AGORAFOBIA Y PÁNICO. Génesis y mantenimiento: Adquisición del miedo a las situaciones agorafóbicas

AGORAFOBIA Y PÁNICO.
Arturo Bados López
5 de diciembre de 2005 (universidad de Barcelona)

GÉNESIS Y MANTENIMIENTO
La figura 1, la cual se empieza a leer por el margen superior derecho, presenta los posibles factores implicados en el desarrollo y/o mantenimiento de la agorafobia (para un análisis detallado, véase Bados, 1995a). La figura 2 es una versión que hace referencia sólo al mantenimiento de la agorafobia y la figura 3 es una versión simplificada de la anterior que puede emplearse con los pacientes. La explicación de la agorafobia requiere tener en cuenta una conjunción de factores que interactúan entre sí o suman sus influencias. Estos factores se exponen a continuación, aunque conviene tener en cuenta que debido al carácter retrospectivo de los estudios, es difícil establecer qué es causa, qué es consecuencia o cuando simplemente dos variables están correlacionadas.
ADQUISICIÓN DEL MIEDO A LAS SITUACIONES AGORAFÓBICAS
Varios son los factores que pueden contribuir a la adquisición de este miedo:
– Preparación evolutiva. Las típicas situaciones agorafóbicas pueden concebirse como situaciones preparadas y prepotentes desde un punto de vista evolutivo. En ellas sería más fácil tener ataques de pánico debido a que estuvieron asociadas con una mayor probabilidad de peligro durante la evolución de los hombres primitivos. Ahora bien, si no se especifica claramente cuál es la base biológica de la preparación, este concepto resulta circular, ya que se infiere de aquello que pretende explicar (selectividad de las situaciones temidas).
– Vulnerabilidad genética. Este factor es considerado más abajo.
– Proceso de atribución errónea o condicionamiento supersticioso. Es muy probable que la activación desagradable, ansiedad intensa o ataques de pánico inducidos o facilitados por otros factores (problemas médicos, cambios hormonales, hipoglucemia, fármacos/drogas, conflicto interpersonal, otros eventos estresantes) puedan ser atribuidos erróneamente a las situaciones ambientales en las que ocurren o puedan ser asociados con estas, de modo que dichas situaciones pasarían a ser temidas. Finalmente, el miedo puede extenderse a otras situaciones a través de procesos de generalización física y semántica.
En relación con el proceso de atribución errónea, se ha dicho que los agorafóbicos tienen un estilo cognitivo defensivo: no asocian su malestar emocional con los eventos interpersonales que realmente lo producen, sino que los atribuyen erróneamente a situaciones externas y/o a alguna enfermedad y reprimen o niegan los conflictos o dificultades interpersonales. También se ha dicho que la existencia de un locus de control externo puede predisponer a que los ataques de ansiedad/pánico que ocurren durante un periodo de estrés sean atribuidos erróneamente a las situaciones ambientales en que se dan.
Otras características de personalidad, aparte de las comentadas en el apartado anterior, pueden contribuir al surgimiento y/o mantenimiento de la agorafobia. Estas características serán comentadas más adelante.
– Experiencias traumáticas directas fuera de casa (asfixia, desmayo), ver a otros tener experiencias traumáticas fuera de casa o mostrar miedo en las situaciones fóbicas, transmisión de información amenazante. Aunque se ha hablado de la posible importancia de estos factores, su contribución no está clara. Las experiencias traumáticas verdaderas son raras y los denominados eventos traumáticos en algunos estudios han sido ataques de pánico (sobretodo, estos), desmayos, asfixia, náuseas o sudoración intensa.

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