EL PSICOANÁLISIS… ¿NO ES PARA TODOS?: PIERA AULAGNIER (1923 – 1990)

EL PSICOANÁLISIS… ¿NO ES PARA TODOS?: PIERA AULAGNIER

ALGUNAS CONTRIBUCIONES DE PIERA AULAGNIER, ANDRÉ GREEN Y JORGE E. GARCÍA BADARACCO

EL PSICOANÁLISIS… ¿NO ES PARA TODOS?

Autora: Inés Josefina Puig

PIERA AULAGNIER (1923 – 1990)1

Nació en Milán, vivió en Egipto durante la segunda Guerra Mundial, hablaba varios idiomas fluidamente. Perteneció a la tercera generación de analistas.

Ávida y culta lectora, se interesó tempranamente en la literatura y escritura, lo que se traduce en sus escritos donde, en varias ocasiones intercala citas de novelas contemporáneas, inclusive literatura de ficción (como el «1984» de George Orwell). Estudió medicina en Roma y, luego, se instaló en París. Se analizó con Lacan (1955 a 1961)2 .

Durante la llamada «edad de oro» del psicoanálisis en Francia –la que, para E. Roudinesco, habría comenzado después de 1948 con las enseñanzas de Bouvet- Piera Aulagnier integraba el grupo de los «juniors» destacados, seguidores de Lacan, junto a Leclaire, Perrier, Granoff, Widlôcher –hoy presidente de la IPA-, Lavie, Smimoff, Pujol y Rosolato3.

Clínica destacada, se interesó tempranamente por las psicosis. Se desempeñó en el Hospital Sainte-Anne donde, hoy, un pabellón lleva su nombre. Participó en la fundación de la Escuela Freudiana de Paris e integró su directorio, al frente del Departamento de Enseñanza.

En 1967 publicó, junto a Jean Clavreul la revista «L´Inconscient» de la que sólo se editaron ocho números, todos ellos muy interesantes, donde escribían, por esos tiempos, «autores inquietos», vale decir psicoanalistas jóvenes. El primer número se dedicó al tema de la transgresión. Los siguientes se referían, en general, a clínica, perversión, identificación, paternidad y enseñanza del psicoanálisis4.

Aulagnier abandonó la EFP en 1969 por diferendos con Lacan, especialmente con relación al «pase»5. El pase había sido un término empleado por Lacan para designar un procedimiento de pasaje que consistía en que un analizante (pasante) expusiera ante analistas (pasadores) los que daban cuenta ante un jurado llamado de acuerdo, aquellos elementos de su historia que el psicoanálisis había llevado a considerarlos capaces de fundamentar su deseo de convertirse en analistas.

Lacan se había opuesto al concepto de análisis didáctico puesto que, según él, nadie podía de antemano decidir si un análisis era didáctico. La propuesta del pase había constituido una forma de darle un viraje institucional a la EFP que muchos no aceptaron y, en 1978, el mismo Lacan lo dejó de lado.

En 1969, Piera Aulagnier, Jean-Paul Valabrega, Françoise Perrier (fallecida en 2003 en Parìs) y Moreigne se constituyeron en co-fundadores de la Organización Psicoanalítica de Lengua Francesa (OPLF) más conocida como Quatrième Groupe (el Cuarto Grupo)6.

La producción de Piera Aulagnier ha sido fecunda. Publicó numerosos trabajos y varios libros de la especialidad, en los que contribuyó con aportes personales basados sobre la observación clínica rigurosa, su disciplina para lectura y escritura y la metabolización que de ellas hizo, a través de un camino dialéctico. Su último trabajo (póstumo) es una recopilación de numerosos artículos publicados en la revista «Topique» que dirigía ella7. Sus títulos fueron:

– La violencia de la interpretación (1975)

– Los destinos del placer (1979)

– El aprendiz de historiador y el maestro brujo (1985)

– Un intérprete en busca de sentido (1994)

Piera –inteligente, lúcida, vital, sensible e irreverente- hacía gala de un pensamiento en movimiento constante que la llevaba a tomar las verdades científicas provocativamente, casi en la misma categoría que los mitos. Esto es: provisorias.

En la introducción de «El aprendiz de historiador y el maestro brujo» dice textualmente: «Más pasa el tiempo y más me convenzo de que las cuestiones que privilegiamos a veces en nuestro itinerario teórico, si de buena fe creemos que nos vienen determinadas por la importancia que ha cobrado cierto fenómeno clínico, cierta lectura nueva, en realidad con ello no hacemos más que retomar, en otras formas, lo que yo llamaría las cuestiones fundamentales propias de cada analista. Puede que ellas designen el punto conjugado de resistencia y de fascinación que singulariza la relación de ese analista con la teoría analítica. No menos convencida estoy de la importancia de las lecciones que la clínica nos dicta, muchas veces en forma de fracaso, así como de la necesidad de mantenernos receptivos a lo que otros descubren y ofrecen a nuestro pensamiento. Sin embargo, cada analista –lo prueban sus escritos- privilegiará, en sus aportes teóricos y en su experiencia clínica, los elementos que puedan permitirle profundizar en sus cuestiones fundamentales8.

Dentro del vasto terreno de los escritos y aportes de Piera Aulagnier, me interesa referirme a sus contribuciones sobre el psiquismo arcaico del infans (aquel niño que aún no habla ni accede a la representación de la palabra) y que esa autora reconoce haber abrevado en el trabajo con pacientes psicóticos. Lo enuncia como una «deuda» con el discurso psicótico.

Su libro «La violencia de la interpretación» (1975) puede dividirse en dos partes.

La primera, dedicada a los procesos y modo de representar en el psiquismo arcaico.

La segunda, referida a la interpretación de la violencia y el pensamiento delirante primario.

Aulagnier se encontró con el obstáculo epistemológico que supone pensar un aparato psíquico caracterizado por el inconsciente reprimido, el complejo de Edipo, la angustia de castración y la actividad asociativa, poco esperables de los sujetos que atendía en el Sainte-Anne y, también, que una parte de la «propia vivencia» del analista quedaba excluida9.

Lo arcaico, el cuerpo biológico, las primeras experiencias con el mundo ¿externo?, los sonidos, las caricias, los aromas propios del ambiente –en síntesis, los primeros contactos con lo humano- ¿acaso no dejaban su marca, huella, registro algunos?.

Sin embargo, las conductas de los pacientes gravemente perturbados parecían decir otra cosa: «El discurso psicótico nos induce a postular una forma de actividad psíquica percluida (forclose) de lo cognoscible, en forma definitiva y para todo sujeto y, sin embargo, siempre en acción, «fondo representativo» que persiste paralelamente a otros dos tipos de producción psíquica: la que caracteriza al proceso primario y la que caracteriza al proceso secundario»10.

Considera que, si bien la actividad de representación del proceso originario se halla presente en todo sujeto es, en la práctica del análisis, en el registro de la psicosis donde más claramente se verifica.

Para fundamentar su conceptualización del proceso originario, se refiere a dos postulados:

1. El cuerpo: el biológico, el erógeno y, ahora, el sensorial

2. El encuentro: característico del ser viviente con el medio que lo rodea. Este encuentro será la fuente de tres producciones-espacios.

Entiende, por actividad de representación, el «equivalente psíquico del trabajo de metabolización», propio del mundo orgánico11. El metabolismo rechaza lo heterogéneo y homogeneiza lo extraño, cuando le es posible.

En lo psíquico, lo metabolizado es un elemento de información. P. Aulagnier plantea la hipótesis que la actividad psíquica está constituida por tres modos de funcionar o tres procesos de metabolización (lo que es lo mismo):

Proceso originario – Representación pictográfica

Proceso primario – Representación fantaseada o fantasía

Proceso secundario – Representación ideica o enunciado

Con esta concepción, Aulagnier nos informa que toda vivencia, todo acto, toda experiencia pondrán en marcha conjuntamente:

– un pictograma

– una puesta en escena «mise en scène»

– una puesta en sentido «mise en-sens»12.

Aquí se despliega el espacio para la tarea del analista esperanzado, el que, al recurrir a este modelo, podrá tomar conocimiento de la sensorialidad que el sujeto no puede tener consciente.

El analista, al construir con el paciente un genuino encuentro, intentará armar escenas que puedan ser cognoscibles para esa instancia llamada Yo (je) que deberá advenir. Deberemos encontrar un intérprete en busca de sentido…

Para esto serán necesarias condiciones que estudiaremos.

Podrán existir modificaciones en el «je» pero respetando lo existente y su potencialidad, sin arrasarlo con desestructuraciones. Es célebre la frase de P. Aulagnier que dice: «modificar el granero (grenier: altillo) para transformarlo en biblioteca» .

En el recorrido bidireccional que va del pictograma al enunciado y viceversa, el infans se subjetivará. En el encuentro con el analista, los enunciados otrora conclusivos de la psicosis tendrán otra oportunidad.

Para quien quiera oír… Al menos, provisoriamente.

Notas:

1 Roudinesco E., Plon, M.: Diccionario de psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós, 1998, p.72.

2 Roudinesco E.: La batalla de cien años (1885-1985), Madrid, Fundamentos, 1993, tomo II, p. 274.

3 Roudinesco E. Idem, tomo II, p. 329.

4 Roudinesco E. Idem, tomo III, p. 66.

5 Roudinesco E., Plon, M. Op. Cit. P. 798.

6 Macías M.: André Green, un psicoanalista comprometido, Bogotá, Grupo Norma, 1998.

7 Aulagnier P.: Un intérprete en busca de sentido, México DF, Siglo XXI, 1997.

8 Aulagnier P.: El aprendiz de historiador y el maestro brujo, Buenos Aires, Amorrortu, 1997.

9 Aulagnier P.: La violencia de la intepretación, Buenos Aires, Amorrortu, 2001, p. 12.

10 Aulagnier P.: Op. Cit., p. 16.

11 Aulagnier P.: Op. Cit., p. 23.

12 Aulagnier P., Op. Cit., p. 18.

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