El adolescente y su afiliación grupal: transición para el mundo externo

En las tareas de diferenciación de sus familias y en su maduración emocional los
“colegas” juegan un papel esencial. Unos “colegas” con los que inicialmente se tenderá
a identificar de forma plena, para luego, si va avanzando apropiadamente en
las tareas de desarrollo, irse diferenciando de ellos. El grupo constituye así la transición
necesaria en el mundo externo para lograr la individuación y en él los adolescentes
intentan establecer su identidad individual
que les permita a la vez ser un
miembro del grupo y alguien especial. El grupo ofrece un “ideal del yo” y un marco
de referencia al que parecerse y en el que ser uno mismo.
Durante la adolescencia se
descubre el valor de la amistad, aunque en la base de ésta haya mucho de narcisismo:
el “otro yo” (amigo) es en realidad un “sostén del propio yo”. Entre los amigos todos
se identifican con cada uno en un proceso tan intenso que, a veces, la separación del
grupo parece imposible y el individuo pertenece más a éste que a su familia
. Debemos
tener en cuenta el peligro de que en el grupo se puedan provocar espirales de
comportamiento, de forma que se arrastren a otros y todo ello puede llevar a
situaciones peligrosas o destructivas.