentar al paciente con el conflicto
original. En ocasiones es el paciente mismo, si tiene cierta capacidad de insight, quien trae
a colación el conflicto infantil, relacionándolo con su situación conflictiva. No deberán
abordarse otros aspectos del conflicto, ya que no tiene sentido abrir heridas de manera
indiscriminada en la estructuración defensiva del paciente, poniendo al descubierto
contenidos que sin duda no habrá oportunidad de analizar suficiente y convenientemente en
esa terapia.
Cuando se trata de una psicoterapia de breve duración el terapeuta puede sentirse
apremiado por el tiempo, debiendo evitar, por sobretodo, caer en interpretaciones
prematuras acerca de los conflictos infantiles. En PB se realiza una tarea interpretativa
parcial de los conflictos del paciente, circunscrita a aquellos que han sido escogidos, y que
a su vez se abordan de un modo también parcial. siempre se hace un intento de resolución
interpretativa de los conflictos derivados y aunque ésta no sea idéntica a la que pueda
obtenerse mediante el psicoanálisis; se trata de una resolución parcial o incompleta,
consistente en la producción de ciertos cambios dinámicos en los conflictos.
Regresión, Dependencia, Transferencia, Neurosis de Transferencia
La regresión puede entenderse como el proceso por el cual cobran vida estados o modos de
funcionamiento psíquico pertenecientes a etapas anteriores del desarrollo del individuo. En
el proceso analítico se trata de favorecer, por distintos medios, una regresión vivencial en la
transferencia con el terapeuta, la cual representa un medio esencial para lograr el fin
terapéutico. Se espera, claro está, que el proceso regresivo se revierta a lo largo del camino
terapéutico, dando lugar a un crecimiento paulatino que hará posible que el paciente asuma
en definitiva una conducta más adulta en la vida.
Para comprender las distintas peculiaridades del vínculo terapéutico en terapias breves de
insight, es preciso tomar además en cuenta los conceptos de transferencia y neurosis de
transferencia. En este tipo de psicoterapia no es conveniente favorecer el desarrollo de la
regresión ni el de una neurosis transferencial; por medio de distintos recursos, ha de
procurarse que el paciente no concentre tanto la libido en la relación con el terapeuta. La
regresión debería ser permitida sólo en grado pequeño, no yendo más allá de los niveles
requeridos para posibilitar la exploración y experiencias iniciales de insight de las
situaciones conflictivas actuales.
Resistencia
En el tratamiento psicoanalítico llamamos resistencias a los diversos obstáculos que el
analizando opone a su acceso al propio inconciente, esto es, a la labor terapéutica y su
curación. El análisis exhaustivo de las resistencias constituye una parte imprescindible de
todo tratamiento psicoanalítico.
En la PB la resistencia de transferencia no es muy intensa, y ello se debe a lo siguiente:
sabemos que esta forma de resistencia obedece en parte al resentimiento despertado en el
paciente por sentirse frustrado en su relación transferencial con el terapeuta (razón por la
que Menninger propone llamarla resistencia de la frustración o de la venganza), fenómeno
que no se da mayormente en PB debido a la función activa del terapeuta en las sesiones.
Insight y Elaboración
Por insight entendemos la adquisición del conocimiento de la propia realidad psíquica, que
presupone una participación afectiva. La elaboración es el proceso por el cual un paciente
en análisis descubre gradualmente, a través de un lapso prolongado, las connotaciones
totales de alguna interpretación o insight. La finalidad de las interpretaciones del analista,
que son su instrumento terapéutico por excelencia, es promover el insight de los conflictos
del paciente.
Propiciar la adquisición del insight en el paciente por medio de las interpretaciones debe
constituir el principal propósito en la psicoterapia breve, siempre que las condiciones
psíquicas del paciente lo permitan. Pero la técnica breve demanda peculiares restricciones
para el insight del paciente:
* Debido a su extensión y a las condiciones del encuadre, sólo existe la alternativa de
proporcionar lo que podríamos considerar experiencias iniciales de insight.
* En cuanto a su tipo y profundidad, cabe señalar que mientras que el insight psicoanalítico
tiene lugar en el seno de una atmósfera regresiva que lo favorece y depende principalmente
de la actividad interpretativa (respecto de las diversas reacciones propias de la neurosis de
transferencia), en PB la búsqueda de insight está dirigida con más frecuencia hacia las
relaciones del sujeto con los objetos externos de su vida cotidiana y presente.
* Todavía es posible plantear otra diferencia con el insight del tratamiento psicoanalítico,
que concierne a la naturaleza misma del fenómeno de comprensión psicológica en el
paciente y que obedece también a la necesidad de controlar la intensidad de los fenómenos
regresivos y transferenciales: en PB el insight posee una mayor participación cognitiva que
afectiva que habrá que intentar que el paciente comprenda.
Como no se estimula el desarrollo de la regresión ni el de la neurosis transferencial y no se
realiza un análisis intensivo de ésta ni de las resistencias, en PB no se puede hablar de
elaboración en el mismo sentido que en el psicoanálisis. Sin embargo, es posible concebir
la existencia de un proceso, distinto cualitativamente del de la elaboración psicoanalítica,
sin la profunda reestructuración metapsicológica que ella implica y básicamente
circunscrito a la conflictiva focal. Un proceso incompleto que en algunos pacientes con
suficiente capacidad yoica podría quizá continuar aun después de concluido el tratamiento;
una especie de autoelaboración, la cual se habría iniciado a un tiempo con la labor
terapéutica para seguir un camino progresivo hacia el afianzamiento de los logros.
Fortalecimiento y Activación de Funciones Yoicas
La adquisición del insight es la forma más apreciada de lograr el fortalecimiento del yo del
paciente, pero deben tenerse en cuenta otras formas que no son necesariamente
incompatibles.
Muchas veces las diversas medidas terapéuticas destinadas al afianzamiento y activación de
funciones yoicas se engloban dentro de la denominación genérica de psicoterapia de apoyo.
Las terapias de apoyo se hacen frente a un yo débil, en las que se recurre a técnicas de
apoyo emocional para suprimir los síntomas y donde las intervenciones verbales van a estar
dedicadas al reforzamiento del yo sin mucha interpretación. Se refuerzan las funciones
yoicas sanas y relaciones objetales, para no fomentar la dependencia. Si parte de nuestra
meta terapéutica consiste en aumentar las funciones yoicas sanas del paciente y su
capacidad para las relaciones objetales, es importante confirmar aquellos aspectos de su
conducta que indican un funcionamiento sano; debido a lo mismo, la actividad del terapeuta
se orienta hacia la estimulación de las capacidades autónomas del paciente, señalando en
éste sus rendimientos yoicos adecuados, en lugar de promover una relación dependiente.
Las psicoterapias dinámicas, incluidas las de objetivos y tiempo limitado, son en su
mayoría el resultado de una reunión de elementos propios de una técnica de insight con
esos otros elementos, reforzadores y estimuladores de determinadas funciones del yo.
Diremos entonces que las PB son, en su enfoque y en la práctica, con mucho más
frecuencia mixtas, en vez de ser puramente interpretativas, o reforzadoras del yo – no
interpretativas, o aun exclusivamente de apoyo.
Multiplicidad de Recursos Terapéuticos
En PB, todo recurso que haya demostrado ser útil en el campo de la terapia psiquiátrica
podrá incorporarse eventualmente al tratamiento, además de los distintos tipos de
intervenciones verbales no interpretativas y otros elementos tales como psicodrogas,
técnicas grupales, comunitarias, etc., cuyas perspectivas de inclusión corren parejas con los
progresos que en el quehacer científico se registran en el empleo de los distintos recursos
psicoterapéuticos.
Los distintos instrumentos psicoterapéuticos deben implementarse coherentemente, siempre
con adecuada comprensión y fundamentación psicodinámica.