Trastornos cognitivos: historia laboral y probabilidad de desarrollar demencia

La prevalencia de la demencia aumenta con la edad. Aproximadamente
el 3 % de todos los mayores de 65 años sufrirán un
grave déficit cognitivo durante cualquier año dado. Estudios
recientes sobre poblaciones de edad avanzada han demostrado
la existencia de un nexo entre la historia laboral de la persona y
su probabilidad de desarrollar demencia.
Por ejemplo, un
estudio sobre ancianos del medio rural efectuado en Francia
(Dartigues y cols. 1991) comprobó que los que se habían dedicado
fundamentalmente a trabajos agrícolas, al servicio doméstico
o a trabajar como obreros manuales corrían un riesgo
significa- tivamente superior de alteración cognitiva grave que
los que habían sido maestros, gerentes, ejecutivos o profesionales
liberales. Además, este aumento del riesgo no se debía a diferencias
entre grupos de trabajadores en lo referente a edad, sexo,
educación, consumo de bebidas alcohólicas, alteraciones sensoriales
o uso de agentes psicotropos.
La demencia es sumamente rara en personas menores de
65 años, por lo que no se ha hecho ningún estudio sobre la
profesión como factor de riesgo en esta población.
No obstante,
una gran investigación efectuada en Estados Unidos (Farmer y
cols., 1995) demostró que los menores de 65 años con altos
niveles educativos tenían menos probabilidades de sufrir alteraciones
del funcionamiento cognitivo que las personas de edad
similar y menor grado de educación. Los autores de este estudio
comentaron que el nivel educativo podría ser una “variable indicadora”
que reflejara, en realidad, el efecto de la exposición
profesional. En este momento, esta conclusión no pasa de ser
una hipótesis.
Aunque son varios los estudios que han encontrado asociación
entre la profesión principal del individuo y el desarrollo de
demencia en la ancianidad
, la explicación o mecanismo subyacente
a este fenómeno se desconocen. Es posible que en ciertas
profesiones existan mayores niveles de exposición a sustancias
tóxicas y disolventes que en otras. Por ejemplo, existen cada vez
más pruebas de que la exposición tóxica a pesticidas y herbicidas
puede tener efectos desfavorables para el sistema nervioso.
De hecho, se ha sugerido que tales exposiciones podrían explicar
el mayor riesgo de demencia de los trabajadores agrícolas franceses
comentado más arriba. Además, hay también indicios de
que la ingestión de ciertos minerales (p. ej., aluminio y calcio
como componentes del agua potable) podría influir en el riesgo
de afectación cognitiva. Ciertas profesiones implicarían una
exposición diferencial a estos minerales.