Adolescencia y violencia: Desde el psicoanálisis (excesos de estímulos, pérdidas de referencias, ampliación del narcisismo)

El Psicoanálisis, a su vez, al buscar comprender la naturaleza de la mente humana
aprehende, por medio de los sueños, los mitos y principalmente por la experiencia clínica, la dualidad de las pulsiones:
amor-odio, vida-muerte, construcción-destrucción, racionalidad-irracionalidad, concreto-simbólico, real-imaginario.
Revela que el equilibrio psíquico es consecuencia de los procesos complejos entre varias
instancias psíquicas: consciente-inconsciente; ello, yo y superyó. Los mecanismos de defensa
del yo, diferentes cantidades y cualidades de angustia, relaciones self-objetos, fantasías,
participan de sistemas que poseen dinámica y economía policéntricas, formando al “sujeto
psicoanalítico, dialécticamente constituido y descentrado” (Ogden, 1992). Esta organización
trasciende la dualidad pulsional sin excluirla.
Las capacidades de representación simbólica, perceptiva y de transformación del
pensamiento, las funciones afectivo-cognitivas trabajan en este proceso de desarrollo,
buscando el equilibrio y la interacción del psicosoma.
El exceso de estímulos y la pérdida de referencias internas o externas llevan al individuo a estados de disociación, fragmentación y sentimientos de pérdida del control de la realidad.
La adrenalina es la que prevalece. Es el mundo esquizofrenizante en el que vivimos.
Desde el punto de vista del Psicoanálisis, el conocimiento racional, las funciones simbólicas sofisticadas de la mente no eliminan al ser primitivo e irracional existente dentro de nosotros. Lo que se percibe es la ampliación del narcisismo por medio de la seducción contemporánea del “sea Ud. mismo cada vez más”. Prevalece la cultura del cuerpo, se fuma, se bebe, en fin, se estimula de manera prioritaria el vacío interior.
Las intensas y continuas frustraciones provocan explosiones auto y heteroagresivas,
aumentando el índice de depresiones, actos delictivos, molestias psicosomáticas, apatía e
indiferencia frente a los cuestionamientos existenciales de lo cotidiano postmoderno. El
sentimiento de impotencia se intensifica y se amplían las frustraciones por las distancias que
se establecen entre el Ideal del Yo exacerbado por la cultura narcisista y las posibilidades de realización yoica.

Se observa que la actividad de jugar, función estructurante en la elaboración de las fantasías,
de las actividades espontáneas, creativas y de descubrimiento de las potencialidades yoicas,
está sujeta a fuentes de presión dirigidas por los intereses de la cultura consumista.

FUENTE: ¨ADOLESCENCIA Y VIOLENCIA: EL PSICOANÁLISIS EN LA PRÁCTICA
SOCIAL¨, David Léo Levisky.