Filosofía y epistemología: UN ABORDAJE DE LAS EMOCIONES DESDE EL PARADIGMA DE LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA

Filosofía y epistemología: UN ABORDAJE DE LAS EMOCIONES DESDE EL PARADIGMA DE LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA

Fasciglione, María Paola; Gillet, Silvana Ruth; Troglia, Marisa
Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Mar del Plata. Argentina

RESUMEN
La Psicología Evolucionista («Evolutionary Psychology») es un
acercamiento a la psicología en el cual los conocimientos y
principios de la biología evolucionista son utilizados para investigar
la estructura de la mente humana. Desde esta perspectiva,
la mente es un sistema de órganos de computación
que fueron diseñados por selección natural para resolver problemas
adaptativos que enfrentaron nuestros ancestros cazadores-
recolectores. En el presente trabajo se abordarán las
emociones desde este enfoque (Cosmides & Tooby, 1992,
1997). La psicología evolucionista postula la coexistencia de
tres niveles explicativos complementarios: a) teorías acerca de
los problemas adaptativos, b) teorías acerca de los programas
cognitivos que resuelven dichos problemas y c) teorías sobre
las bases neurofisiológicas en las que se sustentan estos programas
cognitivos (Cosmides & Tooby,1997). A partir de considerar
el carácter multinivel de esta perspectiva, se examinará
el sustrato material de las emociones, se las presentarán como
programas desarrollados para resolver diversos problemas
adaptativos, y finalmente se revisarán las posibilidades de un
enfoque evolucionista de las emociones para el trabajo psicoterapéutico.
Palabras clave: Psicologia Evolucionista Emociones Psicoterapia

La Psicología Evolucionista («Evolutionary Psychology») es un
acercamiento a la psicología en el cual los conocimientos y
principios de la biología evolucionista son utilizados para
investigar la estructura de la mente humana. Desde esta perspectiva,
la mente es un sistema de órganos de computación
que fueron diseñados por selección natural para resolver problemas
adaptativos que enfrentaron nuestros ancestros cazadores-
recolectores. La Psicología Evolucionista no es un campo
de estudio de la psicología, sino un modo de pensar la ciencia
psicológica que puede ser aplicado a cualquier tema dentro
de ella (Cosmides & Tooby, 1992, 1997).
En el presente trabajo se abordará, desde la perspectiva evolucionista,
uno de los temas de mayor relevancia dentro de la
psicología: las emociones.
Desde este marco teórico, una emoción es entendida como un
programa de jerarquía superior cuya función es dirigir las actividades
e interacciones de los subprogramas que gobiernan la
percepción, la atención, la inferencia, el aprendizaje, la memoria,
la elección de metas, las prioridades motivacionales, los
marcos conceptuales, las reglas de decisión conductual, los
procesos de comunicación, el sistema motor y las reacciones
fisiológicas, entre otros. Una emoción no es reducible a ninguna
categoría de efectos, tales como efectos sobre la fisiología,
el comportamiento, la valoración cognitiva o los sentimientos,
porque compromete instrucciones evolucionadas para todos
ellos en conjunto. Las emociones, del mismo modo que el resto
de los programas cognitivos, son adaptaciones que han sido
originadas por selección natural para resolver problemas que
usualmente enfrentaban nuestros ancestros (Cosmides &
Tooby, 2000).
La psicología evolucionista postula la coexistencia de tres niveles
explicativos complementarios: un primer nivel compuesto
por teorías acerca de los problemas adaptativos, un segundo
nivel constituido por los programas cognitivos que resuelven
dichos problemas, y finalmente un tercer nivel compuesto
por las bases neurofisiológicas en las que se sustentan estos
programas cognitivos (Cosmides & Tooby, 1997).
A partir de considerar el carácter multinivel de esta perspectiva,
en conjunto con los esclarecedores avances de las neurociencias
relativos a esta temática, se comenzará por explorar
el tercer nivel explicativo. Este brindará información sobre el
sustrato material de estos programas de jerarquía superior denominados
emociones. A continuación se presentarán las emociones
como programas desarrollados para resolver diversos
problemas que enfrentaron nuestros antepasados para su
adaptación. Finalmente, y a partir de considerar la aspiración
de la Psicología Evolucionista de convertirse en un paradigma
integrador de la Psicología (Buss, 1995), revisaremos las posibilidades
de un enfoque evolucionista de las emociones para
el trabajo psicoterapéutico; entendiendo a la práctica clínica
como una de las áreas relevantes de esta disciplina.

NEUROBIOLOGÍA DE LAS EMOCIONES
Si bien los procesos emocionales no se han localizado con
tanta precisión como las funciones sensoriales, motoras y cognitivas
(Kandel, 2001a), numerosos estudios neurobiológicos
han permitido identificar centros cerebrales superiores, regiones
subcorticales e interacciones entre ambos involucradas en
los estados emocionales. Este conjunto de estructuras y áreas
cerebrales forman una unidad funcional llamada sistema límbico
(Iversen, Kupfermann & Kandel, 2001).
En un estado emocional pueden distinguirse dos componentes.
Uno que se manifiesta en un estado corporal característico
(respuestas autónomas, endócrinas y motoras esqueléticas)
y el otro en forma de sentimiento consciente. Por ejemplo,
cuando estamos asustados no sólo sentimos miedo sino que
también experimentamos un aumento de la frecuencia cardiaca
y respiratoria, sequedad en la boca, tensión en los músculos
y sudor en las palmas de las manos. Estos componentes
están mediados por circuitos neuronales diferenciados en el
interior del cerebro. La experiencia emocional consciente está
mediada por la corteza cerebral, principalmente por la corteza
del cíngulo y por parte de la corteza prefrontal. Los estados
físicos propios de una emoción están mediados por estructuras
subcorticales tales como el núcleo amigdalino, el hipotálamo
y el tronco encefálico, así como también por los efectores
de éstas. Son estos últimos los componentes periféricos de la
emoción, los que preparan al cuerpo para la acción y comunican
nuestros estados emocionales a otras personas (Iversen,
Kupfermann & Kandel, 2001).
Cosmides y Tooby (2000) parecen estar de acuerdo con esta
distinción cuando señalan que la experiencia conciente de
miedo de un individuo, es una cuestión independiente de si
sus mecanismos asumieron la configuración característica que
define al estado emocional del miedo. Es decir, que es perfectamente
posible que algunas veces los individuos permanezcan
inconscientes de sus estados emocionales.
La existencia de dos componentes de la emoción mediados por
diferentes circuitos neuronales no implica que no se establezcan
relaciones entre ambos, sino que existen conexiones recíprocas
entre las estructuras involucradas (Iversen, Kupfermann
& Kandel, 2001).
En relación a las bases neuroquímicas de las emociones, los
tres sistemas neuronales más relevantes implicados son las
vías dopaminérgicas (Kupfermann, Kandel & Iversen, 2001) y
las vías noradrenérgicas y serotoninérgicas a nivel del sistema
nervioso central (Kandel, 2001b).

LAS EMOCIONES COMO PROGRAMAS PARA RESOLVER PROBLEMAS ADAPTATIVOS
El comportamiento que observamos en el presente es generado
por los mecanismos de procesamiento de la información
desarrollados en el pasado como soluciones probablemente
adaptativas. Las emociones no evolucionaron como sentimientos
concientes, sino que lo hicieron como resultado de
especializaciones de la conducta y de la fisiología: respuestas
físicas controladas por el cerebro que permitieron sobrevivir a
organismos antiguos en entornos hostiles y procrear (Le Doux,
1999). La especie soportó durante millones de años de evolución
condiciones ambientales adversas que dieron lugar a fenómenos
específicamente diseñados para adaptarse a ellas;
los organismos han evolucionado para solucionar distintos
problemas adaptativos y se los puede considerar como máquinas
biológicas precisamente diseñadas para resolverlos, superando
llamativamente a lo artificial. Esto no implica que las emociones
estén bien diseñadas para el mundo moderno sino que
su lógica funcional tiende a ser sofisticada y bien diseñada para
resolver problemas adaptativos ancestrales. Los programas involucrados
en el procesamiento cognitivo, afectivo y motivacional
pueden haber evolucionado como consecuencia de su capacidad
para sostener la vida y promover la reproducción.
En la actualidad la emoción ya no es considerada un síndrome,
ya que han pasado a considerarse sus características funcionales.
Según Palmero (1998) la emoción es una respuesta
adaptativa por cuestiones estrictamente evolucionistas, ya que
de no serlo habría desaparecido a lo largo del tiempo. La naturaleza
nos proveyó de un sistema nervioso que funciona exquisitamente
bajo circunstancias ordinarias. Las emociones en
sí mismas no constituyen un proceso patológico, como por
ejemplo la ansiedad, que puede ser considerada una estrategia
ante una amenaza en lugar de una respuesta disfuncional.
La generación de ansiedad representa un persistente mecanismo
designado que cumple la función de reducir un supuesto
peligro.
La perspectiva darwiniana en medicina sostiene que las alteraciones
emocionales no son enfermedades por sí mismas. Los
síntomas de los desordenes mentales son defensas, como son
la fiebre y la tos en un nivel físico (Nesse & Williams, 1996). En
este contexto, las emociones son adaptaciones y la psicología
humana debe padecer el dolor del trastorno emocional como
un compromiso del diseño mental.
Con independencia del valor para la supervivencia que tuvieron
en sus escenarios más primitivos, algunas de las pautas
derivadas de la evolución se vuelven problemáticas en nuestra
cultura actual ya sea porque obstaculizan el logro de las metas
personales o porque entran en conflicto con las normas grupales.
Nuestro ambiente ha cambiado con más rapidez que
nuestras estrategias adaptativas automáticas – como resultado
de las modificaciones que nosotros mismos le hemos impuesto
al medio social – así las estrategias que fueron útiles en entornos
más primitivos pueden no adecuarse al sistema actual
de una sociedad altamente individualizada y tecnológica, con
su propia organización cultural y social.

EMOCIONES EN LA PRÁCTICA CLÍNICA
En general, podemos decir que existe un consenso bastante
amplio entre los diferentes modelos propuestos en psicoterapia
en cuanto a la consideración de las emociones como centrales
en cualquier proceso de cambio psicoterapéuticamente
asistido.
En su libro Pasión y razón, Richard y Bernice Lazarus (2000)
recorren diferentes abordajes de las emociones: posiciones
psicoanalíticas, conductistas, cognitivistas, posracionalistas y
existencialistas. En todas ellas encuentran puntos de contacto
en lo que hace a la confrontación con las emociones para arribar
al cambio como objetivo psicoterapéutico. Insisten en la
necesidad de integrar pensamiento, sentimiento, acción y entorno
social para acceder a una adecuada integración de la
mente y al cambio emocional.
Por supuesto, las diferencias entre esos abordajes son evidentes,
pero los autores rescatan el trabajo con las emociones
como denominador común.
En particular, la Psicología Evolucionista no propone métodos
específicos de tratamiento psicoterapéutico con las emociones,
sólo provee teorías para comprender algunos trastornos
emocionales y un marco para evaluar qué otras teorías y métodos
puede ser fructífero implementar (Kennair, 2002). Es decir,
ofrece un paradigma integrador para la psicología, y por
ende también para la práctica clínica entendida como uno de
sus campos.

CONCLUSIONES
Se concluye que no hay duda de que las emociones ocupan
un lugar central tanto al momento de comprender el funcionamiento
de la mente humana como al momento de intervenir
sobre la misma . Sin embargo en el caso del paradigma de la
Psicología Evolucionista se sostiene que queda aún un largo
camino por recorrer, con más interrogantes que aseveraciones,
y con una interesante y amplia gama de posibles especulaciones
al respecto.
Por el momento la Psicología Evolucionista puede aseverar
que los trastornos emocionales -como la ansiedad o la depresión-
no son tales a la luz de la evolución: las emociones y sus
«supuestos» trastornos son un fenómeno evolutivo, son una
respuesta de defensa natural con bases genéticas, que han
permitido la adaptación de nuestros ancestros cazadoresrecolectores.
Al respecto es pertinente señalar dos cuestiones:
a) el hecho de que hayan sido adaptativas no significa que lo
sean en nuestro mundo moderno; b) aseverar que los mencionados
trastornos tengan una base genética no implica que
sean imposibles de tratar.
Si se tiene en cuenta las pretensiones de la Psicología Evolucionista
de convertirse en un nuevo modo de pensar la ciencia
psicológica, se comprenderá la relevancia y la necesidad de
desarrollos desde este paradigma en el área del trabajo psicoterapéutico,
entendido como uno de los campos dentro de la
psicología. La perspectiva evolucionista no propone un método
específico de tratamiento pero puede aportar teorías para
comprender mejor el trastorno psicológico y ofrecer un paradigma
integrador. Si se incluye la dimensión filogenética, el
desorden mental puede ser reformulado en términos psicológicamente
más válidos. Entender a la cultura y a la mente como
productos de la evolución puede enriquecer la comprensión
del fenómeno y permitir el desarrollo de intervenciones integradoras
bio-psico-sociales.

BIBLIOGRAFÍA
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