El adolescente y las drogas

EL ADOLESCENTE Y LAS DROGAS.

El consumo de drogas es un problema real en la sociedad actual, al cual nos enfrentamos diariamente en todos los ámbitos. Liceos, canchas de fútbol, centros bailables y otros centros sociales en los que hay una participación activa de la población adolescente. El hecho de que el adolescente se presente frágil y vulnerable a este tipo de conductas debido al período conflictivo por el que atraviesa, y teniendo en cuenta el contacto que tendremos con ellos como futuros docentes, es que nos resulta de real interés dicho tema. Consideramos que interiorizarnos en el tema nos dará una mejor perspectiva para encarar un problema que se presenta  con mayor frecuencia y se agudiza cada día más.

Esta etapa tan particular por la que pasa el adolescente, la crisis propia de este proceso, hace que los individuos se presenten con mayor vulnerabilidad frente a los impactos sociales. Se encuentran mucho más receptivos, propensos a captar todo tipo de comportamiento que se distinga de lo normal o cotidiano. Es aquí en donde  muchas veces la sociedad proyecta sus fallas en la juventud, a la cual responsabiliza de estas fisuras o quiebres en el que aparecen la delincuencia, las adicciones a las drogas, y otros, como claros ejemplos. Este mecanismo que utiliza la sociedad para adjudicar lo malo que ocurre en ella a una de sus partes en conflicto, es lo que muchas veces margina al adolescente llevándolo a adoptar mecanismos de defensa que le permitan contrarrestar dicha postura.
    
    En este tipo de conductas centraremos nuestra atención en este punto, acentuando particularmente en el tema de la adicción a las drogas. Para ello tomamos a la autora Rita Perdomo la cual haciendo referencia a este problema puntualiza dos grandes equívocos  en cuanto al uso de tóxicos: “POR PARTE DE LOS ADOLESCENTES, la ilusión de que las drogas ‘liberan’ cuando lo cierto es que ‘someten’ o ‘esclavizan’ […] POR PARTE DE LOS PADRES, el correspondiente engaño de que con las drogas, sus hijos están desafiando la moral doméstica y ‘protestando’ contra sus hábitos de vida, cuando de hecho lo están limitando”.    En referencia a los adolescentes esta dependencia se vería reflejada a un patrón patológico de sumisión y no de rebeldía. En donde el consumo de drogas ‘blandas’ actúa como elemento apaciguador frente a los problemas que se le presentan al adolescente incrementando su apatía y su indiferencia.

    “Cuando los jóvenes se drogan imitan la conducta drogadictiva de los adultos y de la sociedad en general, adoptando drogas diferentes a las usadas por sus padres.”  Este hecho se vuelve contradictorio por parte de los padres a la hora de censurar estas conductas del adolescente cuando ellos mismos adoptan posturas similares. Y va a ser difícil exigir por parte de los padres ciertos comportamientos al adolescente, que ellos en cierta medida no logran cumplir,  en los que el adolescente se basará para justificar sus acciones.

    Por otra parte si nos remontamos históricamente, vemos como ciertas sustancias de carácter estimulante, han servido para aliviar ansiedades, curar enfermedades, terapias y muchas otras actividades en actitud compensatoria frente a situaciones de frustración, dolor, temor, etc. Se podría pensar entonces que el aumento en el consumo de estas sustancias es el fiel reflejo del aumento de estas situaciones de angustia y crisis que vive la sociedad. Es por eso que “… toda  la política de represión al uso de tóxicos está llamada a fracasar. Está dirigida a las consecuencias y no a las causas […] sólo reprimir el uso de drogas, sería hacer como aquel marido engañado, que cuando se enteró que su mujer lo traicionaba en el sofá de la sala, se limitó a sacar el sofá.”  Marcando entonces que la actitud de enfrentamiento de estos problemas, no sólo debe estar dirigido al combate del narcotráfico, sino también a la naturaleza psíquica de los individuos que caen en ella y a la realidad sociocultural de la que son parte.

La postura que tendrá el adolescente frente a las drogas puede estar ligada fundamentalmente con una tendencia regresiva por parte de éste. Esta actitud que surge como respuesta a depresiones y angustias que sufre el adolescente, tiende a buscar amparo en modelos primitivos de sustitución psíquica, como sería el período postnatal y fetal. “Esto explica por consiguiente, la preferencia de los drogadictos por aquellos efectos que los sustraen de la realidad circundante como se da en la condición psíquica del recién nacido”  desvinculándolos de una realidad que los oprime y sumergiéndose en una atmósfera que les brinda ‘seguridad y armonía’.