ADOPCION DE LA HOMOSEXUALIDAD

ADOPCION DE LA HOMOSEXUALIDAD
    Este proceso de desplazamiento en el cual todo lo que es terrorífico e inquietante está localizado en el interior del cuerpo de la mujer, se acompaña a menudo de otro proceso que parece ser condición necesaria de la posición homosexual. En la actitud normal el pene del niño representa su yo y su consciente como opuesto a los contenidos de su cuerpo y a su superyó, que representa su inconsciente. En su actitud homosexual, esta significación se extiende, debido a su elección narcisística de objeto, al pene de otro hombre, y este pene ahora lo ve como una contraprueba contra todos sus miedos relativos al pene dentro de él y al interior de su cuerpo. Así, en la homosexualidad, un modo de dominar la ansiedad es que el yo trata de negar, controlar o sacar el mejor partido del inconsciente, destacando fuertemente la realidad y el mundo externo y todo lo que es tangible y perceptible a la conciencia.
    En estos casos he encontrado que cuando el niño ha tenido una relación homosexual en la primera infancia tiene una buena oportunidad de moderar los sentimientos de odio y miedo al pene de su padre y de reforzar su creencia en el pene «bueno». Además, sobre esta relación se basarán todos los hechos homosexuales de su vida futura.
    Esas relaciones proporcionan una serie de garantías, de las que mencionaré las más comunes: 1) que el pene de su padre, tanto internalizado como real, no es un perseguidor peligroso, ya sea a) para él o b) para su madre; 2) que su propio pene no es destructivo; 3) que sus miedos como niño pequeño a que sus relaciones sexuales con su hermano o hermano sustituto se descubran y que a él se lo eche de la casa, sea castrado o matado  no tiene fundamento, desde que sus actos homosexuales no han tenido malas consecuencias; 4) que ha tenido cómplices y aliados secretos, porque en su vida temprana sus relaciones con su hermano o hermano sustituto significaron que los dos estaban aliados para destruir a los padres separadamente o combinados durante la copulación. En su imaginación, su compañero amoroso ejecutará a veces el papel del padre, con el cual emprendió ataques secretos sobre su madre durante y por medio del acto sexual (uno de los padres estará mal dispuesto para con el otro), y a veces el de su hermano, quien, con él mismo, destruyó el pene del padre dentro de la madre y dentro de si mismo.
    El sentimiento (basado en haber tenido fantasías sádicas de masturbación en común) de estar aliado con otro en contra de los padres, por medio del acto sexual, sentimiento que es, creo, de general importancia para las relaciones sexuales de los niños pequeños, está íntimamente ligado a mecanismos paranoicos . Cuando tales mecanismos operan muy fuertemente el niño tendrá una fuerte tendencia a encontrar aliados cómplices en su posición libidinal y relaciones de objeto. La posibilidad de lograr que su madre esté de su parte contra su padre últimamente, de destruir el pene del padre dentro de ella copulando con ella puede transformarse en una condición necesaria para la adopción de una posición heterosexual, y puede capacitarlo, cuando sea adulto, para mantener esa posición a pesar de tener acentuados rasgos paranoides. Por otra parte, sí su miedo al cuerpo peligroso de su madre es demasiado fuerte y la buena imago de su madre no ha podido desarrollarse, sus fantasías de aliarse con su padre contra su madre y de unirse a su hermano contra ambos padres lo inclinará a establecer una posición homosexual.
    El impulso del niño a maldisponer sus objetos unos contra otros y a obtener poder sobre ellos asegurándose aliados secretos, tiene sus raíces, en lo que yo he podido ver, en fantasías de omnipotencia, en las cuales, por medio de los atributos mágicos de excrementos y pensamientos, heces venenosas y flatos son introducidos dentro de sus objetos para dominarlos o destruirlos. De este modo las heces del niño son los instrumentos de sus ataques secretos sobre el interior de sus objetos y son consideradas por él como objetos dañinos o animales que actúan en interés de su yo. Estas fantasías de grandeza y omnipotencia juegan una gran parte en los delirios de persecución y referencia y en ideas delirantes de ser envenenado. Ellas hacen que el paciente tenga miedo de ser atacado por sus objetos en la misma forma secreta en que él los ataca a ellos , y a veces, también, miedo de sus propios excrementos en caso de que ellos se vuelvan contra su yo de un modo hostil y traicionero. Analizando tanto niños como adultos me he enfrentado con un miedo a que sus heces asuman de algún modo una existencia independiente y no estén más bajo su control, y a que hagan daño a sus objetos internos y externos contra la voluntad del yo. En tales casos, las heces fueron comparadas a toda clase de animales pequeños e insectos, tales como ratas, ratones, moscas, chinches, etcétera .
Cuando el individuo está más ocupado con la ansiedad paranoide en lo que respecta a las heces y pene como perseguidores, su objeto de amor del mismo sexo representará primero y después de todo, un aliado contra los perseguidores. El deseo libidinal de un «buen» pene será fuertemente sobrecompensado y servirá al propósito de ocultar sus sentimientos de odio y temor frente al pene «malo». Si tal compensación fracasa, su odio y miedo al objeto de amor se manifestará y tendrá por objeto una reversión paranoica de la persona amada en perseguidor .
Estos mecanismos, que son dominantes en casos de un carácter paranoico, entran, aunque en menor grado, dentro de toda actividad homosexual. El acto sexual entre hombres sirve siempre en parte para gratificar impulsos sádicos y para confirmar el sentimiento de omnipotencia destructiva; y detrás de la relación libidinal positiva de un «buen» pene como objeto de amor externo acechan, en mayor o menor grado, de acuerdo con la cantidad de odio presente, no sólo odio al pene del padre, sino también impulsos destructivos contra el compañero sexual y miedo a él por estos impulsos.
    En su «Homosexualitát und Oedipuskomplex», 1926, Félix Boehm ha dirigido su atención «a la parte que juega ese aspecto del complejo de Edipo, que consiste en el odio del niño hacia su padre y en su deseo de muerte y deseos de castración activos contra él». Ha demostrado que al realizar los actos homosexuales el hombre muy frecuentemente tiene dos fines: 1) hacer a su compañero impotente para el acto heterosexual, en cuyo caso es meramente una cuestión de mantenerlo alejado de las mujeres y 2) castrarlo, en cuyo caso quiere tener posesión del pene de su compañero así como aumentar su propio poder sexual con las mujeres. En cuanto al primer fin, mis propias observaciones me han conducido a creer que sus deseos de mantener a otros hombres alejados de las mujeres, es decir, de su madre o hermanas, está basado no sólo en celos primarios de su padre, sino en un miedo a los riesgos en que su madre incurre al copular con él. Desde que esos riesgos surgen no sólo del pene de su padre sino también de su propio pene sádico, él está provisto de un fuerte motivo para adoptar la posición homosexual .
En esta posición, según he encontrado en los análisis de niños como en los de hombres, él, en su inconsciencia, ha hecho un convenio con sus padres y hermanos por el cual todos se abstendrán de tener relaciones con su madre (o hermanas) para preservarla a ella de peligros y buscarán compensación de esta abstención entre ellos mismos. En cuanto al segundo fin, estoy en completo acuerdo con la opinión de Boehm. El deseo del niño de castrar a su padre para conseguir su pene y ser potente en la relación sexual con la madre lo impulsa a una posición homosexual.
    En algunos casos he visto que había no sólo el deseo de tomar posesión de un pene especialmente potente, sino de acumular una gran cantidad de semen, que de acuerdo con sus fantasías era necesario para dar a su madre gratificación sexual . Además necesita poner penes «buenos» y semen «bueno» dentro de él para hacer bueno también el interior de su cuerpo. Este deseo está fortalecido en el estadío genital por la creencia de que sí su interior está intacto será capaz de dar a su madre semen bueno y también niños, situación que lo lleva a aumentar su potencia en la posición heterosexual. Si por otra parte predominan sus tendencias sádicas su deseo de tomar posesión del pene del padre y del semen por medio del acto homosexual tendrá también en parte un fin heterosexual. Porque identificándose él mismo con su padre sádico tendrá más poder para destruir a su madre copulando con ella.
    Se ha dicho más de una vez que el instinto de conocer es un impulsor de la realización del acto sexual. Pero cuando el individuo obtiene gratificación de su instinto en conexión con actividades homosexuales, lo emplea en parte para aumentar su eficiencia en la posición heterosexual. El acto homosexual está destinado a realizar los tempranos deseos de su infancia de tener la oportunidad de ver qué sentido el pene de su padre difiere del suyo y averiguar en qué forma se comporta aquél cuando copula con su madre. Necesita saber cómo hacerse más potente y apto en la relación sexual con su madre .