Winnicott: objeto transicisional y la función de la ilusión – desilusión

La función de la ilusión- desilusión:
“… la madre le ofrece al bebé la oportunidad de crearse la ilusión de que ese pecho es parte de él” y luego sucede que «La tarea posterior de la madre consiste en desilusionar al bebé en forma gradual, pero no lo lograra si al principio no le ofreció suficientes oportunidades de ilusión”.

Winnicott supone un primer tiempo en el que el niño, preso de la tensión de la necesidad, no sabe qué es lo que debe ser creado.
Es la madre, en la medida en la que responda en ese tiempo preciso aportando lo adecuado (el pecho y sus ansias de amamantarlo), la que prepara al niño para percibir el objeto que le es presentado, y es ahí que tendrá este la “ilusión” de haberlo creado.
Importa entonces que la madre funda la posibilidad de la ilusión.
A partir de ahí se pone en juego la posibilidad de la “desilusión” graduada por la madre. Si no se produce la desilusión, entonces ese objeto es solo una alucinación, justamente lo imprescindible de esa experiencia de “desilusión”, de frustración es que tiene como función que los objetos se hagan reales.
Esta zona de experiencia se localiza en el borde, entre la madre y el niño, entonces tenemos: la madre, el hijo y el objeto como mediación, y que va a posibilitar el pasaje gradual de la dependencia a la independencia
Esta ilusión surge a partir del estado de expectación, de espera, que comporta cierta asimetría, frente a una molestia o desarreglo interno que podemos llamar desilusión. Es en función del encuentro que se crea la ilusión, como emergente a partir de una expectación.
Para Winnicott estos movimientos inauguran en el bebe, el concepto de realidad externa, es decir, de mundo.
También los fenómenos transicionales tienen su ubicación como articuladores dentro de la teoría winnicottiana: “…representan las primeras etapas del uso de la ilusión, sin las cuales no tiene sentido para el ser humano la idea de una relación con un objeto que otros perciben como exteriores a ese ser.” Podrían considerarse como ejemplos de ellos la pelusa, la punta de la sabanita, la manta y también lo son el balbuceo, los sonidos guturales del bebé, y el canturreo mientras come o se va a dormir.
Su definición de estos fenómenos “ …el parloteo del bebe y la manera en que un niño mayor repite un repertorio de canciones y melodías mientras se prepara para ir a dormir, se ubican en la zona intermedia como fenómenos transicionales, junto con el uso que se hace de objetos que no forman parte del cuerpo del niño aunque todavía no se los reconozca del todo como pertenecientes a la realidad exterior”.