TID y esquizofrenia, la eterna confusión

TID y Esquizofrenia

TID: ¡El asesino era yo! (el trastorno de identidad disociativo en el cine)

* TID y esquizofrenia, la eterna confusión

Las diferencias entre ambos trastornos parecen muy claras sobre el papel, no así en la práctica clínica real y mucho menos en la gran pantalla. En la práctica clínica no es infrecuente confundir este trastorno con la esquizofrenia, y de hecho algunos especialistas argumentan que se ha subestimado la existencia del trastorno de identidad disociativo al ser diagnosticado erróneamente como esquizofrenia. Este fenómeno se ve exacerbado en el cine, que suele mezclar y confundir síntomas de uno y otro.

La disociación que provoca la división de la personalidad en un TID implica una separación estructurada de procesos que normalmente están integrados: la percepción, la memoria, la atención, el pensamiento…

En la esquizofrenia estos procesos permanecen integrados, pero se deterioran, se corrompen.

En el TID la conexión con la realidad permanece intacta, mientras que en la esquizofrenia existe una ruptura casi completa con esa realidad. En el TID el desdoblamiento es interno, porque afecta a la creación de personalidades o yoes, diferentes. En la esquizofrenia, puede ocurrir que se produzca un aparente desdoblamiento, al escuchar el paciente voces o ver personas que no existen, pero en este caso no se trata de nuevas personalidades sino de creaciones alucinatorias, de alguna manera, se trata de un “desdoblamiento” externo. En el TID, el desdoblamiento de la personalidad se produce por una escisión dentro del propio individuo, como si la personalidad fuera una célula que se dividiera y cada nueva célula fuera una personalidad nueva e independiente. En la esquizofrenia, la escisión se produce entre el yo interior del individuo y el mundo exterior, se pierde la conexión con la realidad y la persona crea una falsa realidad.

El cine, al poner en imágenes que se perciben siempre como externas al sujeto, pensamientos e ideas que en realidad son internos, ayuda a crear la confusión.

Psicosis/ Psycho (1960) de Alfred Hitchcock es una de las películas que más ríos de tinta ha hecho correr en este sentido. Para muchos, el protagonista de la obra maestra de Hitchcock sufre un desdoblamiento de personalidad propio de un TID, para otros, se trata de un esquizofrénico paranoide en cuyo delirio ha recreado la figura de su madre muerta.

La ventana secreta/ Secret Window (2004) de David Koepp es otra película que también presenta un personaje con una aparente doble personalidad asociada a comportamientos psicóticos. Una película como Vestida para matar/ Dressed to Kill (1980) de Brian de Palma también pueden representar un caso confuso.

Una de las técnicas que posee el especialista para determinar si se trata de una doble personalidad o un delirio es preguntar al paciente si las voces que escucha vienen de fuera de su cabeza (alucinaciones) o de dentro (la otra personalidad). La labor del psicólogo es determinar si la doble personalidad es fruto de un delirio o es una verdadera escisión de la personalidad. Al quedar eliminados todos los síntomas que acompañan al trastorno salvo el más llamativo, el desdoblamiento, se torna muy complicado establecer un diagnóstico diferencial. Muchos trastornos comparten síntomas comunes, a veces solo pequeños y sutiles detalles diferencian unos de otros. Por esta razón, en muchas ocasiones el cine no permite llegar a un diagnóstico concluyente y se generan posturas encontradas.