AGORAFOBIA Y PÁNICO. Evaluación: Autorregistros

AGORAFOBIA Y PÁNICO.
Arturo Bados López
5 de diciembre de 2005 (universidad de Barcelona)

AUTORREGISTROS
Un buen artículo de revisión es el de Craske y Tsao (1999), los cuales presentan también dos modelos de autorregistro como los que se comentan a continuación.
Diario conductual de actividades. El sujeto puede apuntar aspectos como fecha, hora en que ha salido y ha regresado a casa, descripción de la actividad y destino de la salida, distancia aproximada recorrida desde casa, tiempo pasado en el lugar de destino, si va solo o acompañado, tiempo pasado solo, ansiedad media y/o máxima experimentada, ocurrencia o no de ataque de pánico, uso de medicación y de otras estrategias defensivas y si la salida es una sesión de práctica o sólo una parte de la rutina normal. Ejemplos de diarios de actividades pueden verse en Bados (2000), Barlow (1988, pág. 391), Barlow y Wadell (1985, pág. 37), Craske y Tsao (1999), Echeburúa y de Corral (1995), Mathews, Gelder y Johnston (1981/1985, pág. 206), Roca (2003) y Roca y Roca (1999).

Diario conductual de ansiedad y ataques de pánico. Cada vez que tiene un ataque de pánico, la persona puede apuntar fecha, hora, duración, lugar, circunstancias y pensamientos asociados con el ataque, si la situación era estresante, si el ataque fue espontáneo o no, la intensidad de la ansiedad máxima experimentada, y si tuvo o no cada uno de los síntomas somáticos y cognitivos de los ataques de pánico según el DSM-IV. Además, al final del día apunta la ansiedad promedio tenida, el miedo o preocupación acerca de la posibilidad de tener un ataque de pánico y el tipo y dosis de todas las medicaciones tomadas. De Beurs, Chambless y Goldstein (1997) han constatado también la utilidad de las tres siguientes medidas, una de las cuales ya ha sido mencionada: miedo al pánico, expectativa de pánico y aversividad esperada del pánico.
Ejemplos de diarios de ansiedad/pánico pueden verse en Bados (2000), Barlow (2002, pág. 353), Barlow y Cerny (1988, págs. 203-208), Barlow y Craske (2000, pág. 24), Barlow y Wadell (1985, págs. 34-35), Bobes y cols. (2002, cap. 7), Botella y Ballester (1997), Clark (1989), Clark y Salkovskis (1987), Craske y Tsao (1999), Pastor y Sevillá (2000), Roca (2003), Roca y Roca (1999), Taylor y Arnow (1988, pág. 330), Walker, Norton y Ross (1991, págs. 532-533) y Wells (1997, pág. 297). Sandín (1997, pág. 235) presenta un modelo para población infantil y adolescente.
Argyle y cols. (1991) han presentado una Escala de Síntomas Asociados con el Pánico dirigida a evaluar la gravedad de los síntomas nucleares del trastorno de pánico y la mayoría de cuyos datos se obtienen de diarios de los pacientes. Los cinco síntomas evaluados son ataques situacionales, ataques espontáneos (incluidos los inducidos por cogniciones o estímulos somáticos sin relación con situaciones fóbicas), ataques de síntomas limitados, ansiedad anticipatoria y ansiedad fóbica y evitación. Los ataques de pánico reciben una puntuación en la escala según la frecuencia e intensidad media registradas en el diario la semana anterior, mientras que la ansiedad anticipatoria lo hace en función del porcentaje de horas de vigilia en que está presente y de su intensidad media. Finalmente, la puntuación correspondiente a la ansiedad fóbica y evitación no se deriva de los diarios, sino de una calificación hecha por el paciente sobre el grado de perturbación e interferencia de sus fobias. Las puntuaciones máximas para cada uno de los cinco síntomas son 6, 6, 4, 7 y 5, con lo cual se le da un mayor peso a los ataques de pánico que a la ansiedad anticipatoria, ansiedad fóbica y evitación.
Conviene mencionar que los diarios utilizados durante la evaluación no tienen por qué ser exactamente los mismos que los empleados durante el tratamiento. Así, el diario de actividades puede incluir durante el tratamiento dos columnas en las que el paciente apunte las consecuencias catastróficas que cree que ocurrirán y las consecuencias realmente experimentadas. En otros casos se han añadido otras dos columnas: ansiedad al final de la tarea de exposición y estrategias de afrontamiento empleadas. Para ejemplos, véase Bados (2000).
Una alternativa a los diarios de papel y lápiz la constituyen las computadoras programables de bolsillo. Para más información, véase Taylor, Fried y Kenardy (1990) o Bados (1995a). Muchas de las limitaciones de los diarios de papel y lápiz –especialmente saber el momento de registro y la dificultad del análisis de los datos– pueden soslayarse con las versiones automatizadas. Los datos pueden ser transferidos automáticamente a un ordenador, con el consiguiente ahorro de tiempo y ausencia de errores de codificación, y pueden ser visualizados inmediatamente ya sea para revisarlos con el paciente o para analizarlos.

Volver al índice principal de ¨AGORAFOBIA Y PÁNICO¨