El análisis de niños sus alcances y límites

En lo que respecta al adulto, la función del psicoanálisis es clara. Es corregir la dirección infructuosa que ha tomado su desarrollo psicológico. Para lograr esto se debe llegar a armonizar su ello con los requerimientos de su superyó. M efectuar un ajuste de esta naturaleza se pondrá también a su yo, ahora fortalecido, en posición de satisfacer también los requerimientos de la realidad.
Pero en cuanto a los niños, ¿cómo afecta el análisis una vida que está aún en proceso de desarrollo? En primer lugar, el análisis resuelve las fijaciones sádicas del niño disminuyendo así la severidad de su superyó, disminuyendo al mismo tiempo su ansiedad y la presión de sus deseos instintivos; y, a medida que tanto su vida sexual como su superyó logran un estadío más elevado de desarrollo, su yo se expande y puede reconciliar los requerimientos de su superyó con los de la realidad, de modo que sus nuevas sublimaciones están más sólidamente fundadas y las antiguas pierden su carácter espasmódico y obsesivo.
En la pubertad la separación del niño de sus objetos, que debe realizarse junto con el aumento de sus standards internos, puede sólo efectuarse si su ansiedad y sentimiento de culpa no sobrepasan ciertos límites. De otra manera su conducta tendrá el carácter de huida más que de verdadera separación, o no podrá alejarse y permanecerá fijado siempre a sus objetos originarios.
Para que el desarrollo del niño sea satisfactorio, la severidad de su superyó debe ser mitigada. Por mucho que se diferencien los standards propios de cada edad, el logro de ellos dependerá, en cada caso, de la misma condición fundamental, es decir, de un ajuste entre el superyó y el ello y el consecuente establecimiento de un yo adecuadamente fuerte. El análisis, al ayudar a efectuar un ajuste de esta naturaleza, acompaña y auxilia la línea natural de crecimiento del niño en todos los estadíos de su desarrollo. Al mismo tiempo regula sus actividades sexuales. Disminuyendo su ansiedad y sentimientos de culpa, limita aquellas actividades en cuanto son compulsivas, y las reactiva cuando han dado lugar a un miedo o fobia a tocar. Al afectar así en conjunto los factores que forman la base de un desarrollo inadecuado, el análisis también permite al niño desarrollar libremente los comienzos de su vida sexual y de su personalidad futura.
En estas páginas he tratado de demostrar que cuanto más profundamente penetra el análisis en los estratos subyacentes de la mente, más aliviada estará la presión del superyó. Pero debemos preguntarnos si no es posible que un procedimiento analítico en profundidad de esta naturaleza pueda disminuir en gran parte la función del superyó o aun abolirla del todo. Hemos visto que la libido, el superyó y la relación de objeto actúan juntos en su desarrollo, y que los impulsos libidinales y destructivos, además de estar fundidos unos con otros, ejercen una acción reciproca el uno hacia el otro; y también hemos visto que cuando surge la ansiedad como resultado del sadismo las exigencias de aquellos dos grupos de impulsos aumentan . Así, la ansiedad que surge de las primeras situaciones de peligro no sólo ejerce una gran influencia sobre los puntos de fijación libidinal y las experiencias sexuales del niño, sino que está realmente ligada a ellas y se convierte en un elemento de aquellas fijaciones libidinales.
La experiencia psicoanalítica ha demostrado que aun un tratamiento completo sólo disminuye la fuerza de los puntos de fijación pregenitales del niño y su sadismo, pero nunca los suprime del todo. sólo una parte de su libido pregenital puede ser convertida en libido genital. Este hecho también es verdadero, en mi opinión, en lo que respecta al superyó. La ansiedad que el niño tiene como resultado de sus impulsos destructivos, y que responde tanto en cantidad como en calidad a sus fantasías sádicas, se une a su miedo a objetos internalizados peligrosos  y lo lleva a situaciones de ansiedad definidas; estas situaciones de ansiedad están ligadas a sus impulsos pregenitales, y como he tratado de demostrar, nunca puede deshacerse de ellas totalmente. El análisis sólo puede debilitar su poder en la medida en que reduce la ansiedad y el sadismo del niño. De aquí se sigue que el superyó que pertenece a los primeros estadíos del niño nunca puede abandonar sus funciones completamente. Todo lo que el análisis puede hacer es relajar las fijaciones pregenitales y disminuir la ansiedad y auxiliar así al superyó a avanzar desde un estadío pregenital a uno genital. Cada avance hecho en la reducción de la severidad del superyó significa que los impulsos libidinales han ganado poder en relación con los destructivos y que la libido ha llegado al estadío genital en una medida mejor. Quisiera,. por un momento, considerar los factores que producen las enfermedades psiconeuróticas. No discutiré aquellos casos, muy numerosos, en los cuales la enfermedad se remonta a la primera infancia del individuo, cambiando a veces sus características en el curso de su vida y a veces conservando su carácter originario, sino que me limitaré a aquellos casos en los cuales el comienzo de la enfermedad data, aparentemente, de un momento particular de su vida.
El análisis demuestra que la enfermedad estaba ya allí en forma latente pero que, como resultado de ciertos acontecimientos entró en un periodo agudo que la convirtió en una enfermedad desde el punto de vista práctico. Uno de los modos en los cuales esto puede suceder es que el individuo pueda enfrentarse en su vida con acontecimientos que confirmen sus situaciones de ansiedad temprana, predominantes en tal forma, que la cantidad de ansiedad presente en él aumente en un grado tal que su yo no puede tolerar y se haga manifiesta en forma de enfermedad. También puede ocurrir que acontecimientos externos de naturaleza desfavorable adquieran un significado patológico para él, produciéndole perturbaciones en el proceso del dominio de la ansiedad, con el resultado de que su yo es expuesto sin ayuda a la presión excesiva de ansiedad. De este modo, haciendo vacilar su creencia en sus imagos bondadosas y en sus propias capacidades constructivas, obstaculizando así sus medios para dominar la ansiedad, hace que alguna desilusión, aunque pequeña en sí misma, pueda provocar en él la enfermedad, del mismo modo que un acontecimiento real que confirme sus primeros miedos y aumente su ansiedad. Estos dos factores van paralelos en cierto sentido y cualquier acontecimiento que actúe de este modo es capaz de provocar una enfermedad mental .
Vemos entonces que las primeras situaciones de ansiedad del niño son la base de todas las afecciones psiconeuróticas. Y desde que, como sabemos, el análisis no puede nunca detener del todo la operación de aquellas situaciones, ya sea en el tratamiento de adultos como en el de niños, no puede nunca efectuar una cura completa ni excluir enteramente la posibilidad de que el individuo sucumba a una enfermedad mental en alguna época futura. Pero lo que puede hacer es lograr una cura relativa y disminuir así, en gran parte, las posibilidades de una enfermedad futura. Y esto es de gran importancia práctica. Cuanto más pueda hacer el análisis en el sentido de disminuir la fuerza de las situaciones de ansiedad tempranas en el niño y de fortificar su yo y los métodos empleados por su yo en el dominio de la ansiedad, más éxito tendrá como medida profiláctica.
Otra limitación a la cual está sujeta el psicoanálisis surge de las variaciones individuales que existen aun en los niños muy pequeños en cuanto al ajuste mental del individuo.
La extensión de esta capacidad para resolver la ansiedad dependerá mucho de la cantidad de ansiedad presente, de las situaciones de ansiedad que predominen y de cuáles sean los principales mecanismos defensivos que el yo haya desarrollado en los primeros estadíos de su evolución. En otras palabras, dependerá de lo que fue la estructura de su perturbación mental en la infancia .    
En casos bastante graves he encontrado que es necesario realizar el análisis por un largo tiempo para niños entre 5 y 13 años, entre 18 y 36 meses de trabajo , y para adultos aun más antes de que la ansiedad haya sido modificada suficientemente tanto en calidad como en cantidad para que me sienta justificada para dar fin al tratamiento. Por otra parte, la desventaja de un tratamiento de tal longitud se halla compensada por los resultados permanentes y satisfactorios que puede lograr un análisis profundo. En muchos casos es suficiente un tiempo menor, no más de 8 a 10 meses de trabajo, para obtener resultados completamente satisfactorios .
Varias veces hemos llamado la atención sobre las posibilidades ofrecidas por el análisis de niños. El análisis puede hacer por los niños, ya sean normales o neuróticos, todo lo que puede hacer por los adultos y mucho más. Puede librar al niño de mucho dolor continuo y de experiencias penosas por las que atraviesa el adulto antes de ser analizado, y sus perspectivas terapéuticas son mucho mayores. La experiencia de los últimos años nos ha proporcionado, tanto a mi como a otros analistas de niños, buenos fundamentos para creer que la psicosis y los rasgos psicóticos, las malformaciones de carácter, la conducta asocial , neurosis obsesivas graves e inhibiciones de desarrollo pueden ser curadas mientras el individuo es todavía joven. Cuando ya es adulto, estas condiciones, como sabemos, son inaccesibles o sólo accesibles en parte al tratamiento psicoanalítico. El curso que tomará una enfermedad en los años futuros a menudo no puede predecirse en la infancia. Es imposible saber con certeza si se transformará en una psicosis, en una conducta criminal, en una malformación del carácter, o en una inhibición grave. Pero un análisis exitoso de niños anormales evitará todas estas posibilidades. Si todo niño que presente perturbaciones graves fuera analizado a su debido tiempo, un gran número de aquellas personas que más tarde terminan en prisiones, en sanatorios de enfermedades mentales o que llegan a desmoralizarse totalmente podrían salvarse de tal destino y desarrollar una vida normal. Si el análisis de niños puede realizar un trabajo de esta naturaleza, y hay evidencias para suponerlo, seria el medio no sólo de ayudar al individuo, sino también de realizar un servicio incalculable a la sociedad.