Afrontamiento de la enfermedad (siete categorias que dependen de la naturaleza de la enfermedad)

El afrontamiento de la enfermedad
La valoración que la persona hace de su enfermedad, la definición de las tareas
de adaptación necesarias, y la elección y eficacia de las técnicas de
afrontamiento
, es decir, el comportamiento de una persona ante la crisis que
supone la enfermedad, según Moos, viene influido por tres grupos de factores:
a) Socio-demográficos y personales (edad, sexo, posición económica,
inteligencia, madurez emocional y cognitiva, fuerza del yo, amor propio,
creencias religiosas o filosóficas, enfermedades previas y experiencias de
afrontamiento previas. La época de la vida en que se da la enfermedad es
particularmente importante. La superación de la crisis será distinta en un niño,
un adolescente o un anciano.
b) Relacionados con la enfermedad (clase y localización de síntomas,
duración, momento vital, etc.)
c) Ambientales, físicos (como el espacio personal disponible. el grado de
estimulación sensorial, etc.) o sociales (como la relación con los familiares,
características del ambiente de trabajo, apoyo social, normas y expectativas
culturales).
Lo que hace la persona al afrontar su enfermedad es tratar de adaptarse a la
nueva situación.
Desde un punto de vista general se puede hablar de un
conjunto de tareas de adaptación que se ha de plantear en su proceso de
afrontamiento, cuyo objetivo es la restauración del equilibrio, readaptación o
consecución de un nuevo equilibrio, cuya pérdida es lo que significa el estrés.
Tales tareas pueden dividirse en siete categorías. Tres directamente
relacionadas con la enfermedad y cuatro relacionadas con procesos más
generales
(Moos, 1977)
1) El enfermo debe reconocer sus síntomas, controlarlos y prevenir sus
crisis cuando sea posible (ej: diabético).
2) En el caso de tratamientos especiales en hospital o marco similar (por
ejemplo, en casos de mastectomía, quimioterapia o radioterapia, en pacientes
de cáncer) la tarea que hay que superar es la de aceptar o no el tratamiento.
Esta decisión depende de:
a) La naturaleza de la enfermedad.
b) Las etapas de la enfermedad.
c) La complejidad del tratamiento.
d) La adaptación a los cambios comportamentales requeridos.
e) Importancia de los efectos secundarios.
f) La estabilidad sociofamiliar.
g) El grado de información.
3) Mantener relaciones adecuadas con el médico y el resto de personal
sanitario.
4) Conservar un equilibrio emocional razonable. En este caso el paciente
y/o la familia deben afrontar los sentimientos de disgusto asociados a la
enfermedad.
5) Conservar la auto imagen y un sentido de control y competencia
satisfactorios. En este caso, el enfermo debe alcanzar un equilibrio personal
entre la aceptación de ayuda y su acción participativa, y llevar a cabo con éxito
una vuelta a la independencia total después de un período de pasividad.
6) Conservar las relaciones con familia y amigos. En este caso ha de
superar las dificultades de comunicación, y debe encontrar métodos de
adaptación con la situación familiar que se establezca.
7) Prepararse para un futuro incierto, y acostumbrarse a vivir con esa
incertidumbre.
La importancia de cada uno de estas siete categorías depende de la naturaleza
de la enfermedad,
del carácter personal del enfermo y del conjunto de
circunstancias ambientales. Me referiré concretamente al caso de la
enfermedad crónica, que es más ilustrativo.